//Capítulo 9: Salir de la rutina.//

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Capítulo 9

Al abrir los ojos, Melissa se encuentra con un cuerpo cálido a su lado. Sus labios se alargan hasta formar una sonrisa, lo observa dormir, es la primera vez que se da cuenta que él era guapo. Su respiración es calmada, todo su cuerpo está tranquilo, sin preocupaciones por lo que podría ocurrir.  Melissa lo sacude suavemente, aunque no hicieron nada malo, la avergonzaba que encontrarán a un chico allí,  más conociendo a su amigo de la ballesta,  el cual mal pensaría todo, sin excepciones.

Él abrió los ojos, un bostezo se escapa de sus labios al sentarse. Observa confundido, pero luego parece entender: él había dormido aquí.  No lo había imaginado, era real.

Se levantó de la cama y se despidió de Melissa. Era muy temprano, por lo que partió a su celda a dormir un poco más. 

Melissa por otro lado, decidió levantarse. Se colocó los zapatos y se retiró de la celda en plan silencioso. 

Al salir, se encuentra  con que es la única despierta, no se sorprendió, era domingo y quizás muchos querían tomarse el día para descansar. Aunque eso no se hacía hace ya tiempo.

Melissa, se encuentra con Drew sentado en el cesped del patio, se acercó a él. Melissa le regalo una sonrisa y él igual. Había silencio, pero era cómodo, no era una uno de esos silencios incómodos donde la tensión se siente. Estaba feliz de encontrar a alguien donde el silencio no se le hacía molesto, pero alguien tendría que hablar. 

—Hola Drew —dijo sonriendo—.

—Mmm... ¿Melissa, cierto? 

—Cierto —una pequeña risa se le escapa de sus labios—.

—Diana me habla mucho de ti

—¿A si? ¿Qué cosas dice? —sintió curiosidad—.

—Ya sabes cosas... —Drew se tensó, se le había escapado, si Melissa llegaba a saber, perdería la confianza de Diana para siempre— está agradecida de tenerte como amiga. 

—Yo igual de ella —una felicidad le invadió, había llegado a pensar que su amiga había dicho algo malo— Es muy agradable. 

-Lo sé y dime, ¿cuántos años tienes? 

—14, ¿tú?

—16, eres pequeña. 

—¡Cuidado! Ser super mayor... —dijo en tonó divertido—.

Melissa, se familiarizaba cada vez más con cada integrante de la prisión, se sentía bien al saber que le caía bien a las personas, ella siempre solía caerles mal, razones por las que desconocía. Amigos, era una palabra que nunca estaba presente en su vida, se la oía mencionar sólo con Robert, nadie más, era como si no existiera. Pero ella no llegaba a confiar en nadie más, Robert era el único que llegó a ganarse su confianza, el único que llegó a conocerla en sus días malos, por eso su ausencia le dolía. Odiaba profundamente el hecho de no haberlo salvado, pero sabía que él iba a ser infeliz aquí, él amaba la naturaleza verla ahora así lo destruiría. 

Al cabo de unos minutos, la charla finalizó, cada uno se fue por su lado. Melissa por ejemplo, decidió seguir caminando, en busca de algo de diversión. Chandler, ya se encontraba sentado en una banca, sonriendo. Se sentó al lado de él.

—¡CHANDLER! —gritó en su oído, eso de ser normal ya le estaba cansando un poco—.

—¿Qué sucede? —preguntó con espanto—.

—Nada, sólo me aburría y vine.

—Melissa —dijo molesto, frunciendo el ceño—.

—¿Qué? —dijo inocente— yo no he hecho nada malo —levantó las manos en defensiva—.

—Esta bien —dijo rendido, no podía cambiar la opinión de su amiga, además a él también le cansaba todos esos rostros fruncidos, voces normales, hace tiempo que no se hacía algo diferente allí— ¿Hacemos algo..? Ya sabes, alguna broma. 

—¿Qué tienes Grimes?

—Una broma a Daryl Dixon.

—Me gusta como suena —dijo riendo—.

—Perfecto, ¿qué haremos? 

-Mmm... no lo sé. ¿Qué dices tú?

—Yo ya aporté la idea, tú el plan.

—Hijo de...

—Melissa —la reprendió—.

La conducta de Chandler cambiaba, eso era demasiado notorio, para algunos fantástico para otros demasiado raro. 

—Bueno, podemos... ¿Hacer una comida?

—Eso no es malvado. 

—Sí, si es que cocina Melissa Baker. 

—No me cocines nunca. 

—No lo haré. Recolecta todas las cosas mas horribles que encuentres, nos vemos dentro de ¿30 minutos?

—Bueno, aquí. Adiós.

—Adiós.

Salieron disparados para diferentes lados, ella buscaba lo primero que encontraba que fuera comestible. Tampoco querían matar al pobre Dixon, todavía lo necesitaban. Los dos tenían lo suficiente, se reunieron y pusieron los materiales arriba de la mesa. 

Colocaron todo en un plato y comenzaron a arrojarlo todo, cebolla, frijoles ya feos, una salsa que olía terriblemente mal, diferentes productos que ya estaba podridos o vencidos. Lo batieron todo, ya estaba listo.

Se lo dejaron en la celda de Daryl, pero Melissa antes le dejó una nota y puso un poco de perfume a la comida de lejos porque sino ni siquera la tocaría.

"Daryl, te dejamos ésta comida, espero que la disfrutes. Melissa y Chandler, te queremos." 

Se escondieron bajo la cama y esperaron, Daryl entró a la celda, una sonrisa se formó en su rostro. Se llevó un bocado a su rostro y su rostro se puso pálido. 

—¡HIJOS DE PUTA! ¡CHANDLER Y MELISSA! —gritó enfurecido, que si no había escuchado todos los caminantes de zona, también habían perdido la audición—.

Al par se le hizo imposible no largar una carcajada, Daryl los observó y sonrió como el mismo gato de "Alicia en el País de las Maravillas" Los dos susurraron ""mierda" por lo bajo y corrieron como si su vida dependiera de ello. 

Habían salido de la vieja rutina, a cada paso que daban dejaban un mínimo rastro de felicidad. Las cosas no eran fáciles, pero era momento de regalarle una de sus mejores sonrisas.

***

Soy una mierd* detallando momentos graciosos, no lo digan. Quería ponerle un "poco" de diversión, ya saben, es demasiado serio el Fanfic, *se frota las manos* ¡Estoy esperando con ansías empezar una parte! *la diría pero los spoirles* 

No olviden votar ni comentar *es gratis* <3 <3 

DEAD (Chandler Riggs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora