Llévame a la cima... (Douglas Booth as Nikki Sixx)

1.41; Sueños Rotos.

Narra Gunner:

Pocas veces en mi vida había logrado estar sentada al lado de un hombre sin sentirme nerviosa. O más bien, no había podido logrado de forma satisfactoria desde que Christopher se había ido de mi vida así como llegó. De la nada.

Tommy me miraba con media sonrisa sobre sus labios. Era como si él no temiera ningún tipo de rechazo por parte de alguien. Simplemente me miraba detenidamente, sin expectativas, sin insinuaciones, sin coqueteos. Solo era natural. Sus ojos cafés me hacían sentir tranquila.

- ¿Segura que solo son amigos? - Evadí aquella pregunta porque simplemente no tenía porqué responder aquello. Era más que obvio que Nikki y yo eramos solamente amigos. ¿O no?

- ¿Siempre eres así de coqueto con las chicas? - Estuvo a punto de responder cuando la mesera se acercó a nosotros con la bolsa de hielo que Tommy le había pedido, junto con un pequeño botiquín entre las manos.

- Se los dejaré aquí por si necesitan algo más - La mujer me sonrió con amabilidad mientras se daba la media vuelta dejándome ver el perfecto moño de su delantal amarrado en la parte baja de su espalda.

- Gracias Dotty - Tommy habló casi en un susurro - Muy bien, creo que es hora de checar ese golpe - Se acercó a mi de manera tranquila y lenta mientras su sonrisa se hacía presente sobre sus labios.

No había nerviosismo en mi. No, hasta que una de sus manos tomó mi barbilla mientras él inspeccionaba el golpe. Sentía la sangre seca en la comisura de mis labios. Ya no punzaba tanto, pero si sentía una pequeña inflamación en el labio inferior y un pequeño ardor.

Tomó la bolsita de hielo entre su mano izquierda y la colocó sobre el golpe. Me sobresalté un poco al sentir el frío sobre mi piel. Él simplemente sonrió frente a mi al percatarse de mi reacción.

- La buena noticia es, que no morirás - Era una especie de sonrisa que te contagiaba su positividad.

- Gracias doctor, tenía esa preocupación desde hace un rato - Reí después de decir aquello. Comenzaba a sentirme en tranquilidad con él cerca.

- Respondiendo a tu pregunta - Carraspeó un poco sin soltar la bolsita de hielo que aún estaba sobre la piel de mi rostro y parte de mis labios - Soy puro amor todo el tiempo, pero no, no soy coqueto con todas - Rió para si mismo con una ligera sonrisa sobre sus labios - Solo con las que me llaman la atención.

Su mirada se posó sobre mi con rapidez. Era extraño, porque yo intenté mirar hacía otro lado. Y así lo hice. Y cuando logré fijarme en un punto exacto de mi entorno, lo vi, estaba ahí, parado, mirándome con un gesto extraño pero escondido dentro de sus ojos verdes.

Narra Nikki:

Bueno, a veces las cosas en la vida no son como uno las quiere. La mitad del tiempo no se en que planeta vivo, o en qué día del  mes estoy, o incluso llego a olvidar el año en el que estoy existiendo. La realidad, y el punto aquí, es, que por muy idiota que fuera como hombre, lograba entender una cosa, y eso era, mi sentido de pertenencia. Sentido que se activó al ver a Tommy cerca de ella. Cerca de Gunner.

Traté de esconder ese sentido de pertenencia dentro de mi cuando ella cruzó su mirada con la mía. Si, era cierto, yo le había pedido a Tommy que cuidara de ella. También era cierto que no éramos nada más que amigos. Como también era cierto que ella despertaba dentro de mi un instinto que hacía mucho no sentía.

Incluso, me atreví a poner en duda mi selección de vida afectiva. Fácil, me lo planteé por la simple y sencilla razón de que ella volvió a mi vida por algo. Y quería averiguar porque, para que, y si tal vez era para mi. Era mía de cierta forma, la sentía mía. La sentí mía desde que la vi cruzar el umbral de la tienda de música aquella tarde de Enero.

Caminé hacia la mesa mientras ella seguía mis pasos con la mirada. Tommy le observaba el rostro con detenimiento, sin propasarse, solo observando.

- ¡Dotty! - Llamé a la mesera cuando llegué a la mesa y me senté frente a ellos en el gabinete. Tommy se sobresaltó alejándose con rapidez de Gunner. Ella solo me miraba expectante de algo. Y ni siquiera yo sabia de que.

- Buenas noches cariño - Sentía una pequeña punzada sobre la cara y la nariz. 

Justo antes de salir del Whiskey, Michael me propinó otro par de golpes como regalo de despedida. Peleamos por la liquidación que la tienda de música debía darme por despido injustificado. Su tío era el dueño, y era obvio que después de lo sucedido yo quedaría despedido. Así que solo reclame lo mío. Mi dinero, mi mes de trabajo. Eso me ameritó otro par de golpes. Mi nariz volvía a sangrar después del primer round sobre el escenario.

- ¿Puedes traerme un refresco de lata y un shot de Whiskey, por favor? - La camarera me miró atenta.

- Parece que tendrás que compartir el botiquín con ellos - Me señaló a Gunner y Tommy con un movimiento de cabeza.

Observe a Gunner después de que ella dijera aquello. No me había percatado del golpe que tenía en la cara. Esa era la razón de tener a Tommy tan cerca.

- Espero que te sirva - Gunner extendió una pequeña toallita hacia mi. Su pequeña sonrisa era sincera y cálida. La mesera se alejó de nosotros con rapidez después de tomarme el pedido.

- ¿Que rayos pasó? - Cuestioné un poco molesto mientras miraba a Tommy y él solo se encogía de hombros - Tommy, te dije que...

- Calmate - Gunner posó una de sus manos sobre mi mano izquierda que reposaba sobre el frío de la mesa - No fue culpa de él - Bufó un poco para sí misma - Todo se salió de control ahí dentro, y entre empujones y golpes al aire, alguien logró golpearme - Rió un poco para si misma mientras levantaba la mirada y me dejaba ver el golpe sobre la comisura de sus labios. Estaba un poco enrojecido e hinchado - No supimos ni siquiera quien fue o como pasó, solo sentí el golpe.

- Iré al baño - Avisó Tommy mientras se levantaba de la mesa y se alejaba con un semblante pasivo.

- Gunner, discúlpame - Aquellas palabras brotaron de mi sin siquiera haberlas procesado.

Me sentía extraño al verla así. Al vernos así. Ella con un golpe en el rostro. Tommy con los brazos prácticamente arañados. Y yo, bueno, yo, sin banda, con la cara golpeada, y un montón de sueños rotos sobre el piso.