Visita al acuario

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Jason

El autobús era un desastre.

En la parte delantera, se encontraban los profesores intentando calmar a los muchachos, quienes arrojaban bolitas de papel y lápices hacia el otro extremo del camión, donde estaban ellos.

Dioniso, al que Annabeth, Percy y Piper habían descubierto hacía poco dando clases, se encontraba sentado al lado de ellos, tomando una Coca-Cola light. No es que tuviera algo en contra de él, simplemente le ponía nervioso que un dios del Olimpo se sentara junto a ellos en un  autobús escolar.

- ¿Qué? - Preguntó el dios del vino, cuando atrapó a Jason y a Piper mirándole.

- Nada- Repuso rápidamente Jason.

Miró al frente, donde Leo estaba lanzando bolas de papel e intentando que Calipso se uniera a la batalla.

Observó a Piper a su lado, quien estaba haciendo un armamento de bolitas de papel y popotes para Leo, quien de vez en cuando volteaba para pedirle más a Piper.

- Esto me trae recuerdos - Dijo Piper, robándole el pensamiento. Voletó a ver a Jason, y por una vez más, estuvo a punto de perderse en sus ojos, que brillaban con colores - Aquí iniciamos: en un autobús, Leo jugando y tú a mi lado, sin recordar nada.

Había un atisbo de nostalgia en las palabras de Piper,  contagiándosela como un resfriado. Cuando abrió los ojos aquél día, no recordaba ni su nombre. Había descubierto a su mejor amigo, Leo, y a su novia, Piper. Había estado tan asustado y confundido, aún más cuando le había pedido ayuda al entrenador, quien había resultado ser un sátiro. 

Soltó una sonrisa al recordar aquello, que parecía tan lejano.

- Es verdad.

En ese momento, Leo se volteó a pedir más municiones. Cruzó miradas con el hijo de Hefesto, quien le dedicó una sonrisa enorme y le invitó a unirse a la batalla, ganando un resoplido y un murmullo bajo por parte de Dioniso, quien se veía harto de seguir cuidando mocosos sin poder ahogarlos en vino.

Percy 

- No quiero.

- Vamos Percy, luego vemos cómo sacarlos de aquí - Insistió Annabeth, intentado hacer que Percy la siga en el acuario.

No estaba de humor. Ver a todos esos animales encerrados en un vidrio, le hacía sentir triste.

- Vamos, no pierdan el tiempo - Dijo Dioniso, parándose a un lado de Percy y dando un sorbo a su Coca-Cola light - Para un hijo de Poseidón, estar aquí debe ser una tortura. No puedes sacar a los peces de aquí frente a los mortales, niño. Inténtalo en la noche.

Y con eso, siguió caminando.

Soltó un suspiro pesado y buscó la mano de Annabeth. Annabeth le sonrió, animándole a seguir.

Caminaron hasta una pecera enorme, donde se encontraban muchos tipos de peces. Todos nadaron hasta Percy, pero no podía escucharlos debido al cristal. 

- Los sacaré de aquí - Susurró.

Siguieron caminando, pasando una pecera enorme donde un tiburón se encontraba, cuando Annabeth lo paró en seco.

- Percy, mira atrás.

Percy se dio la vuelta, y se sorprendió cuando vio que todos los peces habían estado siguiéndoles por el agua.

- ¡Mira mami, Aquaman! - Gritó un niño a su madre. Se dieron cuenta de que todos los mortales habían estado observándolos, con asombro.

Annabeth soltó una risa nerviosa.

Caminaron un rato  más, cuando vieron de lejos a los demás.

- Se me ocurrió una idea - Dijo Annabeth.

Percy sonrió.

- Ilumíname, Listilla.

Frank

Caminando por el acuario, agarrando la mano de Hazel y disfrutando del acuario, parecía un día de ensueño. 

- Es muy normal para nosotros, ¿No crees? - Preguntó Hazel.

- Sin contar a Dioniso, a un ex-dios, a una ex-titana y unos semidioses, tal vez - Comentó Frank.

Su comentario provocó una risa en Hazel, lo que le sacó una sonrisa.

Pensó que todo comenzaba a ser paz, cuando escuchó un grito a su izquierda.

Claro, tenía que pensar, porqué no.

Se voltearon, alarmados, cuando vieron un pelícano persiguiendo a uno de los matones de la escuela y a Magnus, el primo de Annabeth, carcajeándose detrás.

Se relajó hasta que escuchó a Hazel reír a carcajadas.

- Nunca me acostumbraré a Alex y a Magnus. Son fantásticos.

Frank apretó la mano de Hazel, y observaron cómo los de seguridad perseguían a Alex, convertida en pelícano persiguiendo matones en un acuario. 

Quizá esa normalidad no era tan mala.









Percy Jackson: Y los héroes de la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora