1.33; El mismo de siempre.

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Narra Nikki:

Me miró con algo de asombro en la mirada. Una media sonrisa asomó sobre sus labios. Estaba un poco confundida, e incluso yo podía estarlo por mi actitud - Oye, si no lo haces tú, lo podrá hacer alguien más - Buscó mi mirada después de desviarme de la suya - Pero no te preocupes, era solo una broma.

- Y espero realmente que nunca lo hagas. Y si llegas a hacerlo tendrá que ser conmigo, ¿entendiste? - Tal vez eso podría asustarla, porque incluso a mi me atemorizó el decir aquello.

Soltó una risa sarcástica antes de volver a mirarme con ironía - No lo haría ni contigo ni con nadie que pretenda querer controlar mi vida, espero y eso lo puedas entender - Tantas cosas brotaron de ella al decir eso. Pero por sobre todo, poder, autonomía y una verdadera mujer con sus propias reglas claras - No pienso volver a ceder, y ya tienes una idea de porque.

Recordé todo lo que me había contado la noche anterior. Y a lo que había logrado entender, ella simplemente me habló de una pequeña parte de la historia, que sin duda, aún sangraba por ciertas heridas.

- Pues entonces no tengo nada de que preocuparme, ¿verdad? - Me acerqué a ella de manera retadora hasta quedar a unos cuantos centímetros de su rostro. Me miró con la cabeza un poco levantada para poder mirarme. Una media sonrisa apareció sobre sus labios.

- En absoluto, Sixx - Se alejó de mí con rapidez. Entendí que para ella las cosas eran simples. Eran blanco o negro. Era decidida, y eso llamaba ligeramente mi atención.

- Entonces, vamos - La tomé de la mano tratando de ser lo menos brusco posible. Ella simplemente dió a notar un poco de extrañez en el rostro, pero jamás algo que denotara molestia o desagrado. 

Simplemente se aferró a mi mano de la misma manera que yo lo hice al tomarla. Tocar su piel era distinto a otras veces en las que tomaba de la mano a la chica en turno que pasaría la noche conmigo. Casi siempre lo hacían por un compromiso monetario que, claro estaba, se pagaba muchísimo antes de terminar el servicio que me ofrecían.

Otras tantas veces, simplemente se pegaban a mi después de los shows en los bares de la ciudad. La pregunta frecuente: ¿Estás en la banda?. La respuesta de mi parte y del resto de mis compañeros de banda siempre era afirmativa. Terminábamos follando con cualquier chica en uno de los camerinos sucios de cualquiera de los bares en los que tocábamos. 

Y para el caso era lo mismo, a algunas jamás las volvíamos a ver, mientras que muchas otras regresaban a brindar placer gratuito. Era un ciclo sin final. Un ciclo al que me acostumbré muy rápido y me había dejado la piel prácticamente anestesiada. Me era muy fácil terminar mi deber de hombre con ellas y botarlas por donde habían venido, o simplemente esperar a que ellas solas se fueran de la habitación de cualquier motel en el que acabáramos despertando, o de mi departamento. 

Pero al ver a Gunner tomada de mi mano, mirando cada aparador de la calle, me hizo sentir exactamente cómo había llegado a la ciudad, un tanto inocente y con sueños aún sin romper. Me tranquilizaba el saber que ella y yo simplemente caminábamos a mi casa y que nada más pasaría al llegar ahí. Que simplemente conocería a mis compañeros de banda, se sentaría con una cerveza helada en la mano y nos vería tocar, y después, simplemente me diría si aceptada vivir conmigo y compartir renta, para después irse dejándome con deseos estúpidos de  hacerla gritar sobre la encimera de la cocina.

-¡Demonios, Sixx, casi nos matas! - Me jaló del brazo de una manera demasiado brusca que casi sentí como tronaban algunos de los huesos de mi  muñeca izquierda - ¿¡Acaso no vez que está en rojo para nosotros?! - Su mirada asustada estaba sobre mi.

Llévame a la cima... (Douglas Booth as Nikki Sixx)Where stories live. Discover now