XXXIII. El mocoso arrogante y el alfa insufrible

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Jungkook lleva al menos diez minutos parado frente al clóset mirando la pila de ropa ordenada y colgada. La idea sigue siendo un pantalón y una camisa, pero ¿cuál? No quiere dar a pensar un "me visto bien para causar buena impresión a los suegros"... para qué mentir, eso es lo que quiere lograr, una buena impresión, pero sin que sea tan evidente. Algo que a primera vista les haga decir a los señores Min: "qué buen compañero tiene mi hijo a su lado", aunque si su hyung escuchara sus pensamientos, le recordaría que la ropa es lo de menos, que podrá parecer modelo de portada de revista, pero nada le quita lo mocoso-arrogante de los genes.

Se sobresalta con una pequeña sacudida cuando la mano de Yoongi se hunde en sus cabellos y deja una caricia corta que envía una sensación grata bajar por toda su columna.

—Jungkook-ah, no lo pienses tanto, se te va a fundir el cerebro —deja un beso en su sien antes de adelantarse y buscar un abrigo.

Jungkook se queda boquiabierto mirando a su compañero, tan apuesto con la camisa a cuadros y ese pantalón negro. Siempre le ha dicho que resalta su culo y su hyung eleva los hombros como si no le importara, pero sus mejillas rosadas delatan lo contrario.

Resistir es imposible para el alfa castaño cuya mano palmea una de las nalgas que luce tan redondita bajo la tela.

—Lo siento, es el pantalón —Jungkook sonríe enseñando sus dientes, plena expresión de mocoso travieso.

Opta por algo simple como un pantalón oscuro, camisa blanca y un suéter, porque mira por la ventana y las nubes señalan que sentirá frío, quizá no tanto, pero el invierno no termina aunque hubo días inusuales de calor previamente.

Jungkook se acomoda frente al volante y antes de partir emite la duda que además de la ropa estuvo carcomiendo su cabeza durante la mañana: —¿Qué puedo llevar?

—¿Tu presencia?

—Es una pregunta seria —protesta con el ceño que se arruga.

—No es necesario que lleves algo.

—No puedo presentarme con las manos vacías, dame alguna idea —hace un puchero de esos que derriten el corazón de Yoongi.

—A mis papás les gustan esos pasteles de crema que venden los Kim —responde tras un suspiro.

Se encuentran con el hermano de Seokjin, quien los saluda con ánimo y atiende a sus clientes especiales particularmente, incluso aplica un código de descuento para el pastel versión familiar que eligió Jungkook, pese a que Yoongi insistía que no es necesario exagerar.

Yoongi lleva la caja con el pastel de crema sobre las piernas, señalando la ruta más corta a la casa de sus padres, una que les tomaría alrededor de media hora.

—No quiero causar una mala impresión a tus padres —dice interrumpiendo la canción que suena de fondo.

—Me causaste una pésima impresión al principio y ahora te adoro.

Jungkook traga saliva con las mejillas encendidas y quemando. Ese tipo de frases siempre hacen que algo estalle dentro de su pecho. Hormigueos y calor que le hacen sonreír.

—Quiero decir, eres un mocoso adorable, seguramente ellos también lo notarán —agrega Yoongi de inmediato al darse cuenta lo que acababa de decir.

El menor tiene que aguantarse las ganas de parar en cualquier lugar habilitado para sujetar su rostro y besarlo hasta la falta de aire.

Cuando detiene el auto estacionándose frente a la casa de los Min, lo besa, no hasta la falta de aire, pero si lo suficiente como para degustar lento su boca tibia.

Without Sugar [YoonKook/KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora