Capítulo 32: Extraño todo de ti.

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POV's Jimin.

Depósito el libro sobre mis piernas; observo la lluvia caer, Alice tenía doble turno en el hospital así que no vendrá hasta mañana.
Me siento fatal; la cabeza me duele mucho y siento mi cuerpo muy cansado. Suspiro y me acuesto completamente en la cama para después encender la televisión, busco y busco hasta encontrar una buena película para ver, para mi suerte encuentro Charli y la fábrica de chocolate, me gusta esa película.
Mi cabeza duele, siento frío. Un estornudo se escapa y cubro mi nariz; tomo mi celular y marco a Alice.

Alice

— Si, ¿que pasa?

— ¿Tienes algo aquí para los resfriados?

—No, pero sólo quédate en la cama y no te levantes de ahí. Le pediré a alguien que vaya a cuidarte.

Alice no soy un niño, simplemente pregunté que puedo hacer para que me pase el dolor de cabeza.

—Solo toma un baño y luego duerme.

— Bien, gracias, adiós.

— Igual enviaré a alguien, adiós.

Alice está loca, me cuida demasiado. La adoro pero aveces se preocupa demasiado por mi. Ella es una parte importante en mi vida desde que pasó ese accidente del cual no tengo ningún recuerdo, aveces sólo pienso en que habrá pasado, cual habrá sido mi vida antes del accidente... Quienes serán mis padres, ¿estarán vivos, me estarán buscando? Tengo miles de preguntas que rondan mi cabeza una y otra vez pero ninguna tiene respuesta, ninguna me lleva a una pista que me pueda decir lo que pasó, que fue lo que pasó ese día o donde están mis padres y por que aparecí aquí en casa de Alice. Creo que solamente son preguntas sin respuestas, preguntas que dudo que alguna vez alguien pueda responder.

Me pongo de pie lentamente, un mareo hace que mi cuerpo caiga al suelo golpeando mi cabeza con fuerza.

POV's Yoongi.

El teléfono suena y enseguida me pongo de pie para atender; lo tomo y respondo.

— ¿Si?

— Hola, Yoongi, ¿podrías hacerme un favor?

— Ah, Hola Alice, claro dime, ¿que necesitas?

— ¿Puedes ir a ver a Jimin? Creo que está enfermo y me preocupa.

— Claro, iré enseguida.

— Gracias, te debo una. Adiós.

— Adiós.

Cuelgo y enseguida busco un abrigo y un paraguas para salir de la casa hasta el auto; abro y subo, enseguida comienzo el viaje hasta la ciudad. Aproximadamente diez minutos después me detengo frente a la casa de Jimin y Alice, bajo y camino hasta la puerta para tocar el timbre. Pero nada, él no abre, me preocupa así que abro la puerta y entro para después cerrarla.

— Jimin — llamo — Jimin, ¿donde estás?

No responde, supongo que esta en su habitación así que comienzo a caminar hasta la parte superior de la casa, abro lentamente la puerta para evitar cualquier situación vergonzosa y en ese momento veo a Jimin en el suelo, inconveniente.
Corro hacia el y lo levanto para ponerlo sobre la cama.

— Jimin — susurro —, Jimin, despierta.

Ni responde y tampoco despierta, entonces noto en su frente un poco de sangre que sale de un corte recto, mi corazón late con fuerza. Busco por la habitación algún botiquín de primeros auxilios, desordenado todo sin cuidado alguno. Encuentro uno en la parte inferior de la mesa de luz, lo abro y tomo un bollito de algodón para después mojarlo con un poco de alcohol. Lo coloco sobre la herida y él hace una mueca de color y suelta en quejido leve, se mueve un poco y continúa con los ojos cerrados.
Limpio la herida y coloco una pequeña bendita sobre ella; guardo todo en su lugar y tiro el algodón usado. Vuelvo a la habitación y me siento a su lado; el sigue sin despertar, observo su rostro, sus labios, su piel... Dios como extraño todo de él.

“Quizás aveces solo necesitas un golpe de la realidad para saber quién eres realmente”

El Príncipe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora