XX. De salidas a citas

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Es extraño sentirse así de bien y cuando le preguntan "cómo estás" poder decirlo sin que sea como una respuesta programada, estándar y automática. Es tan raro porque vive como si soñara y definitivamente no quiere despertar. Mira sus momentos compartidos con Jungkook cuestionando si son sus fantasías o de verdad está sujetando su mano mientras que el menor tira de él para hacerle avanzar más rápido.

No había considerado que salir a comer brochetas después del trabajo o visitar restaurantes cercanos fueran citas, hasta que Jungkook arqueando las cejas le recordaba que sí lo eran, que por eso le decía que era un alfa ciego y sordo.

—¿Cómo se supone que debía saberlo? ¿Adivinando?

—Salimos los dos solos y a veces camino de regreso te tomo la mano, te cortejo y te doy un beso de despedida o pasamos la noche juntos, ¡son citas!, pero si lo necesitas explícito...—inspiró profundo antes de hablar solemne—, ¿me concede una cita a cenar, oficial Min?

"Jungkook, mocoso bobo adorable", recuerda haber negado con la cabeza, no debido a que no quisiera la cita, porque el chiquillo escandalizado y frunciendo el ceño preguntaba si acaso no quería. Miró que no viniera nadie para besar fugaz su frente debiendo alzarse en la punta de los pies: —Las que quieras.

Por supuesto que quería una y mil citas, si era posible incluso más.

Entonces sus salidas tuvieron un sutil cambio de nombre. Citas. Jodidas citas. Aunque antes de llamarse así, incluso Jimin le comentaba "tuvieron una cita", cuando para él solo consistía en una visita a un local de fideos fríos.

Ahora son citas, están en medio de una. La mayoría suelen ser por la noche y con poca gente por lo alrededores. Hoy paseaban por el centro comercial repleto un domingo por la tarde y su corazón quería salirse de su pecho cada vez que el castaño enganchaba su meñique con uno de sus dedos o le daba alguna caricia cortita antes de soltarlo. Una vez caminaron de la mano por la noche y una pareja de ancianos alfa y omega los miraban con un evidente desagrado, Jungkook quiso separarse, pero Yoongi molesto apretó más fuerte el agarre de su mano.

—Yah, hyung, imagínate que después nos los topamos o van a la estación y se acuerdan de nosotros.

—Suenas como un paranoico.

Yoongi bajó la mirada y le dejó, ya no era ese adolescente en constante enojo que actuaba provocador cada vez que alguien le miraba con rechazo por estar con un alfa u oler a uno. Para su sorpresa, Jungkook se aferró a su brazo y continuaron su camino. El mayor sentía que el calor se desparramaba dentro de su cuerpo.

Jungkook le sonríe mientras señala una tienda de música y tira de su brazo para arrastrarlo. Avanza lento solo para sentir que jala más fuerte y voltea a verlo con un mohín.

"Tan lindo". No quiere despertar, por favor, que no se acabe.

Mira los álbumes nuevos, reconoce un par que le gustan a Jungkook, su querido mocoso policía, podría comprar alguno, lo busca con la mirada para llamarlo y que elija, pero no lo encuentra en la tienda. Suspira resignado, quién sabe dónde se habrá metido, le recordaría que un pequeño aviso antes de desaparecer no vendría mal.

Sale de la tienda tras comprar un álbum, juega con la bolsa en sus manos a la espera de Jungkook, parado mirando la vitrina de ropa de la tienda contigua.

—Yoongi hyung~ —canta su nombre y su maldita sonrisa es tan bonita que se resiste a besarlo.

—Empezaba a pensar que me dejaste abandonado —dice con falsa seriedad, alzando los hombros y... "¿qué esconde el mocoso en esa bolsa?", intenta curioso mirar detrás de Jungkook, quien al leer sus intenciones desplaza sus pasos un poco más lejos.

Without Sugar [YoonKook/KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora