DIECINUEVE

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Kuroo despertó, era solo su segunda mañana allí pero ya lo sentía familiar, podría acostumbrarse a eso sobre todo porque esa mañana, a diferencia de la anterior, Yamaguchi aún seguía a su lado. Acarició su cintura y olió su pelo. Podría pasar todo el día ahí metido con él y no le importaría lo más mínimo que fuera el mundo se acabase.

Yamaguchi estaba tan bonito que no pudo evitar agarrar el móvil y sacarle una foto. Sonrió, dejó el móvil y volvió a ver a Yamaguchi dormir. Luego bajó la vista y su sonrisa tomó un matiz distinto; ese pequeño inocentón dormía empalmado.

«¿Con qué estarás soñando, Yamaguchi?», Kuroo sonrió de lado.

Ágilmente se levantó y pasó el cerrojo de la puerta. No volvería a ser descubierto por la madre de nadie con la mano en el pene de otro. Si ocurría un par de veces era culpa de las madres que entraban sin llamar, pero si le ocurría tres o más veces sería su culpa.

Se reclinó sobre él y metió la mano en el pantalón de pijama.

Yamaguchi sentía un hormigueo agradable; era bastante más intenso que los sueños eróticos que había tenido alguna vez. Era excitante y tan real, sentía una mano dándole placer y sentía también besitos por el cuello. Demasiado real para ser un sueño. Poco a poco se despertó del todo y su cachondo cerebro hizo conexión.

Se apartó al momento.

—¿Qué haces?

Kuroo se rió y sacó la mano. Yamaguchi cubrió con la sábana su erección.

—No hagas cosas así.

—No parecía molestarle. Gemías muy dulce.

—No me toques de nuevo ahí sin mi permiso.

—¿Cómo que sin permiso? Espera, ¿por haber roto unas semanas el marcador vuelve a cero o algo así?

—No hay ningún marcador...

Se levantó, estaba indignado. Kuroo solo reía.

—¿Entonces no te la termino? —preguntó haciendo el gesto de masturbarle.

—No. Voy al baño.

—A terminarla.

—Claro que no.

Tiró de la puerta pero dio con el seguro, se giró y le miró alzando una ceja.

—Todo premeditado, eh.

Kuroo alzó los hombros.

—No podía arriesgarme —dijo y luego metió la mano en su propio pantalón—. Pues yo sí me voy a dar una alegría mañanera.

Yamaguchi regresó junto a la cama, agarró la almohada y sin mirar le aporreó en la cabeza.

—No vas a hacer eso en mi cama.

—Que cruel... —dijo cubriéndose el rostro.

Luego inmovilizó a Yamaguchi, lo tiró contra la cama y gateó hasta él para acorralarlo.

—Al principio iba a ser cortés contigo pero después de lo que me demostraste... Voy a por ti —le susurró restregando sus caderas.

Yamaguchi gimió ante el contacto, no solo él estaba duro esa mañana.

—Tengo que hacerle el desayuno a mi madre... —balbuceó.

Kuroo con una mano cubrió su boca y luego sin piedad mordió su cuello. Yamaguchi le devolvió el mordisco en los nudillos para acallar otro gemido. Luego repartiendo besos Kuroo fue hasta su oído.

—Kuroo...

—Ya te he oído... pero ¿qué hay de mi desayuno? —susurró y luego fue bajando con besos hasta su pecho. Levantó la camiseta y siguió bajando hasta el abdomen.

Solo y entre lobos [Kuroo x Yamaguchi]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora