OCHO

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Si te devolvieran todo el tiempo que has perdido mirando la pantalla de un teléfono con una conversación de chat abierta mientras esperas una respuesta que nunca llegó ¿cuánto tiempo te deberían?

A Yamaguchi mucho.

No había una cifra exacta de todos los mensajes que durante años le envió a Tsukishima y este no le contestó ni de las llamadas que nunca le devolvía. Simplemente volvían a verse en clase, este le saludaba: "Ayer te escribí", "¿querías algo en concreto?", "No, solo charlar o por si querías quedar", "Ya... Disculpa entonces", "Está bien".

«Está bien...», se repitió frente al teléfono. Ahora hacía semanas que no le escribía o apenas charlaban. Habían sido amigos prácticamente toda la vida, aunque eso no es mucho decir cuando apenas se tienen dieciocho años, claro.

Ahora era sábado por la mañana y Yamaguchi se preguntaba si escribirle. Tsukishima había cambiado su foto de perfil, era parecida a la anterior; solo él de frente y serio, pero había algo distinto. Tsukishima se veía más maduro, la ropa que llevaba no era nada especial pero no la reconocía. Lo sintió como un extraño.

Algo se estaba borrando y no sabía qué hacer para redibujarlo.

Guardó la nueva foto de Tsukki en su teléfono y regresó al chat. Empezó a escribirle pero un mensaje apareció en la parte superior de su pantalla y se olvidó de lo que tenía que decirle.

"Buenos días, princesa. ¿Puedo llamarte?".

Que se trataba de Kuroo era evidente.

Yamaguchi se molestó al imaginar su cara pretenciosa y pícara al enviarle ese "princesa" pero no pudo disimular una sonrisa. A Kuroo le gustaba provocarle y a él le gustaba ser provocado.

Él mismo llamó a Kuroo. Este descolgó al instante, era algo que cualquiera ni valoraría o daría por sentado, pero había oído tantas veces en su vida el pitido de cuando comunica que se emocionó de oír la voz de Kuroo al otro lado tan rápido.

—Que madrugador... —fue lo primero que se le ocurrió decir a Yamaguchi. Siempre se sentía tan atontado. Oyó a Kuroo reír al otro lado de la línea.

—No podía dormir de impaciencia —bromeó.

—¿Por algo en especial?

—Sí. Quiero llevarte a un sitio esta noche. Ponte cómodo.

—¡Y ropa interior limpia! —oyó gritar de fondo. Luego se escuchó un golpe. Alguien se había llevado un coscorrón.

—¿Yamaguchi sigues ahí?

—Sí.

—Pasaré a las nueve a por ti.

—¿Das por hecho que acepto tu invitación sin saber ni a dónde me llevarás? —remoloneó, pero con coqueteo.

—Creí que eras un chico atrevido... Vamos, te garantizo que te va a gustar y sino es así tú planearás la siguiente cita.

—¿Sino me gusta que te hace pensar que querré otra cita?

Yamaguchi volvió a oír risas y burlas contra Kuroo.

«¿Está hablando conmigo con el altavoz puesto o qué?». Podía imaginarlos desayunando en la cocina alrededor del teléfono.

—Está bien... —dijo finalmente—, te espero a las nueve.

—Bien, allí estaré. Recuerda; ponte cómodo.

—Que sí. Hasta luego, chicos.

Efectivamente varias voces de chicos de la fraternidad se despidieron de él: "Hasta luego Yams", "Cuidado con Kuroo hoy", "Besos bebé"...

Solo y entre lobos [Kuroo x Yamaguchi]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora