Escuela de Escritores

11. Menesteres.

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A la mañana del segundo día de Noviembre, Greg despertó en su habitación después de un largo sueño. Parecía que no hubiese dormido en varios días, tenía ojeras marcadas, además de que lucía cansado.

A duras penas recordaba lo que había sucedido la noche anterior, su último recuerdo había sido que se encontraba junto a Fran en un cuarto acolchonado, pero esos recuerdos se veían opacados por sus sueños. Nuevamente había vuelto a soñar con es maldita torre...

Se levantó y miro al rededor, sus cuatro compañeros de dormitorio no estaban. Tomo el reloj que tenía en la mesita de noche y comprobó que se estaba perdiendo de la primera clase.
Suspiro. Fue hasta su armario y saco su uniforme. Sé coloco la camisa, la corbata anaranjada, después el pantalón sin planchar y por último, el suéter. Tomo su mochila donde tenía guardados los libros y libretas. Se la colgó en el hombro y salió de la habitación.

Mientras caminaba esperaba encontrar algo que almorzar en el comedor, estaba cansado y somnoliento, su caminar era lento y débil, cómo si en cualquier momento se volviera a desmayar. Quería buscar a Fran y preguntarle si se encontraba bien...

—¡Hey! ¡Gregory! —Greg volteo, justo en el momento en que Liliana Leaños se lanzaba contra él y lo abrazaba con fuerza.

—Hola... Tú...

—¡Liliana! ¡Soy Liliana! ¿Te acuerdas de mí? ¡La amiga de Anahí!

—Si...

Greg, algo incómodo, trato de apartarse de la chica. Lo cual era imposible, debido a que ella lo tenía aprisionado con sus brazos. Para sorpresa de Murtons, esa chica con frente ancha era bastante fuerte.

—Disculpa —Dijo Greg, logrando soltarse de ella y empujándola—, pero tengo que ir a desayunar...

Greg logro que Liliana lo soltará. La chica, sin embargo, no parecía querer rendirse, comenzo a seguir a Greg, mientras lo miraba con cierto cariño.

—¿Vas al vestidor de chicas? ¿Quieres que te ayude? — Pregunto Liliana.

—No, ¿Yo que mierda tendría que hacer en ese lugar? —Pregunto Greg, ofendido.

—Hay rumores donde se cuenta que vieron a Alex Ponce y a ti, salir del vestidor de Chicas con una bolsa llena de ropa íntima.

—Era la mochila de Casandra, y es más, nosostros no sabíamos que habría alguien —Dijo Greg guardando la calma.

—¿Que hay entre Casandra Díaz y tú?

—Es mi amiga.

—¿De verdad?

Greg se detuvo al notar que la chica ya no lo seguía, se giro y miro a Liliana, algo dentro de él se asustó al notar la furia con la que aquella chica lo observaba.

—Mira... Yo tengo que irme...

—¡Hey, Greg!

Gregory giró rápidamente y su corazón se aceleró. En ese preciso momento, Casandra avanzaba hacia él. Le sonreía con cariño, y en sus manos llevaba un recipiente donde habían varios panes tostados untados con mantequilla.