1.18; Un buen hombre.

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Narra Nikki: 

Las cosas no podían empeorar para mi. La realidad era que jamás en mi vida me había importado nadie, ni siquiera yo mismo. Y de un momento a otro sentía la necesidad de proteger de alguien.

Gunner había sido mi ángel guardián mas tiempo del que ella creía. Quería devolverle ese favor. Con ella era fácil no ser un maldito degenerado, porque ella no despertaba esa parte salvaje, ese lado estúpido que llevaba por dentro.

Me hacía querer ser amable, por lo menos con ella. Me nacía hacer las cosas bien, por lo menos para ella, porque fue y era mi mejor amiga, mi confidente. Y en parte, mi musa, aunque yo no supiera bien el porque. Había dejado de verla durante tantos años, que, sin darme cuenta me olvidé de que ella solo existía en mi  memoria, en los recuerdos que se convirtieron en sueños.

Y para cuando ella regresó, yo era un maldito bastardo, sin oportunidades de una chica real, una chica como ella. 

El hecho de verla con Tommy, ese hecho despertó mi animal interno, porque sabía que Tomy haría todo por llevarla a la cama mas próxima. Eso no podía permitirlo, no por el hecho de no ser yo quien desprendiera de sus ropas. Sino por la sencilla razón de que ella era apenas un botón de rosa floreciendo entre toda la basura del Sunset Strip. 

La sangre subió a mi cabeza al verla tomar un trago al lado de él, al observar como llevaba a su boca aquella botella de Miller y la tomaba como si de agua se tratara.

Fuí, y siempre seré una persona que se lanza sin paracaídas, y eso yo lo sabía de sobra. Fui viceral, y arrogante, fui solo yo, Frank Feranna. Solo un Nikki Sixx sin solución.

- Maldita sea, Tommy - Me lleve las manos al rostro sin darme cuenta de que me sentía ¿apenado? - No tenía porque haberla tratado de esa manera, simplemente no se, solo quería protegerla supongo.

- ¿De quien, de mi? - Me lo dijo en un tono burlón, pero a la vez serio. Se recargó en el respaldo de la silla con los brazos cruzados, mirandome de arriba a abajo - Nikki, por Dios, jamás se acercaría a un tipo como yo - Su risa fue sarcastica al igual que su sonrisa. Miró hacia otro lado antes de hablar - Se nota a kilometros de distancia, ella no es como las chicas a las que tu y yo estamos acostumbradas, no es carne fácil.

Y eso, eso era perfectamente lo que yo sabía, y lo que incluso Tommy conocía sin necesidad de entablar una conversación con ella.

- No lo se viejo, la quería proteger, y no solo de ti - Bufé para mi mismo - Creo que también debo protegerla de mi - Dejé caer los codos sobre la mesa - Y lo sé, ella simplemente no es alguien que tenga las bragas sueltas.

- Nikki - Llamó mi atención rápidamente - ¿Te molesta que sea diferente a las demás, que no sea como las de "la lista"? - Enfatizó las comillas mirándome atentamente.

- Esa lista es una completa estupidez, ni siquiera es real, Tommy - Le respondí con enfado mientras tornaba mi mirada a la barra, tratando de encontrarla.

- Sabemos eso, que no es una lista real, es solo un decir - Notó que comencé a impacientarme al ponerme alerta al no verla en la barra - Nikki, ¿que pasa?

- Maldita sea - Me levanté de la mesa dándole un manotazo y haciendo que la silla hiciera un ruido al deslizarse por el suelo.

Me dirigí a la barra dándome cuenta de que ella se había ido. El nerviosismo comenzó a ganarme, ella era nueva en la ciudad, y no era que me preocupara que pudiera pasarle algo porque ella no pudiera ser lo suficientemente inteligente como para protegerse. Sino por los seres humanos sin escrúpulos que había afuera.

- Rayos, se fue - Tommy habló junto a mi. Le rodé los ojos ante lo que había dicho.

- Eso es obvio, idiota - Mi desespero se hizo notar, ni Tommy fue capaz de defenderse de mi - Disculpa - Llamé la atención de la chica de la barra.

- Vaya, creí que tendría que llenarte de tequila para que me hablaras - La chica me coqueteó sin reparos. Y en otro momento tal vez ya hubiera estado gritando mi nombre recargada en el muro del baño de mujeres, pero eso era otro tipo de historia.

- Si claro, necesito saber si la chica que estaba aquí hace un momento te dijo a donde iba.

Me miró con enfado y hablo mientras servía un par de tarros de cerveza - Ah si, claro, la manzana de la discordia - Deslizo los tarros hacia un extremo de la barra - Tu chica y la de tu amigo, me pagó la cuenta, terminó su cerveza y salió justo por la puerta delantera - Me dijo señalado la entrada del lugar - Ah si, y no sin antes decirme que ella no tenía nada que ver con ustedes dos, asi que supongo que su triangulo amoroso termino.

Se encogió de hombros y se dedicó a limpiar la barra. Me giré para mirar a Tommy quien tenía la mirada fija en la chica de la barra. Di un paso para salir de aquel lugar cuando algo se topó con la suela de mi bota derecha.

Me agaché para juntarlas, eran las llaves de la habitación de Gunner. Eso me preocupó aún más. ¿Era enserio, alguien como yo preocupado? Eran esas cosas las que me hacían dudar de que fuera una mala persona, o simplemente un mal hombre.

No me detuve y traté de alcanzarla. Escuché a Tommy detrás de mi, pero no paré mi paso por él. Decidí darle alcance, así tuviera que correr detrás de ella. Sentía como si yo hubiese estado fuera de mi cuerpo en el momento. No era yo, era un viejo Frankie el que apostaba por si mismo. El que me decía que dejarla ir sería otro error mas en mi vida.

Había estado solo y hambriento mucho tiempo. Con mis abuelos haciendo labor de padres. Por una vez en mi vida quería hacer algo bien, y sin saberlo, ella me hacía bien, eso lo sentía.

La visualicé a lo largo de dos calles. El vaivén de sus caderas y su cabellera agarrada en una coleta larga. Si, era ella. Era Gunner.

Llévame a la cima... (Douglas Booth as Nikki Sixx)Where stories live. Discover now