VEINTIUNO

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«Que largo se ha hecho el viaje...», se dijo Tsukishima.

Se giró dirección al taxi y vio a Tobio, Tanaka y Noya bajando a trompicones del taxi. Todavía se preguntaba por qué le había tocado compartirlo con ellos. Pronto aparcó el taxi en que iban Suga, Daichi y Asahi: ya estaban todos.

Había conocido a esos tipos en la universidad, eran de cursos distintos pero compartían una casa. Eran algo así como una fraternidad, pero la verdad, no se sentía especialmente unido a ellos. Su universidad estaba al otro extremo de Tokio y habían alquilado un apartamento ese fin de semana. Un tipo de ahí había invitado a los tres de tercero a su cumpleaños, al parecer eran amigos, luego los de segundo se acoplaron y, claro, quedaban él y Kageyama, quien no le caía muy bien. Si no hubiera ido se habría quedado todo el finde a solas con Kageyama, así que se sumó al plan. Todo bien si ese Kage-tonto no hubiera usado la misma lógica. Y, por supuesto, los otros no les avisaron. Así que allí estaba, arrastrando su maleta por una parte desconocida de Tokio, para meterse en el pequeño apartamento al que aún no había llegado y del que ya quería irse.

Sabía que esa universidad era la misma a la que iba su amigo Yamaguchi. En cierto modo no había parado de pensar en él desde que su madre le dijo que estuvo en su pueblo y ¿por qué no reconocerlo? Tenía ganas de verle.

«Yamaguchi... ¿Cómo te estará yendo de verdad aquí tú solo?».

Sin embargo, no quería avisarle de que estaba por la zona porque temía su reacción, es decir; que se le pegara cual lapa. Como había hecho toda la vida. No por nada, sino porque él estaba invitado a una fiesta de cumpleaños a la que Yamaguchi no y decirle "estoy en la ciudad pero no te veré porque voy a ver a otros...", pues no suena bien. Así que Tsukishima optó por no decirle nada, ya si luego el domingo le sobraba tiempo o ganas le llamaría.

Ahora por el momento iban a pasar la tarde en la fraternidad de esos amigos, la fiesta sería a la noche siguiente, pero querían pasar a saludar.

Al tocar la puerta un chico les abrió y se alegró mucho de verles allí. Los tres mayores eran los más emocionados, claro.

—¡Suga! —le oyó decir pues fue el primero en entrar—. Qué pronto llegáis. Pasad.

Ese chico de cabello negro le dio la mano a Asahi y palmeó la espalda de Daichi, a los demás les sonrió.

—¿Tú eres el cumpleañero? —preguntó Noya entusiasmado.

—Sí, bueno, es mañana.

—¿Akaashi, no? Yo me llamo Noya, gracias por invitarnos a todos.

—Cuantos más mejor, además los amigos de mis amigos ya se sabe...

Todos pasaron y se presentaron, a quienes estaban ahí en ese momento que apenas eran Akaashi, Yaku y Konoha.

Lev e Inuoka salieron de sus habitaciones al oír jaleo. Bajaron a mitad las escaleras y se detuvieron al ver el ambiente.

—¿Ese anfitrión amable quién es? —preguntó Lev.

—Se supone que Akaashi... se parece mucho a él. Pero tan simpático... algo no cuadra... —le respondió Inuoka.

—Ey, ¿qué hacéis ahí parados? —les preguntó Akaashi.

—¡Nada! —contestaron al unísono.

Luego bajaron con los demás y se reunieron en el salón donde habían sacado refrescos y aperitivos.

Tsukki se había sentado en la punta de uno de los sofá mientras escuchaba sus anécdotas, así como los detalles relativos a dónde y a qué hora quedarían al día siguiente para ir al local de la fiesta. Nunca había sido especialmente parlanchín por lo que no intervino en la charla pero no estaba incómodo, al contrario, le parecían muy majos esos chicos. No había ninguno allí especialmente estúpido, así que estaba bien. Claro, él no sabía que aún faltaba por llegar la caballería.

Solo y entre lobos [Kuroo x Yamaguchi]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora