TREINTA Y UNO

2.1K 274 464
                                    

—¿Quieres que me espere y entramos separados? No quiero que Kuroo ni nadie se enfade contigo —preguntó Yamaguchi cuando llegaron al sitio.

Akaashi le miró serio. ¿Enfadarse con él? ¿Que el pecas no sabía aún quién mandaba en ese grupo?

—Anda, vamos —dijo y los dos fueron hacia la casa.

Yamaguchi nunca había estado en aquella fraternidad aunque sí había pasado varias veces por delante. Era más grande que la de ellos, osea que la de Kuroo y los chicos, y había un montón de personas, vaya que sí se notaba que esa era la última gran fiesta de ese semestre.

A empujones logró seguir a Akaashi por el recibidor y hasta el salón, este iba mirando el teléfono y a todos lados a la vez; buscaba a sus amigos. Pronto dieron con Lev y Yaku que estaban juntos charlando. No habían terminado de saludarles cuando Inuoka palmeó su espalda. Al girarse vio aparecer a Bokuto y Kuroo que salían de lo que debía ser la cocina.

Kuroo estaba espectacular, como siempre, con su camiseta oscura y sus pantalones ceñidos. Sobra decir que Kuroo y Yamaguchi se dedicaron una larga mirada cargada de emociones, pero carente de significado para el otro pues lo que sus ojos querían decir era imposible interpretarlo. Kuroo tembló al poder verle, tan sencillo y encantador como solo Yamaguchi sabía serlo. Kuroo estaba eufórico de encontrarle y se moría de ganas de hablarle, pero Yamaguchi terminó por apartarla vista de él. Luego le dedicó una falsa sonrisa a Bokuto y acto se dirigió a Akaashi.

—Voy a por una bebida... —murmuró antes de desaparecer.

Los chicos se miraron entre ellos sabiendo de sobra que Yams no pensaba volver.

●●●

Conseguir una cerveza había sido toda una odisea y no precisamente porque hubiera pocas sino porque era invisible. Nadie le miraba y nadie le hablaba. Al punto al que llegó a dudar de su propia opacidad mientras esperaba que alguien le hiciera un hueco para poder agarrar una. Aunque, sinceramente, no le importaba esperar pues mientras estaba haciendo eso al menos estaba ocupado. No sabía cómo volver al salón sin cruzar miradas con él. Pero irse ya tampoco era una opción.

«Podría ir a la otra salita a ver cómo compiten bebiendo otros...», pensaba. Maldita sea, había imaginado de una forma muy distinta su entrada en escena y el encontronazo con Kuroo. Se imaginó charlando con todos como si nada, despreocupado, fuerte... al menos de mente. Tratando a Kuroo con frialdad pero sin desprecio y ser la estrella de la noche, pero la realidad era que a la primera de cambios se había cagado.

Al final se hizo con una lata de cerveza pero estaba tan fría que tuvo que estirarse los puños del jersey para protegerse las manos y a pasitos cortos salió al salón. Allí buscó un rinconcito y abrió su lata para dar un sorbito, uno pequeño pues esa lata le tenía que durar toda la noche. Sin embargo, nada más tirar de la arandela descubrió que alguien la había movido, o tal vez solo por accidente, pero todo el gas saltó y se salpicó el suéter y la cara. Varios le miraron y se rieron.

«¿Por qué a mí?». No pedía que las cosas le salieran siempre bien, pero es que la vida no le daba tregua. Dando tanta pena ¿cómo iba a lograr su "venganza"?

Con la cabeza gacha tuvo que caminar hasta el centro del salón y agarrar una servilleta de la mesa para comenzar a limpiarse. Logró secarse bien pero el olor no se iba a ir, por suerte toda la fiesta olía a alcohol así que tampoco era tan grave.

«Al menos las manchas de cerveza sí se van. Mamá me regaló este suéter...».

—YamS, ¿tú qué categoría de porno serías? —oyó una voz a su espalda que le hizo brincar—. ¿Twink tímido?

Solo y entre lobos [Kuroo x Yamaguchi]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora