4. Escritores de Confianza.

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Cuando Alulusa se comenzó a juntar más con ellos, Jonathan no solo encontró en ella una chica inteligente y sociable, si no que encontró una buena amiga y alguien con quien pasar el rato, sus pláticas iban sobre Gatos hasta Dragones y pasando por alguno que otro chiste malo.

—Oigan, ¿Qué le dijo un perro a otro perro? —Preguntaba Alu, aguantando la risa—. Vamos, respondan.

—¿Qué le dijo? —Preguntaba Cristian, para que Alanis dejara de insistir.

—Miau.

—¿Miau? —Preguntaba Gregory mirando aleatoriamente a sus amigos, pero al igual que él, nadie le había entendido—. ¿Era un perro estupido?

—No, era bilingüe —Decía Alu riendo a carcajadas e ignorando la mirada confusa de sus amigos.

Sin embargo, todo cambio cuando Gregory entro al equipo de fútbol, Jazmín al periódico escolar, Cris y Juani pasaban las tardes en detención debido a un accidente que tenía mucho que ver con un incendio provocado en clase de Matemáticas y Casandra estaba en una actividad secreta.

Por lo tanto Jonathan pasaba las tardes en compañía de Alulusa, visitaban la biblioteca (—¿Cómo aguantan estar en ese sitio? -—Preguntaba Greg) lugar donde llegaban a estar incluso horas, mientras Alanis buscaba un libro en especial.

—Entonces ¿No han hablado desde el viaje? —Pregunto Alulusa, mientras buscaba en la hilera de la letra H.

—No —Respondió Jonathan, revisando los libros que Alulusa le pasaba—. ¿El Cantar de mio Cid? Creo que este me lo llevaré. ¿Por qué buscamos en la biblioteca? Es fin de semana y no tenemos tarea...

—No estamos aquí para buscar las tareas, Johny —Dijo Alu, mientras le pasaba el libro El Historiador de Historia—. Solamente estoy en busca de algo que me tiene con dudas.

—¿Y esa duda cuál es? —Pregunto Jonathan, mientras ponía el libro en la montaña de seis libros que Alulusa pensaba llevarse.

—Eso lo sabrás a su tiempo, amigo.

Jonathan solamente puso expresión molesta, odiaba que lo dejaran con la duda, pero aún así no reprochó, espero a que Alulusa rellenara el formato de préstamo de libros y ambos salieron de la biblioteca.

—¿Por lo menos piensas decirme que harás con esos seis libros? —Pregunto Jonathan.

—Sip, pienso leerlos para ver si aquí viene la información que necesito o, por lo menos, pueda resolver mis dudas —Aclaro Alulusa mientras sujetaba el brazo de su amigo—. No te molesta que tome tu brazo ¿Verdad?

—No —Respondio Jonathan, aunque por dentro le era algo incómodo.

Ambos siguieron su paso por los pasillos, los cuales estaban llenos por alumnos y alumnas que hablaban animadamente y aprovechaban el fin de semana para hacer travesuras. Cuando llegaron al pasillo de los trofeos se encontraron a Cris y a Juani, los cuales, con delantal y guantes de látex, sacaban brillo a cada uno de los trofeos de la escuela.

—¿Qué veo? —Dijo Alulusa bastante fuerte—. Parece que Oliver Hardy y Stan Laurel se han levantado de la tumba.

Ambos chicos se giraron y pusieron expresión molesta al ver a Alanis, estaban bastante estresados como para aguantar burlas.

Escuela de EscritoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora