DIECIOCHO

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Eran las once de la mañana de un día laborable así que las calles estaban casi vacías. Si bien había negocios abiertos y personas con sus quehaceres no era ni la mitad, ¡que va! ni un 1% de la locura que se vivía cualquier mañana normal en la ciudad donde él se había criado.

Kuroo paseaba junto a Yamaguchi admirado cada detalle de cada rincón de cada calle de aquel sitio. Imaginando a un pequeñín Yamaguchi creciendo despacio y despreocupado ahí, con la tranquilidad que se respiraba en ese rincón del mundo donde el pecoso había ido a nacer.

—Es bonito el sitio, ¿vamos a ir donde a dicho tu madre? —se giró a mirarle al ver que no respondía—, ¿te pasa algo ahora?

—Aún pensaba en lo de antes... ¿Una chica? —dijo sonrojado—, ¿no podías inventar otra cosa? Luego me preguntará a todas horas, ya verás.

Kuroo rió.

—Perdona, ¿ya le habías dicho lo de los chicos?

—¿Qué? —bajó la voz—, ¿qué me gustan los chicos? No. No hablo nada de eso con ella.

—Tranquilo entonces luego le contaré la verdad.

—¡No! Pero... ¿luego? ¿entonces te vas o te quedas?

Kuroo suspiró.

—Supongo que, como has dicho, tu madre ya lo ha decidido. Además, quiero ver ese rincón junto al río del que ha hablado.

Ambos se miraron, demasiado cobardes para decir: quédate o quiero quedarme, pero con las mismas ganas ambos.

Así, pasaron primero por la tienda a por lo que le había encargado su madre y después fueron hasta el río dando un paseo. No estaba muy lejos pero se sentaron en el césped al llegar, para ver el paisaje un rato aunque no era tan bonito como esperaba. Por un momento Kuroo sintió unas ganas tremendas de pasar un día enseñando Tokio a Yamaguchi y su madre, ahí sí que iba a alucinar ella.

«Aunque antes de ganarme a la suegra debería ganármelo a él...», pensó mirándole de reojo.

—Oye, Kuroo... —le llamó Yamaguchi mirando el río.

El sol pegaba de pleno y brillaba casi cegador. Kuroo tembló y no solo porque hacía frío para estar allí sino porque eso sonaba tanto a inicio de "conversación pendiente" y vaya que ellos tenían varias.

—Sí había mermelada —soltó y luego le miró—, era... bueno eso no importa. Lo que quiero decir es: perdóname por todo.

—No tienes que...

—Sí —le interrumpió—, hay muchos puntos que explicar. No sé qué pasó esa noche porque no te dio la gana de explicármelo en su momento e ignorarnos por semanas solo lo empeoró todo. Llegué a pensar que solo querías algo superficial conmigo, pero me has demostrado... es decir, creo que... te importo. Aunque te enfades conmigo o te parezca que soy idiota: aún así te preocupas por este idiota.

Se calló uno segundos porque pasó un corredor junto a ellos. Con la vista ambos le vieron alejarse.

—No me creo que rompieras conmigo solo porque bebí mucho esa noche, así que por favor dime qué pasó.

Kuroo había deseado esa conversación por semanas, quería oír esas palabras de Yamaguchi y le reconfortaba. Aunque ahora debía explicar su parte y no tenía las ideas tan ordenadas como él, sus sentimientos implicaban rabia e impotencia.

—Lo primero es que no rompí contigo.

Yamaguchi bajó la mirada.

—Ya lo sé, no éramos novios. Solo... era una forma de hablar...

Solo y entre lobos [Kuroo x Yamaguchi]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora