Especial 3-2 || Kardia y Degel

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Capitulo 3-parte 2: ¿Tienes idea de cuanto te quiero?

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La presión de la noche por venir se sentía en el aire. El ambiente estaba pesado y, aunque nunca lo admitieran, se les hacía en extremo complicado llevar una respiración constante y calmada, dentro de los parámetros que podrían considerarse normales.

Degel se sentía muy ansioso con la idea de pasar una noche a solas con Kardia, por más que fuera durante una cena y estuviera rodeados por otras cincuenta personas. Él sentía y de verdad creía que esa noche serían el griego y él solos por completo y esperaba que en algún momento ese pensamiento se hiciera verdad. Tan verdad en su realidad como lo era en sus pensamientos.

Con Kardia lo mismo ocurría. Su cabeza estaba llena de imágenes y posibles escenarios en los que le decía a Degel lo mucho que le quería, lo mucho que significaba para él, aunque haya sido muy corto el tiempo que compartieron, y que no le importaba lo que el resto del mundo pudiese llegar a decir, quería estar a su lado hasta el último momento de su vida y lucharía todo el tiempo que fuera necesario para poder permanecer junto a él.

Calvera sabía que el galo se había convertido en casi una obsesión para su esposo, pero no renegaba de eso, ya que sabía que la simple razón para que eso tuviera lugar era que finalmente Kardia podía conectarse con su verdadero ser, con sus reales sentimientos después de mantenerlos bajo llave casi toda su vida, y sabía que era casi porque ella, algunas veces, podía parecer ingenua, pero no lo era para nada, pues bien sabía que antes de ella, en la vida del heleno, habían pasado muchas personas, y que entre esas "muchas personas" también hubo hombres, compañeros de clases de ella o de ambos, incluso llegó a saber que hasta ya estando con ella, Kardia había tenido citas con chicos que estudiaban también en Sorbonne, pero diferentes carreras a las que ellos llevaban, y que dichas citas habían terminado en un encuentro sexual que, algunas veces, rozaba con lo escandaloso, pero no por que luego se sabía y se acababa armando un escándalo incontrolable por ese asunto, sino que, ella misma lo tildaba de esa manera, ya que su novio acababa volviendo lleno de rasguños, mordidas y claras marcas de lo que parecían ser ligeros azotes con una tablilla o algo por el estilo. El lado rudo de Kardia en el sexo nunca tuvo "la oportunidad" de experimentarlo, pero no era como que lo prefiriera o lo deseara, ella no era un ángel, todo lo contrario, si la provocaban podía transformarse en un verdadero demonio, pero esa parte suya nunca pudo mostrarse del todo con Kardia, hubo vestigios esporádicos, pero nada más, y obviamente que todo eso desapareció casi por completo cuando Milo nació, por lo que probar o al menos ver ese costado de su compañero siempre fue algo inalcanzable.

Nunca le molesto y siempre pudo vivir con eso, si podía vivir con el hecho de que Kardia la engaño en repetidas ocasiones cuando eran novios, podía vivir con cualquier cosa que ese hombre le pusiera delante, o incluso que ella misma se impusiera, ese mismo instante era un claro ejemplo, pues le estaba sirviendo en bandeja un amante y futuro esposo a su esposo y estaba totalmente en paz con sus ideas y su proceder.

-Milo necesitara de mucho cariño cuando yo no esté más y sé que Camus es el indicado, así como sé que Degel es el indicado para sanar a Kardia. Mis hombres tendrán el mejor apoyo para superar esa tristeza que mi ausencia les dejará.- Dijo entre susurros para sí misma, mientras veía como Kardia llenaba de besos a Milo y Degel sostenía entre sus brazos a su pequeño y decía que se portara bien, pero también le repetía de manera incansable que lo amaba y que era todo lo que le daba razón a su mundo.

Todos ignoraban el hecho de que Camus era el sobrino de Degel, y la manera en la que el mayor le trataba siempre, con tanto amor y dedicación, siempre iba a ser imposible que alguien pensara que ellos no eran padre e hijo. Calvera hubiera muerto en esa ignorancia si el pelirrojo no se lo decía, pero mientras vivió, lo vio como lo que era, un padre amoroso y totalmente entregado en cuerpo y alma a su hijo para que no sintiera la falta de esa madre que había decidido abandonarlo, y le daba todo el cariño y más que pudiera tener.

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