Capítulo O2

38.5K 6.2K 5.4K
                                    

Capítulo O2: Donde JungKook explica cosas que realmente no me interesaban.

Como sea. Fue sorprendente lo rápido que se pasaron las primeras horas. Al principio me dio tanta vergüenza entrar con JungKook a la escuela así, después me di cuenta que a nadie (exceptuándome a mí) le interesaba lo que el increíble Jeon hiciera.

    Como he dicho JungKook era un tipo intimidante. Antes solía llevar su cabello de lado peinado hacia arriba, y vestía esos suéteres largos oscuros que le daban la vista de un chico malo. Sin embargo, en el momento en el que le presté atención una vez más desde su abrupto cambio... JungKook más bien parecía un algodón de azúcar con patas.

   — ¿Qué traes de desayunar hoy? —pregunto rápidamente sacando mi bowl con tapa de frutas.

    Él me mira un segundo. Espero verlo ponerse de pie para sacar su sándwich o cualquier cosa hecha a base de pan. JungKook amaba lo que sea que tuviese un poco de pan. Decía que le daba energías y que le hacía sentir vivo (solía imaginarlo como la rata de Ratatouille). Ah. Bien. Un JungKook que yo conocía hubiese llevado por más sencillo que fuese un maldito pan para comer en el desayuno. Pero no. JungKook el "inglés" llevo, nada más ni nada menos que...

   — Té.

   — Té —repito mirándolo fijamente. El cómo saca de su mochila aquel termo azul, y lo destapa con cuidado con media sonrisa—. Estás tomando té para el desayuno.

    — Claro, estás en lo correcto —me responde tan correcto como lo ha estado los últimos días. No puedo evitar pensar en lo mucho que me estresa verlo tan recto y derecho de espalda—. Oh... Lo siento, ¿puedo ofrecerte un poco de té? Es exquisito.

    De pronto se me ha quitado el apetito, así que dejo de lado mi desayuno hasta acercarme unos pasos a la nueva imitación de inglés que tenía ahí conmigo. Estiro el brazo hasta dar con su frente y la tocó como buscando algún signo de fiebre en su temperatura.

    Él siempre había odiado que le hicieran eso, pero a diferencia de las muchas otras veces en las que lo he molestado (porque estaría preocupado o algo así) simplemente se quedó quieto y me miró fijamente. Mantuve la mirada apegada a él, como si no pudiera dejar de ver a través de esos lentes falsos. Me sentí, por un momento, nervioso; y en el instante en el que sus orbes se miraron hacia mi mano que seguía firme en su frente, me alejé.
  
    — Ah- lo lamento. Sólo que me asustas... Creí que tenías fiebre.

    — Fiebre... Seguro —ríe un poco.

    No sé a qué ha venido eso pero el momento me hace desfallecer y por un instante quiero irme del lugar.

    — Qué dices, idiota. Lo que te dije es cierto.

    — Oh, darling, te exaltas demasiado. TaeHyung, ¿por qué crees que estoy enfermo? No es nada más que una blasfemia.

    — Blasfemia mi culo —bufo en alto—. No sé quién eres, ni siquiera recuerdas lo que me gusta o no.  

    Parte de mí extrañaba al otro JungKook. Ese que salía corriendo tarde de su casa o que durante los desayunos me hablaba de los increíbles e inexplicables sueños que había tenido. Era increíble que, a pesar de los pocos días que había compartido con darling, estuviera extrañando con mucha fuerza a JungKook. El sentimiento de necesidad se apropiaba de mí y, cada que quería conversar con el anterior chico, este nuevo inglés venía con su sonrisa refinada y su postura recta.

   El nuevo JungKook me estresaba. Me estresaba que no fuera el mismo de siempre, me estresaba pensar qué tuvieron que hacerle para destruir aquella linda personalidad que, por años, fue mi centro de atención.

    Me senté incómodo en el lugar donde había estado, y recargué la barbilla en mi puño, cerrando los ojos. Intenté imaginar lo que sucedería si JungKook, el que más me agradaba, regresara. Fue una imagen lejana producto de una ilusión desconocida. Abrí los ojos cuando él colocó una mano sobre mis cabellos.

    — No te enojes —me dice con su, últimamente, tono favorito—. Es solo que he cambiado en menor cantidad; a pesar de eso, sigo recordando todo de ti, darling.

   Dentro, muy en el fondo, sabía que JungKook estaba por ahí. Las dudas me comían; por otro lado, mi cabeza no dejaba de pensar en aquel extraño lugar, y las personas de las fotos. Toda esa gente debía tener las mismas actitudes de JungKook, de lo contrario, las cosas serían raras.

    — Pero me has ofrecido el té. Y odio el té —recalco.

    — Ah, no, no odias el té —suelta mi cabello—. Odias que te sigan ofreciendo algo cuando, claramente, has dicho que no. Es completamente distinto.

    — ¿Qué te hicieron?

    Él ríe. Como si el chiste fuera mi cara, o como cuando evades una respuesta. Me parece estúpido que todo el problema se dirija, exactamente, a él y su actitud. Se supondría que sería más centrado. Solo eso.

   — Nada, TaeHyung. Todos allá son distintos a las personas de aquí. Son centrados, agradables y arreglados.

    — ¿Y qué pasó con mi mejor amigo?

    De pronto se puso de pie para justo después hincarse de cuclillas enfrente mío. Suspiró, y también lo hice. Estaba afligido por la situación y por todo en sí. El día estaba siendo una mierda, me sentía triste por todo y, ahora, enojado y confundido. JungKook me miró atento y quise evadir esos ojos.

    — TaeHyung, estoy aquí. Considera verme cuando esté enfrente tuyo, ¿bien? Mírame, soy el mismo.
  
     — Luces diferente. Actúas diferente —menciono, de repente me entra el enojo por la situación y lo alejo de mí poniéndome de pie—... Además, qué es toda esta mierda sentimental y... JungKook, me estoy estresando por tu puta culpa.

    — Bueno, TaeHyung. Lo lamento. Eso fue lo que pasó allá, no tengo nada más que decirte.

   Ese abrupto cambio me hizo quedar anonadado. Seguía siendo tan respetuoso y tranquilo, pero su tono variaba en estar enojado. Me hice una bolita de sentimientos antes de bufarle en alto, sintiéndome enojado y un tanto estresado por aquella idea de asfixia.

    No quise hablar más del tema, pero desde ese día, JungKook ha estado evadiendo mis preguntas y, casi, fingiendo que no existo.
    

Hated Friend » KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora