Epílogo || Huida y obsesión.

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-"Así como Roma ardió durante cinco días y acabó reduciendo a pura destrucción y cenizas la mayor parte de sus distritos, la mansión Diamonds, el símbolo del poder y dominio de la familia en esta parte del mundo, se redujo a cenizas en solo una noche luego de que un incendio increíble e incontrolable la devorara en solo unas contadas horas. Ahora la pregunta, la gran pregunta es, ¿Quién o quiénes fueron capaces de semejante acto? ¿Qué clases de enemigos o malos negocios ha hecho la actual cabeza de la familia como para que esto le sucediera?"

-Apaga eso.

El tono extremadamente duro y seco con el cual fueron expulsadas esas palabras, hizo que Camus extendiera su izquierda y cerrara con molestia aquel aparato.
Los Mettaxas no dejaron salir comentario alguno, solo miraron con remarcado silencio a sus parejas, y a los otros dos hermanos Diamonds. Sabía que estaban, no tristes ni desesperanzados, sino que estaban totalmente hundidos en cólera, en rabia, en un enojo asesino que clamaba por sangre a cada palpitación que sus corazones daban.
Sus miradas, en un silencio sepulcral, clamaban a gritos por la sangre de Shijima, maldiciendo el momento en el que nació y el momento en que Sasha y Unity decidieron involucrar de manera definitiva a ese bastardo.
El ambiente estaba tenso, con un simple filo podía cortarse y hacer explotar una bomba que dañaría a propios y ajenos, Kardia, Milo y Shaina sabían que no pasaría nada si no decían nada, pero también sabían que dejarlos tragarse el enojo sería muchísimo peor. Graves consecuencias en un futuro podrían darse si los dejaban cultivar aún más esa ira, por lo que, sabiendo que a ella sería a quien menos le gritarian o le harían pasar un mal rato, debido a su estado, fue la pelinegra la que decidió tomar la palabra.

-Cuatro generaciones completas. Jean-Alessi, Pierre, Unity y yo. El futuro de mí hijo, de mí nieta... Treinta años de mí vida arruinados por un demente.- Apenas si vio a Shaina separar sus labios, Degel se adelantó y comenzó a hablar, cortando el silencio y haciendo que las miradas de los dos hombres ajenos a su familia, lo mirarán con preocupación, pero su hijo y sus hermanos simplemente siguieron en sus pensamientos. -Si mí padre viviera...

-Degel, cariño, se que te vas a tomar mal lo que te digo, pero al menos tienes que agradecer que ni tú, Camus, Shaina o alguien más importante haya estado allí y no haya resultado herido.

Las miradas de los cuatro diamantes se viraron de manera inmediata hacía el griego, que deseo abrir la puerta y tirarse del avión. ¿Por qué creyó que era buena idea decir eso, a pesar de que sabía que no era algo bueno decirlo?

-¡¿Qué agradezca!? ¿¡Me estás pidiendo que agradezca que la casa de haya destruido y a mí no me haya pasado nada!? ¡Doy la vida en la empresa! ¡La vida entera la doy! ¡Descuidé a mí hijo por ti, por los otros idiotas, por media Europa y nunca nadie me agradeció nada! ¡Tengo casi cincuenta años de los cuales dí treinta a esta mierda! ¿¡Cómo mierda puedo estar tranquilo si el trabajo, no solo de mí vida, sino también de la vida de mí padre, mí abuelo y demás, se ha perdido para siempre!? ¡El futuro de mí hijo! ¡De mí nieta!

Tarde, pero se dió cuenta de que Kardia tenía buenas intenciones entre sus palabras, pero él estaba tan molesto, tanta rabia llevaba en su cuerpo, que simplemente explotó sin pensarlo dos veces apenas si uno de los que lo rodeaban abrió la boca.

-Por favor, les pido disculpas. Fui muy grosero con todos y lo lamento, pero espero que entiendan por lo que estoy pasando.

-No te preocupes, Degel. Te entendemos y no necesitas disculparte por nada.

-Milo tienen razón, papá. No te disculpes y grita cuanto quieras, después de todo, todo lo que se acaba de perder, significa mucho más que la mitad de la vida tuya.

-No es la pérdida material lo que me afecta, sino que es más lo sentimental. Allí pasaron tantas cosas que...

-El fuego no se llevará todo lo que vivimos juntos como familia.

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