TREINTA Y SEIS

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Después de la hora de cenar Kuroo y Bokuto se habían citado con nocturnidad y alevosía en la puerta trasera, como dos prófugos. Para no levantar sospechas, Kuroo se "fue a dormir" antes que Akaashi y en cuanto este se hubo metido en su cuarto para estudiar un rato antes de acostarse, Kuroo se escurrió por las escaleras, discreto como un felino, hacia su encuentro nocturno en el patio de atrás con Bokuto.

Akaashi no había sospechado nada y no iba a notar su ausencia, el plan -de momento- iba bien, al menos hasta que salió y encontró a Bokuto peleando con Lev. Peleando en voz baja, al menos, que ya era mucho pedir para tratarse de esos dos.

—Oh, Kuroo por fin llegas —le dijo Bokuto—. ¡Dile tú que no puede venir!

—Vais de misión para defender el honor de Yamaguchi ¿y pretendéis que me quede en casa?

—¿Se lo has contado, Bo-bo?

—No... me lo ha sacado con ¡palabrería!

Kuroo entornó los ojos. Si algo no tenía Lev era labia, pero ya daba igual. Luego suspiró. Se quería deshacer de él pero no herir su sensibilidad.

—Lev, ni es una misión ni es para defender su honor... Además, ¿desde cuándo te importa Yamaguchi? Siempre te ríes de él —dijo Kuroo.

—Pero porque le tengo confianza. ¡Adoro al Chikorita! Es como cuando Yaku me pega de broma, sé que lo hace porque le caigo bien... Así que si unos tipos le han hecho daño van a vérselas conmigo. Ya me quedé con ganas de arrearle a Terushima.

—No, Lev no es un juego. Tú quédate en casa.

—Oya, oya... hoy podría morir gente —dijo moviendo las cejas.

—No bromees con eso, Bokuto.

—¡Pero quiero participar! —volvió a insistir Lev.

A Kuroo por fin se le prendió la bombilla.

—Lo vas a hacer con una parte fundamental —le agarró de los hombros y le miró seriamente—. Quédate y procura que Akaashi no note nuestra ausencia. ¿Vale? ¿Podemos encargarte eso?

—Está bien —asintió con la cabeza, aunque no muy convencido.

Kuroo le soltó y se marchó con Bokuto. Cuando habían dado un par de pasos Lev les llamó de nuevo.

—Chicos... —Kuroo y Bokuto se giraron— ¡dadles caña!

Ambos asintieron apretando el puño.

●●●

Kuroo condujo decidido, no había charla trivial en el coche, ni siquiera tenían un gran plan pero estaban decididos, eufóricos, y no iban a volver a atrás, la sangre les hervía a demasiados grados como para hacerlo.

Rondaban las once de la noche cuando llegaron frente al antro que les hacía a la vez de escondrijo. Un pub pijo, para niños bien y estudiantes universitarios modélicos que necesitaban cocaína para soportar la presión sin renunciar a la vida social porque la carrera así se lo exige.

Kuroo aparcó en la parte de atrás, la cara fea, donde se veían siempre que iba a comprar. Una vez allí llamó por teléfono a ese número no registrado con el que se mensajeaba tanto. Vieron la luz prendida en una de las ventanas que daban a esa parte de la fachada, la persiana se había movido, pero el teléfono no lo cogieron.

Pocos minutos después un estruendoso ruido de puerta les alteró, por ella aparecía de nuevo el pelirrojo con ojos de loco y sus tres matones.

—¡Kuroo, amigo! —se oyó su voz divertida.

Solo y entre lobos [Kuroo x Yamaguchi]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora