UNO

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Yamaguchi lloraba.

No es la forma más digna de empezar a contar su historia pero fue en ese lamentable momento de su vida en la que todo comenzó. O terminó. Según se vea.

Así; Yamaguchi lloraba. Se sorbía los mocos y el orgullo para dentro, tan fuerte que le iban a llegar al cerebro. Caminaba a solas mientras regresaba a la residencia de estudiantes por las oscuras calles de la ciudad.

Había empezado las clases apenas dos semanas atrás por lo que todos los que recién llegados se conocían y hacían fiestas, aprovechando que estaban todavía muy lejos del terrorífico Mes de Exámenes Oficiales.

Como todo estudiante de primer curso Yamaguchi había sido invitado por un senior a una de tantas fiestas en un de tantas fraternidades. Y como a buen estudiante de primer curso le habían tomado el pelo. Claro que él no lo supo cuando aquel chico popular de cabello y ojos color chocolate le invitó y él aceptó con una sonrisa. Ni cuando pasó más de media hora escogiendo qué ponerse para no parecer un pringado ni tampoco cuando, ilusionado, llegó allí justo a la hora indicada. Lo supo exactamente cuando vio a "su amigo" aceptando el dinero de otro.

"¿De verdad ese pardillo se creyó que vendría a una de nuestras fiestas?".

"¿De dónde lo has sacado, Tooru?".

"Me debes dos mil yenes".

Una broma; coge al más payaso que encuentres e invítalo para reírnos un rato, quien traiga al más patético gana. Así era como Yamaguchi había sido bufón en una especie de "cena de los idiotas" con esos chicos de cursos superiores.

Como haría cualquiera, en cuanto se percató se largó de allí.

Su nueva vida no podía empezar peor.

Había pasado toda su infancia y adolescencia a la sombra de su mejor amigo en el pueblo: Tsukishima. Y si bien cuando se enteró de que no irían a la misma universidad su mundo cayó roto a sus pies, con el pasar del verano se había concienciado de que no estaría mal levantar la cabeza y alzar el vuelo por su cuenta. Pero había salido estrepitosamente mal. Ahora la voz de su amigo se repetía en su cabeza como si se tratara de una esquizofrenia fatal.

"Intentarán burlarse de ti, Yamaguchi, no dejes que lo hagan. No te fíes de los chicos de las ciudades... No querrán hacerte nada bueno. Tú eres un blando, no te olvides".

Como le repateaba que tuviera razón.

Él siempre tenía razón.

En esos momentos a Yamaguchi no le quedaba más remedio que aceptarlo y seguir sorbiéndose los mocos.

Entonces cuando creía que su noche no podía ir a peor escuchó el motor de un coche reducir velocidad a su lado. No había absolutamente nadie en la calle a esas horas. Así que sí; coche frenaba por él. Sin mirar ni de refilón aceleró el paso mientras el coche seguía circulando a su lado. La ventanilla del copiloto bajó. Música y risas de chicos salían de dentro.

«No ahora, por favor...», se dijo Yamaguchi tratando de secar las últimas lágrimas de su rostro.

—Eh, chaval —le llamaron pero no se giró.

—Bájale voz a la música que no me oye —protestó la voz a alguien en el interior del coche.

—Tú, chaval. Espérate. ¡Que te esperes!

Yamaguchi asumió que no podía ir a ningún lado y frenó en seco. Si querían reírse más o incluso robarle no iba a poder evitarlo así que lo mejor sería que ocurriera rápido.

—Eh... ¿Sabes cómo se llega a...? Eh, ¿estás llorando? ¿Te ha dejado la novia? —le preguntó el copiloto; un chico de cabello alborotado, gris y negro, aunque no estaba seguro por la poca luz que había. Destacaban sus ojos grandes y dorados. Detrás iba uno moreno del todo y al volante otro más de cabello negro pero con una sonrisa ladeada y ojos felinos.

Solo y entre lobos [Kuroo x Yamaguchi]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora