Epílogo: Con azúcar

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Jungkook observa la espalda de su novio, siempre ha sido un poco más estrecha que la suya, pero firme bajo esa camiseta apretada mientras traslada una caja por el pasillo a la habitación antes de regresar por otra, esquivando a los pequeños animalitos que corretean por la casa, mascullando cuando casi tropieza por no pisar al perrito de pelaje rizado.

Es adorable, porque Yoongi luce pequeño con el objeto grande entre los brazos, pero como un gigante al lado de Holly. Voltea en plan de queja cuando escucha una risita baja que el menor creía estar disimulando.

El alfa azabache mantiene su mirada afilada y una expresión que dice "¿qué es lo chistoso?". El menor sonríe con los labios apretados y se pregunta lo mismo que tantos años atrás: ¿cómo su alfa puede ser tan hermoso? El tiempo ha sido generoso, su rostro ha adquirido cierta madurez, pero sus mejillas siguen tersas y redondas.

Yoongi niega y deja con cuidado la caja en el suelo, sacudiendo ligero sus brazos cansados.

—¿En qué piensas? —le pregunta acercándose a su compañero, envolviendo los hombros contrarios y forzándolo a agacharse un poco y quedar a su altura.

—En que los años te han tratado bien, cielo.

El mayor se encoge de hombros, sabe que a su novio le gustan esos apodos justamente porque lo hacen removerse y sonrojarse. Ni con los años ha dejado de descolocarlo. "Cielo, cariño, amor, Yoonie".

—Yah, ayúdame con las cajas mejor —se queja, pero Jungkook sonríe inmune. A gusto del mayor el gesto le sigue pareciendo tierno y le reducen varios años. Un mocoso. Su mocoso arrogante favorito—. Cariño.

Todavía conserva esa risa jovial y el brillo travieso de sus ojos. Ama que el paso de tantas estaciones y experiencias duras le permitan conservar esa alma de niño.

Varias veces pensó que el cambio de división terminaría por endurecer a Jungkook y quizá lo hizo un poco. Debe ser justo, aquellas variaciones no son solo por haberse metido en el departamento de detective y estar a cargo de casos sórdidos, también le da el crédito a los años que no pasan en vano.

Pero a ojos de Yoongi jamás dejará de ser su mocoso alfa arrogante.

Ahora Yoongi está a cargo de la estación y quiere arrancarse el cabello a tirones cuando tiene que correr de una reunión en otra, quejándose continuamente con Namjoon por haberle dado el maldito puesto. Técnicamente su amigo sigue siendo su superior, ya que coordina el trabajo de las estaciones de la zona.

Ambos tienen planeado destinar un par de años más como máximo y luego emprender con una productora independiente. Recuerda habérselo propuesto a Namjoon como una especie de broma, pensado a bastante tiempo a futuro cuando hablaban sobre jubilación y qué hacer de su vida en aquel periodo que su espalda doliera y el pelo perdiera color, "¿te imaginas si invirtiéramos en nuestra propia productora?", la mirada del beta se intensificó.

—¿Lo dices en serio? ¿Es necesario esperar tanto?

Yoongi no lo había dicho en serio, ni siquiera lo pensó realmente y con todo el peso que implicaba ese proyecto. Fue una idea al aire.

—Hyung, realmente estoy dispuesto a intentarlo.

Y el alfa se encontró a sí mismo en el reflejo del vidrio asintiendo.

Jungkook se alegró incluso más que cuando lo aceptaron en su nuevo cargo. Se alegró más que el mismo Yoongi, cuya naturaleza ansiosa no lo dejaba disfrutar del nuevo proyecto que si bien no tenía la estabilidad de su actual trabajo, le gustaba muchísimo más.

Su relación se resumía en apoyo mutuo. Alentarse cuando necesitaban un impulso. Aterrizar al otro antes que se escapara en fantasías más allá de las nubes.

Without Sugar [YoonKook/KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora