XXV. Oscilar

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Cuando era un niño y sus padres programaban viajes de vacaciones la ansiedad crecía conforme a los días y las horas antes de partir. Al segundo que subían las maletas, ya estaba sumido en una impaciencia que lo consumía vivo.

Ahora no es muy diferente de aquel entonces. Se remueve inquieto varias veces mirando a Yoongi con una sonrisa animada iluminando su rostro. El viaje inicia y el semáforo en rojo los retiene temporalmente, nada nuevo, pero a Jungkook lo lleva de vuelta a los diez y las ganas de refunfuñar y preguntar "¿en cuánto llegamos? ¿Cuánto falta?".

"Calma, recién partimos", le diría el alfa a su lado casi con reprobación, el tiempo juntos le ha permitido ver que a su pareja le enternecen sus reacciones de mocoso en varias ocasiones.

Falta poco. Se respondía mirando a su mayor cuyo semblante permanece sereno. Queda atrapado en esos pequeños ojos oscuros que no se desviaban de las calles, posteriormente continúa examinando el resto de su rostro pálido, hasta siente ganas de apretar su nariz y delinear sus labios rosados ligeramente abiertos, pero no puede distraer al conductor, por lo que desvía su atención subiendo el volumen de la radio.

Yoongi solo quiere que el frío que enrojece su nariz desaparezca, porque entrar al auto de Jungkook el sábado a primera hora se le asemeja a un frigorífico. Enciende el calefactor y recordará ponerse otra capa de ropa adicional al llegar. Su novio parece inmune a todo y le dedica sonrisas de chiquillo feliz, cambiando una emisora tras otra aún cuando le sugirió conectar su playlist.

—Hyung, así no hay sorpresa porque ya sé que canciones hay en mi playlist, pero cuando la radio toca una de tus canciones favoritas o escuchas una que no conocías y te gusta le da emoción a la vida.

Asiente, lo ve tan entusiasmado que no dice nada aunque no lleve ni un cuarto de canción porque Jungkook no las deja más de diez segundos.

—Oh, me gusta mucho esta —detiene su búsqueda y se acomoda en su asiento, aunque tamborilea con los pies el ritmo de la música.

Yoongi quiere sonreír amplio, pero se limita a apretar los labios que se curvan involuntariamente. No quiere presumir que junto a Namjoon colaboraron en la producción y que Jungkook dijera que le gusta es un halago directo que guarda en su pecho a riesgo que fuera mucho. Lo es, acaba de soltar una pequeña risita no planificada.

—¿Por qué tan alegre, hyung? —pregunta con su mirada curiosa en las inesperadas reacciones de su mayor.

—Porque es adorable ver al arrogante oficial Jeon tan feliz como un niño —lo que dice no es un mentira, aunque tampoco la respuesta completa.

—El que se ve feliz como un un niño es el inexpresivo oficial Min.

Jungkook lleva conteniendo sus ganas de tocarle y abalanzarse en todo lo que llevan del camino. Se distrae mirando como se alejan de los altos edificio y el paisaje se vuelve más verde. Yoongi mantenía su atención en la pista y sus ojos se desviaban cortos segundos a la pantalla del móvil para corroborar que iba por buen camino.

—Una vez salí junto a Hoseok —inicia su anécdota no pasando por alto que Jungkook se retrae un poco en su asiento—, Taehyung y Seokjin hyung, nos estábamos devolviendo por la noche e iba siguiendo las instrucciones de otra aplicación que se suponía que su gracia era encontrar las mejores rutas, entonces me decía que doblara a la derecha, Tae me preguntaba desde el asiento trasero por qué no doblaba todavía, miraba el borde costero y le decía ¿el auto de Jin hyung navega sobre el agua? No sé si el plan para reducir el viaje implicaba que cruzáramos el mar...

—¿Cómo pasó eso?

—Ni idea, espero que no nos pase lo mismo ahora y terminemos quién sabe dónde —dice con una sonrisita maliciosa.

Without Sugar [YoonKook/KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora