Extra I

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Yoongi percibe aquella inusual sensación de vitalidad exacerbada transitar por sus venas. Una especie de tensión y calor irrigar sus músculos. Sabe que es un camino en ascenso, que en cosa de horas incrementará y planea tomar uno de los supresores que guarda en el cajón del escritorio llegando al trabajo. Escucha bajito el gimoteo de su lobo frustrado, pero lo ignora, no está dispuesto a que ese golpe de energía y deseo desborde de su control. Ya fue suficiente con que el día anterior sintiera quemar en su estómago cuando varias miradas de omegas caían depredadoras sobre su alfa —algo común, el oficial Jeon exuda belleza por cada poro—, quería sujetar su cintura con posesividad y restregarse contra él para impregnarlo de su aroma. Batallaba contra su animal y aquel repentino arranque territorial, para empeorar la situación el mocoso susurró en su oído con tono burlesco: "¿huelo celos, hyung?".

, algo así, lo siente embargar su organismo. Su celo se aproxima y su torpe lobo está más inquieto, ansioso y alegre que nunca, como si de alguna forma le diera a entender que es imposible no estar feliz si al fin tiene un alfa con quien compartir ese momento de necesidad. Entonces Yoongi llegaba con un "alto ahí" y recordaba que necesitaba sus supresores.

Ignora los reclamos y no quiere que ese lobo-cachorro-torpe tome el mando y termine por mezclar más las emociones con su parte humana constantemente tan templada. Tiene un día largo por delante, tragará sus supresores, atenuara todos esos molestos síntomas y disfrutará de una noche llena de caricias con su novio. Eso debería bastar.

No basta. Su animal quiere más, mucho más.

Maldice por lo bajo, es muy temprano para batallar consigo mismo por algo que es simplemente su naturaleza y la ciencia —y la evolución— han hecho espléndidos avances para aminorar ese cúmulo de instintos que quieren exceder la barrera racional. Mejor empieza con su rutina, aún guarda de ese bizcocho esponjoso de queso japonés que su cachorro mimado tanto quería que preparara para él, lo acompañará con una taza de café y aunque sepa que no es el desayuno más nutritivo de mundo, arrancará una sonrisa de su alfa, quien seguramente todavía duerme.

Inusual. Suele dormir más que Jungkook. Es su maldito lobo hiperactivo que lo arrastró antes de tiempo fuera de cama.

Necesita hacer algo, empezar a filtrar esa energía que crece y se acumula.

Observa impaciente la cafetera, el olor de los granos tostados inundan el ambiente y no sabe si afirmar si es el que emana fuerte de su cuerpo o no. Sirve el contenido en las tazas y agrega tres cucharadas de azúcar para su pareja.

Ha despertado, no podrá sorprenderlo con un desayuno en la cama y deleitarse de su expresión sonriente recién abriendo los ojos. Escucha sus pasos largos y percibe como rodea firme su cintura, abrazándolo por la espalda. La nariz contra su cuello hormiguea y su lobo se remueve feliz y ansioso. Jungkook emite un "mmh" que suena bastante gutural y directo desde una profunda satisfacción, apretando un poco más el agarre.

Cada estímulo tiene una resonancia en su entrepierna, el calor traspasando del cuerpo ajeno al suyo, la respiración en su piel, el "hyung" ronco y perezoso. Lo siente empujar la pelvis contra su culo. Carne ardiendo rígida, olor cítrico mezclándose con el suyo. Yoongi puede confirmar que su alfa hormonal tiene la libido alborotada de un adolescente y él no hace más que responder como puede, dejándose arrastrar, embriagándose de aquel placer ferviente en cada oportunidad.

Tu aroma, hyung —vuelve a inhalar profundo como si pudiera llenarse por dentro con su esencia amarga.

—Ya sabes por qué —dice intentando voltear, pero su menor no lo deja, sino que se restriega más fuerte y apoya la boca contra su nuca, apenas hundiendo los dientes, mordidas que no lastiman, pero hacen temblar al azabache.

Without Sugar [YoonKook/KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora