Capítulo O4

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Capítulo O4: donde JungKook dijo cosas que, realmente, me avergonzaron.

No soy una persona que tienda a mirar a los demás con rechazo, pero si de alguien estuviese receloso, envidioso y poco tolerante, probablemente sería de Min YoonGi.

   El tipo era la definición de todo lo que yo podía odiar en el mundo. De hecho, era bastante amigo de JungKook -y se parecían en muchos aspectos, debo decir. De todas maneras, JungKook poseía una magia distinta; mientras que YoonGi simplemente era otra historia. Interesante aquella manera de desenvolverse.

    Como dije antes, JungKook no era un súper fan del ejercicio. Casi lo odiaba. Pero juagaba fútbol algunas veces, al igual que básquetbol, y carreras de atletismo. Yo no sabía mucho de eso, rechazaba la idea de hacer ejercicio por mi cuenta. Y hasta hacía meses, JungKook y yo pasábamos juntos las horas de educación física, haciendo nada. A veces simplemente nos perdíamos en conversaciones sin sentido o dormíamos. Pero, últimamente, JungKook amaba ejercitarse, y salir a caminar por las mañanas, y jugar siempre que podía. Me estaba evitando, de una manera muy inteligente he de decir.

    — ¿Qué?

    — Que aguardes unos momentos aquí, TaeHyung —le escucho decir, mientras me tira encima sudadera—. Iré a jugar un poco de básquetbol.

    Lo miré seriamente, y él ni siquiera me prestó atención. Desde que me había dicho que "no sabía qué sucedía con sus sentimientos" había estado evitando el tema a toda costa. Incluso cuando le dije que teníamos que aclarar qué pasaba por su mente, se dedicó a mirarme y decir que no era de importancia.

    —... Seguro, pero cuando tengas tiempo necesito preguntar-

   — ¡Sí, hablamos de regreso a casa!

    Pero yo sabía que no hablaríamos de nada, porque él terminaría diciéndome que se le había olvidado algo, y se iría. Como lo hizo toda la semana atrás. Tedioso. Era tedioso querer aclarar un tema que en lo absoluto me interesaba; es que ni siquiera quería hablar de eso, por mi cuenta no salía. Me refiero a que... Yo no era quien necesitaba aclarar sus pensamientos. De todas maneras, me preocupaba por él. Deseaba que fuese alguien fijo en lo que quería y en lo que no.

    Puede que el tipo fuese un raro, que ni siquiera me mirara porque estaba demasiado ocupado viendo cosas que realmente no me interesaban. Cualquier razón. Que se alejara de mí por sus actitudes raras, hasta que no me hablara cuando estaba enojado. Sí. JungKook podía ser otra persona cuando lo veía por fuera, y tal vez un poco en sus actitudes. Pero al verlo a los ojos, entendía que eso era algo que él deseaba.

    Quizá por eso me digné a aceptar lo que sea que él quería hacer con su vida y su cuerpo. Con su ropa y su actitud. Con toda su persona. Estaría bien. Tendría que apoyarlo y no hacerlo sentir como un raro, porque no lo era.

    — ¿No quieres jugar? —me preguntó acercándose rápidamente. Estaba todo sudado, y oloroso. Sus cabellos caían en mechones húmedos por su frente, y respiraba agitado—. Vamos a jugar.

    Negué. Ni siquiera tenía ganas de empaparme en sudor, después tendría que tomar una ducha y eso sería demasiado tedioso.

   — Ni lo pienses, JungKook... Ah, dame tus lentes, se pueden romper —hice el intento de tomarlos, pero él se movió—. ¿No? Bueno.

   Lo vi sonreír. De alguna manera, estaba de buen humor. Se lo veía con un aire fresco y optimista, como si ninguno de nuestros problemas de amigos estuviesen sucediendo. Aunque lo miré de reojo, simplemente me quedé quieto con él enfrente mío respirando agitadamente.

    — ¿Crees que se rompan? —habla. Toquetea el plástico por su esquina y me mira—. De todas maneras, no tienen aumento.

    — Lo sé —le respondo sin interés. Llevo mis manos hacia ellos para quitárselos, y después los cierro, guardándolos en mi mochila—. Pero sin ellos, se arruinaría tu nuevo estilo.

    — Claro, Darling. Sin ellos no soy...

    Esa frase me hizo mirarlo detenidamente. No tuve noción del momento, pero aquel chico que estaba enfrente mío, parecía que era alguien lejano a mí. Me pregunté cuánto hacía que JungKook no se quitaba esos lentes. Pude ver de nuevo aquella sonrisa alocada, y sus ojos cafés que eran bastante peculiares. Cosa del momento. Cosa del tiempo. De la impresión, o de mí delirio. Pero estaba embelesado con la imagen del pelinegro.

    — ¿Qué? ¿Me veo extraño?

    — Sí —respondo. Puedo percibir que está más cerca mío, acorralándome en la banca en la que estoy—. Últimamente te ves diferente.

    — Es porque estoy diferente.

    — Lo sé, es solo que ahora luces muy emocio...nado.

    Él está ahí, viéndome fijamente. No le importaba el momento, la situación, no le importaba nada. Tan solo me miraba como si fuese lo único que existía. Y eso me hizo sentir incómodo. Eso me hizo pensar que las cosas se estaban complicando, que él instante era fugaz y que, de una manera u otra, la propia confusión de JungKook me estaba afectando también.

    — ¿Qué sucede? —me pregunta en la misma posición.

    Pero tampoco sabía qué es lo que era distinto de ese momento. El tipo no estaba haciendo nada extraño. Ni siquiera es que dijera cosas extrañas. Me pregunté lo mismo, ¿quién era el que se complicaba? ¿Él o yo? La simplicidad de mi compresión era nula. Me estaba complicando todo, su mirada y sus deseos.

    Y, ¿quién era el que deseaba? ¿Él o yo? ¿Quién quería que las cosas avanzaran? ¿Él o yo? ¿Quién era el que enredaba sus pensamientos?

     — No sucede nada.

    No me cree. Sonríe intentando esconder ese ambiente incómodo, y deja de estar encima mío. Percibo el momento en que se sienta a mi lado, con tranquilidad. No mostraba ningún signo de nerviosismo.

     — Querías hablar de algo conmigo, ¿no?

     — Tal... Vez —respondí inseguro.

    Comenzaba a verme de otra manera, era probable que yo mismo quedara en descubierto; aunque el JungKook que estaba sentado ahí, en ese instante, era más parecido al viejo chico, mi mejor amigo.

    — ¿Tal vez?

   — Oye, ¿dónde está el chico sofisticado de antes? —cuestiono intentando cambiar de tema—. ¿Y tu té?

     Él se aleja, arrugando la nariz. Puedo distinguir su cabello moviéndose de lado a lado, dejando caer gotas de sudor. Camina un poco y desde donde está, apunta a su mochila. La tomé entre mis manos, y le miré de nuevo. JungKook movió sus manos, apuntando dentro de ella.

     — ¡Ahí está mi té, Darling! ¡Destápalo, iré en unos minutos!

     Rodé los ojos enojado, pero hice lo que me pedía. De manera increíble no podía hallar la maldita bolsa. Es decir, escuchaba el sonido del metal golpeando con las llaves de su casa. Metí la mano, sacando algunas cosas, entre ellas su celular. Sonreí al encontrar el bote, y comencé a meter todo. El celular de él vibró y lo desbloquee sin mucha vergüenza.

    Entonces, vi algo que me molestó.

     En ese momento, no lo entendía. ¿JungKook amaba tanto tomarse fotos? Vi de fondo de bloqueo aquel chico del día de "Darling, no viste ni la mitad" (por cierto, Darling mi culo). Yo estaba enojado. ¿Cuántas veces no le pedí una foto a él? Me dolió. Me dolió saber que él simplemente se podía tomar libertades con otros, y hacer cosas que odiaba con los demás, pero conmigo, simplemente me dejaba de lado.

    Esa fue la primera vez que me enojé tanto con JungKook, al grado de pretender ignorarlo.

Hated Friend » KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora