28-Es hora de irse

46 5 2
                                    


Ya había pasado un dia de la liga pokemon, toda su familia lo había celebrado a lo grande junto con el profesor Oak y Saya, incluso Pegaso se había saltado la obligación de regresar con los demás líderes de Jotho para estar con su hermana, el único de los conocidos que había regresado, era Máximo, prometiendo que estaría en ciuda Portual a la llegada de Aiko, pero que de mientras, tenía que solucionar unas cosas con Alana.

Tras la fiesta, la casa quedó echa un desastre y todos se fueron a dormir, Pegaso se fue a su habitación al igual que su madre, y Saya en una cama auxiliar en la habitación de Aiko.

La única que no se metió en su cama fue esta última, que dejó una nota diciendo que había tenido que ir a isla Canela por asuntos personales.

Hizo todo el trayecto volando medio dormida, pero la exitación de saber que había logrado su sueño la mantenía despierta, se permitió recordar el principio de todo, como se conocío con Saya en esa extraña casualidad, como salvaron a Ichi un día después, como siempre se había peleado con Saya mientras Ichi intentaba poner calma, sus entrenamientos, y como la habían estado apoyando hasta el final.

Sonrió al ver que al final las tres habían conseguido su sueño, Saya tenía su gimnasio, Ichi trabajaba en la guardería y ella había logrado el titulo que había ansiado por tanto tiempo.

Hizo un poco de rodeo, en lugar de salir directamente de pueblo paleta hizo que Charizar sobrevolase ciudad Verde, pasaran por Ciudad Plateada y Celeste, solo para pasar por ciudad Carmin y los puentes flotantes que había al lado y que llevaban a pueblo Lavanda, le costaba pensar que había andado todo aquello, aún podía sentir la confusión de cuando se habían encontrado con Mew, la desesperación al intentar razonar con Mewtwo, el miedo que pasaron cuando se escondían de Zapdos, la valentía y la adrenalina al luchar contra Moltres, la fiereza con la que se habían metido en las islas espuma para ayudar en la lucha contra Articuno... y por último, ya no pudo alargarlo más, se puso rumbo a ciudad Fucsia y de allí se puso rumbo a isla Canela.

Hizo un poco de equilibrios pero se giro para ver la alta torre de ciudad Azafran, sabiendo que a su derecha había Ciudad Azulona.

Tras dos horas de viaje que podría haber sido media hora llegaron a isla Canela donde descendieron encima del pico del volcán y dónde los Charmander y los Charmeleon, en que por su sorpresa ya había un charizar entre ellos, los esperaban de nuevo.

-Vaya, al parecer alguien ha evolucionado.- Dijo Aiko al Charizar que ya no le hacía caso por estar jugando con los pequeños Charmander.

Aiko se sentó a un lado mientras miraba a su pokemon jugar y juntarse con los suyos en esa reserva que Maximo había comprado para proteger esos pokemon. Había llegado el momento de cumplir la promesa que le había echo a Charizar, tras la liga pokemon él sería un pokemon libre y podía quedarse en su hábitat natural para así proteger a la pequeña familia que había conocido.

Las horas pasaron y cuando Aiko vio que llegaba un barco se levantó para hacer una de las cosas más duras que iba ha hacer en su vida, decirle adiós a un compañero de aventuras.

-Charizar, me voy.- Dijo Aiko con voz alta haciendo que el pokemon dejara de pelear con el otro Charizar y se girase sin entender.- ¿No te acuerdad? Te lo prometí, tras la liga pokemon ibas a ser libre para quedarte aquí, la liga ya ha pasado he logrado mi sueño, tú... no tienes porque seguir encerrado en una pokeball, puedes quedarte aquí si quieres.

Un par de lágrimas abandonaron sus ojos y sin poder evitarlo se abrazó al pokemon.- No es un adiós, vendre a verte, pero estaremos un tiempo sin vernos.

-¿Char?-Preguntó el pokemon mientras la abrazaba.- Char...

-Venga campeón, te has ganado la libertad para ir a dónde quieras.- Dijo Aiko al final con una sonrisa temblorosa.-Me voy a Hoenn, así que aprovecha estas vacaciones sin mí.

-¡CHAR!-Un gruñido salió como si no estuviera de acuerdo y por lo que Aiko se separó asustada, pero luego vio las lágrimas de Charizar y acarició su cabeza.

-No es un adiós, nos vemos cuando llegue de mi viaje... de mientras, cuida de ellos.

-Char... CHAR. –El pokemon asintió mirando a los pokemon más pequeños y con una suave sonrisa Aiko empezó a bajar las escaleras hacía el puerto de Isla canela.

Cuando llegó aún estaba llorando a ratos y se metió en casa, yendo directamente a su habitación.

-Aiko...¿Y Charizar?-Preguntó su madre a buena fe.

-Ya no esta mama, lo he liberado en la reserva de isla Canela.- Dijo Aiko mientras subía las escaleras y se preparaba la maleta de nuevo para poder irse a Hoenn, al ir por trabajo de campo dejó todos su pokemons a manos del profesor Oak y puso todo de pokeballs vacías dentro de la bolsa, junto con algo de ropa.

La sensación de haber abandonado un amigo le estrujaba el corazón y le sacaba lágrimas sin parar, nadie se atrevió a subir, Saya al verla de ese modo la dejó sola en su habitación, al parecer Pegaso ya se había ido y se oía a las dos mujeres hablar.

En cuando estuvo lista bajó las escaleras y se quedó mirando a las personas que quedaban en la casa.

-Buen viaje Aiko.-Dijo Saya mientras la abrazaba de manera corta y en seguida se separaba.

-Lo intentare.- Dijo con una media sonrisa.

-Aiko... acabas de llegar ¿No puedes atrasarlo un poco?-Dijo su madre haciendo que Aiko negase.

- Por favor, pónmelo fácil.- Dijo Aiko mientras la abrazaba.

-Lo siento, que te vaya bien, da señales de vida de vez en cuando.

-Lo intentaré.- Susurró Aiko dando un fuerte abrazo y tras aquello todos se fueron hacía el barco que esperaba en el puerto de pueblo Paleta.

Se despidieron de nuevo y subió a bordo del barco y con la mano se despidio mientras este se alejaba.

-Ai... se me hace demasiado raro...-Susurró Aiko sentada en su maleta mientras miraba como Kanto cada vez era más pequeño.

Aún de manera incosciente buscaba sus pokeball en el cinturón, haciendo una mueca en el momento que no las notaba, y abajó la mirada, mirando los magirkarp saltar al lado del barco.

-Eh, ¿Eso no es un charizar?-Gritó un chico.

-Si, que pasada.-Gritó otro.

-¿Será salvaje?-Preguntó una chica asustada.

-Si lo es yo lo atrapare para que no te haga daño.- Dijo el chico que iba con ella.

Pero en el momento que Aiko levantó la cabeza, supo de que Charizar se trataba. De un golpe de sus alas levantó las olas tras él y subió a último momento para no chocar contra el barco y tomar a Aiko con sus garras.

-AH, CHARIZAR.- Gritó ella con una sonrisa.

Él la soltó y luego pasó por debajo para que su entrenadora cayera encima de su lomo, encontrándose con una conocida ya subida allí.

-Supongo que pokemon y entrenador son igual de convincentes.- Dijo Saya con una sonrisa mientras guiaba a Charizar con una sonrisa.

-¿Saya? ¿Qué haces aquí?

- Acompañarte, sinceramente, no creo que sepas espabilarte sin Maximo.

Aiko simplemente se río y dejó que el rugido de Charizar le ensordeciera por unos segundos, mientras se iban en dirección a una nueva aventura.


Pokémon, El inicio de una aventura (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora