XXXV. La pieza que no encaja

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Si de algo Yoongi está seguro es que las fechas de festividades son estresores en sí mismas. Las tiendas tendían a ser centro de aglomeración y estuvo a poco de perder la paciencia y dejar el carro de compras tirado cuando la fila en la caja no avanzaba, pero luego recordaba que no podía aparecer en la casa de los Jeon con las manos vacías. A eso se le sumaba un cielo nublado y una lluvia tan generosa como impiadosa para alguien que ilusamente confió en la predicción meteorológica que anunciaba la tormenta para la noche.

Odió llegar al apartamento con las bolsas haciendo peso en sus brazos cansados, mojado y entumecido, pero al menos, en teoría, el día de viaje debiera estar despejado, aunque el alfa veía sus propias nubes grises en el panorama.

Había negociado con Namjoon para reducir un par de días las vacaciones a cambio del fin de semana y los tres días del Seollal. El itinerario consiste en partir el sábado apenas salga el sol para llegar a tiempo a celebrar el aniversario de los padres de su novio, al día siguiente irán a la casa de los abuelos paternos para todos los rituales y el lunes festivo Jungkook le dijo que lo llevaría a recorrer Busan.

Tan próximo a viajar y sabiendo que necesita energías, no puede conciliar el sueño, la ansiedad lo consume.

—¿Estás despierto? —pregunta Jungkook muy bajito a su compañero, estrechando un poco más firme el abrazo por la espalda.

—Sí, tampoco puedo dormir —responde en un susurro ronco, llevando su mano hasta una de las contrarias para acariciar los nudillos duros.

—Quiero otro beso de buenas noches.

—Todos los que quieras —responde Yoongi antes de voltear y buscar sus labios a oscuras, trazando un camino desde la barbilla hasta la boca caliente que le devuelve el beso con lentitud—. Todo irá bien —dice con la intención de convencer a ambos.

De convencerse especialmente a sí mismo y la tensión que no desaparece de su vientre.
   
  
  
  
  
  

                         Yoongi continúa nervioso, pero no quiere que se note, ni siquiera que su aroma lo delate

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Yoongi continúa nervioso, pero no quiere que se note, ni siquiera que su aroma lo delate. Incluso se queja menos de lo usual, pese a que se levantan cuando el sol apenas se asoma tímidamente y hace un frío que cala hasta sus huesos posterior a la lluvia torrencial de los días previos. Cada bocanada de aire se siente helada y húmeda, pero no quiere reclamar contras las condiciones climáticas, limitándose apenas a un vago "hace frío" mientras guarda un par de bolsos en el maletero.

No quiere hacer ni decir nada que incremente la incomodidad, porque sabe que su dongsaeng está todavía más nervioso que él, huele su miedo y por más que hizo el esfuerzo monumental de decirle sutilmente los días anteriores que podría no ir, "así puedes estar más tranquilo compartiendo con tu familia", la frase no le sentó bien a Jeon y su ceño se arrugó.

—Ya les conté que iría contigo.

Sentía a su alfa molesto y su lobo inquieto no sabía qué hacer. Yoongi no sabía qué hacer e intentaba seguir en plan de apaciguar la tensión, sujetando una de las manos ajenas, entrelazando los dedos.

Without Sugar [YoonKook/KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora