1.30; Si, si es verdad.

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Narra Gunner:

Mis párpados se abrieron de poco en poco para evitar el golpe brusco de los rayos del sol sobre mi rostro. Recordaba lo que había sucedido la noche anterior, aunque después de haber hablado de mi vida pasada con Frankie había comenzado a perder un poco la conciencia, más no del todo.

Podía decirse que si, me sentía un poco aturdida porque era prácticamente la primera vez que bebía más de la cuenta. Mucho más de lo que mis padres permitían. Miré un poco a mi alrededor antes de intentar levantarme y sentir el peso de algo rodeando mi cintura.

Me giré de forma lenta y tranquila hacía mi lado izquierdo topandome con el semblante sereno y calmado de Frankie. Su respiración era tranquila, al igual que el latir de su corazón. Su brazo seguía rodeando mi cintura a pesar de que yo me había movido de posición.

Algo dentro de mi me decía que guardara esa imagen dentro de mis memorias más preciadas. Era indescriptible lo mucho que me hipnotizaba su rostro calmo y esa pequeña curva que sus labios formaban de manera natural. El delineado de sus ojos se había corrido un poco, pero solo lo suficiente para hacer que se viera un tanto perfecto.

Suspiré de manera profunda, deseando realmente que el momento no terminara, y que él no se despertara en aquel momento. Me safé de la prisión que su brazo había hecho sobre mi cintura y me levanté lentamente de la cama. Necesitaba una ducha urgente y un cambio de ropa. 

El piso estaba casi lleno de latas vacías de cerveza, algunas colillas de cigarro y la bolsa metálica de unas frituras sin terminar. Me acerqué a mi maleta de ropa y tomé unos jeans negros ajustados, una camiseta de resaque blanca y una toalla limpia para la ducha. Caminé casi de puntitas hacía el baño mientras escuchaba un par de ronquidos brotando del pecho de Frankie. Había cerrado las cortinas de la habitación para que el sol no lo despertara, se veía cansado desde el día anterior.

Entré al baño y cerré la puerta de forma lenta y sin hacer ningún tipo de ruido. Estaba a punto de dejar mis cosas sobre la tapa de la taza del baño cuando algo llamó mi atención. Había restos de una especie de polvo blanco sobre el plástico verde agua de la tapa. Dejé mis cosas sobre el lavamanos para después agacharme hacia la tapa y ver qué era aquello. Algo me decía que me despreocupara, que de seguro el techo de la habitación se estaba cayendo.

Pero mientras más me acercaba a mirar, mientras más cerca estaba de tomar un poco con el dedo para tomarlo, más segura estaba de que el techo no se estaba cayendo. Recordé al Frankie de trece años inhalando un polvo blanco de la mesa en la sala de su casa. Había hecho rollo un billete de cinco dólares que traía dentro del bolsillo de su pantalón desgastado para después pasarlo por sobre aquel polvo inhalando fuertemente con la nariz.

- No Frankie, no- Me repetí más de una vez mientras miraba el polvo sobre mi dedo índice - Dijiste que ya no más - Me sentí tan mal, tan tonta. No era por mi, era por él. ¿Era tan sencillo mentirse a uno mismo?

Por alguna razón mi cuerpo me llevó a probar el polvo con la punta de la lengua. Era un poco amargo, era como algo distinto a un medicamento o una pastilla de menta. Si, era cocaína. Me llevé ambas manos sobre el rostro pensando si las cosas realmente eran así o yo estaba exagerando las cosas.

Me acerqué a la ducha para abrir la llave del agua caliente. Mientras escuchaba el correr del agua sobre el piso de la ducha, comencé a quitarme las ropas sucias del día anterior. Pensaba, y lo hacía por él. Pensaba que tal vez solo necesitaba que alguien le diera la mano y no lo soltara. Pensaba que tantos años en esto lo habían vuelto inmune a cualquier cosa, menos a la muerte.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo después de pensar todo aquello. Mientras el agua tibia tocaba el largo de mis piernas al entrar debajo de la regadera lo asimile - No puedo decirle nada - Me dije a mi misma sin dejar de de lavar mi cabello y mi cuerpo con el jabón casero que mi madre había puesto en mi  maleta un día antes de que me fuera de Seattle.

No le diría nada, no atormentará lo poco que le quedaba de dignidad. La única cosa que podía hacer era estar ahí para él. Si, era verdad que me sentía decepcionada, pero peor que eso, me asustaba. Comenzaba a entender el porqué de muchas de sus actitudes, el porqué de tantos problemas a su alrededor. Comencé a entender el porqué empeñarse tanto para enterrar a Frank Feranna. Pero, había algo preocupante después de que Frank muriera. Nikki Sixx se quedaría en su lugar. Entonces, ¿Quién demonios es Nikki Sixx?

Me miré al espejo después de salir de la ducha con la toalla envuelta alrededor del cuerpo. Me cepille los dientes, el cabello y me vestí lo más rápido que pude. Coloqué un poco de delineador sobre mis párpados y algo de máscara para pestañas con un toque de labial rojo sobre mis labios, solo para darles un poco de color. Estaba lista. El calor del vapor en el baño casi me ahoga, así que agradecí el poder abrir la puerta después de arreglarme.

Frank me miró desde la cama, parecía que había despertado recién - Buenos días,  Frankie.

Una media sonrisa asomó por sobre sus labios, era algo  melancólica, al igual que el movimiento que había hecho con la cabeza al agachar la mirada - Vaya, lo olvidé, solo fuí Nikki para ti la noche anterior.

- Tranquilo, ya me acostumbraré a quien eres ahora - Llevaba mi ropa sucia entre mis manos. Tomé otro bulto de una de mis maletas - Llevaré esto a la lavandería del hotel - Expliqué mientras caminaba hacía la puerta de la habitación - Hay agua caliente en la ducha, un cepillo de dientes extra en mi maleta, puedes tomar lo que necesites si quieres asearte, volveré rápido.

- Gunner- Me detuvo antes de que pudiera salir - ¿Estas bien?

Asentí con la cabeza agachada y después tomé la perilla de la puerta. Salí lo más rápido que pude de la habitación. Caminé hacia el ascensor, pero antes de poder pedirlo rompí en llanto. Y es que dolía. Dolía recordar esos días en los que él llegaba a mi casa con el rostro golpeado, con la ropa desgastada. Dolía verlo triste la mayor parte del tiempo. Me dolía recordar esas veces en las que lloró de rabia frente a mí, y luego hacía como si no pasara nada.

Llevé una de mis manos sobre mi boca y ahogaba un poco los sollozos que brotaban de mi. 

- ¿Se encuentra bien? - Una voz amable me sacó de mis pensamientos. Con mi mano derecha limpié las lágrimas de mis mejillas y giré la mirada hacía la voz de aquella chica de piel canela y cabello negro amarrado en una coleta corta.

- Oh si, gracias, solo llevaba la ropa a la lavandería del hotel - Le sonreí de la forma más sincera que podía.

- No se preocupe - Se acercó a mí amablemente - Justo iba para allá, incluso puedes solicitar el servicio de lavandería desde la habitación - Estiró sus manos para recibir la ropa. Se la entregué sin problema para después ver como la depositaba dentro de una bolsa de plástico transparente y luego en un cesto de tela que llevaba en un carrito con mas ropa y sábanas blancas - Solo deme sus datos para poder entregarle la ropa en cuanto esté lista - Sacó una pequeña libreta membretada con el nombre del hotel. Le dí mis datos y ella me sonrió después de guardar la libreta y la pluma dentro de su delantal marrón.

- Muchas gracias - Le agradecí de manera tranquila. Ella asintió amablemente con la cabeza y siguió con su trabajo entrando a otra habitación para hacer el aseo.

Respiré hondo para mi misma e hice camino de regreso a la habitación. Al abrir la puerta escuché el sonido del agua saliendo de la ducha. Cerré la puerta casi en silencio y visualicé la ropa de Frank sobre la cama. Me acerqué con miedo, porque si, lo pensé y estaba a punto de hacerlo.

Buscar respuestas. Tal Vez yo estaba equivocada y todo lo que pensaba estaba mal. En verdad deseaba estar equivocada.


Llévame a la cima... (Douglas Booth as Nikki Sixx)Where stories live. Discover now