Capítulo O8

31.4K 5.4K 1.8K
                                    

Capítulo O8: trata de mí, siendo un aguafiestas.

Claramente, mi cabeza estaba al borde del colapso. No solo eran mis problemas sentimentales, o la intensa confusión que se venía encima mío cuando JungKook de repente actuaba como el JungKook "antiguo", y después se convertía en el chico inglés del internado. No. También lo era esa difícil manera de sacar más información sobre el tal San (era bastante extraño por cierto, porque desde que JungKook había aceptado que le gustaba él, sus palabras simplemente fueron decayendo).

     Al parecer yo tenía un solo objetivo, y era olvidarme de todos los extraños y vagos sentimientos que JungKook había comenzado a procrear en mí. Inconscientemente claro, pues yo era el único que estaba confundiendo las cosas. Él, de verdad, en ningún momento quiso causar eso.

      — Entonces... ¿Simplemente te sientes mal?

     En ese momento, JungKook estaba recostado sobre mi cama, observando fijamente el techo. Pasábamos bastante tiempo en nuestras habitaciones, también comíamos muchas frituras y comida chatarra. Oh, bueno. Yo lo hacía. Él no salía del té y sus galletas.

      — Exactamente —suelta muy propio, quitándose los lentes falsos y tocando el puente de su nariz—. Me desperté hoy y sentí que todo daba vueltas.

      — Suertudo. Es fin de semana así que no puedes aprovechar esto —le solté, llevando la mano hasta su frente—. Mmm, probablemente tienes fiebre. ¿Quieres que le diga a tu mamá?

      — No. Realmente no quiero que le digas a mi mamá.

      No era muy bueno para esas cosas. Cuidar a los demás era molesto, más si estaban enfermos. Por algún tiempo me dediqué a cuidar de JungKook, porque éramos niños y eso. Después el comenzó a cuidar de mí y de sus hermanos. Yo no era exactamente alguien que tuviera la cabeza centrada en todo, JungKook en cambio era como uno de esos niños que extrañamente tienen su vida ordenada y se fijan mucho en lo que deben hacer.

     Era un desastre, pero hacía bien su trabajo cuidándome. En cualquier situación, yo no estaba dispuesto a cuidar de él.

     — Sabes que odio cuidar a las personas.
  
      — Solo recuéstate, Darling. Necesito guardar reposo, eso es todo.

     Me sorprendía cómo alargaba una frase a tal grado. Bastaba con decir "Acuéstate, voy a dormir".

    Como era de esperarse, él cerró los ojos. Yo no me moví del asiento en la ventana, no sería buena idea recostarme con él y más cuando tenía tantas cosas en la cabeza. Estaba algo intrigado por mi manera tan tranquila de actuar junto a él.

     Es decir, había visto muchas veces ese tipo de problemas: estar confundido sobre tus sentimientos, y de repente todo se pone extraño. Y a mí no me pasaba eso. Tenía una guerra en mi cabeza, e inclusive me alteraba pensar en eso, pero como no quería que él se preocupara simplemente lo retenía. Tampoco me daban ganas de evitarlo y actuar extraño.

     — Definitivamente le diré a tu mamá —mencioné poniéndome de pie.

      — Por favor, no, Darling.
  
     — ¿Por qué piensas que sería tan irresponsable? Obvio estás enfermo. Aguarda un momento, iré por ella.

     Por un momento pasé al lado de la cama, tirando encima suyo alguna almohada. Me tomó del brazo desprevenidamente, haciéndome caer encima de él. Mi cabeza se hundió en el espacio entre su mandíbula y su clavícula.

     — ¡¿Qué crees que haces?! ¡Déjame ir!

      Por obvias razones, tenía que mostrarme tranquilo ante una situación como esa. Pero no podía. Estaba ansioso porque no eran cosas que simplemente pudiese ignorar. Además, era diferente en ese momento. JungKook siempre hacía eso de tumbarme en la cama cuando yo iba a hacer algo que lo involucrara y no le gustara.

     — Guarda silencio, ¿podrías? Estás siendo tan ruidoso.

     — ¡Suéltame antes, idiota!

     — No te estoy sosteniendo, Darling. Incluso estás moviendo las manos tranquilamente. Es solo que soy muy cómodo.

      Era cierto. Demonios, yo era un idiota. Es que simplemente no podía soportar que él fuera de esa manera. Me puse de pie, no sin antes soltarle un almohadazo y recriminarme cien veces lo estúpido que había sido reaccionar de una manera tan precipitada, sin darme cuenta de lo que tenía capacidad de hacer.

    Había dos cosas muy importantes que apreciaba en JungKook, su honestidad y su actitud. Aunque con esta última, regularmente venían incluidas ese tipo de respuestas que te hacían quedar como un compartí estúpido.

     — Que idiota eres. ¿Te das cuenta que estás enfermo y estás jugando de esa manera?

      — Actúas como si fuera a morirme.

     — Pues... Pues solo me preocupas.

     — Lo sé, Darling.

     — ¡Y lo sabes, pero sigues haciendo esas bromas!

      JungKook quitó la almohada de sobre su cabeza, apoyándose en su mano y brazo, mirándome fijamente con una sonrisa algo burlona.

     — ¿Qué te sucede, Darling? ¡Siempre te tumbas encima mío!

     — ¡Hoy estás enfermo!

    Mentira. Tan solo me sentía nervioso de seguir confundiendo actitudes como aquella.

     Bueno, no es por nada, pero JungKook no tenía la menor idea de todos los problemas que comenzaban a avecinarse. Quiero decir, no sabía absolutamente nada de la llegada de San a la escuela o algo así (aunque JungKook dijo que era una gran posibilidad). Yo no sería egoísta al pretender alejar a mi amigo del chico que le gustaba, pero tampoco me podría comportar como un idiota conmigo mismo y soportar todo eso.

     Es decir, ¿entonces sí me gustaba JungKook? Me detuve en el marco de la puerta, mirando cómo se carcajeaba. Al mismo tiempo, mi cabeza fabricaba el tipo de preguntas que no me gustaban. Entonces... ¿No te gusta ni un...?

     — ¡¡No!! —grité en un intento de alejar esos pensamientos.

      El pelinegro me miró extrañado, sentándose en la cama. Alzó la mano y la movió, con la intención de que fuera con él. Yo no me moví, porque eran exactamente el tipo de acciones que me causaban nervios.

       — ¡Que vengas, Darling!

       — Estoy bien desde aquí. ¿Qué quieres?

       JungKook rodó los ojos, palmeando la cama unas veces. Insistencia. Maldita insistencia, era un niño mimado, y si no se hacía lo que él quería, lloraba como un bebé. No. ¿Cómo me podía pasar en la cabeza el simple hecho de que me gustara? Me sentí más enojado, pero uno pude evitar sentarme en la cama. Él tomó con cuidado mi mejilla y después pasó la mano hasta mi frente.

    — Tal vez no soy el único enfermo —mencionó gracioso.

     — No es eso. Es que me das miedo con tu actitud toda... Rara.

      — No pienses que soy el único que actúa de una manera realmente extraña, Darling. Aunque pienses que no me doy cuenta.

      Yo me sentí alarmado. Así que instintivamente, mi respiración se volvió pesada y lenta. 
 
       — Eso no es cierto. Tú eres el que pide té y esas cosas.

       — Sí, claro... Te lo dije —se recuesta hacia el otro lado, mirando la ventana y dándome la espalda—, te conozco mejor que nadie. Pero si no quieres decirme, no importa.

       — No tengo nada.

       — Seguro.

     Estaba preocupado, porque él estaría preocupado por mí. En esos momentos me propuse algo: no interferir en ningún sentido con JungKook, su actitud, sus sentimientos o con el chico San que, probablemente, llegaría a la escuela.

     Entonces, todo estaría bien con un poco de suerte.

Hated Friend » KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora