Capítulo 26

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Capítulo 26: a este punto, ¿realmente necesito explicar el grado de dificultad que experimento?

En primera instancia, planeé contarle a JungKook la conspiración que en mi cabeza crecía. Pero, ¿en realidad había una conspiración? Muchas teorías fueron puestas en las posibilidades; ¿le gustaba a San? ¿San estaba confundido? Y si era así, ¿por qué tenía esa inestable necesidad de hacer que los demás tuviésemos problemas? Hablándome cómo si yo fuese uno de sus muy estúpidos objetivos.

     Es decir, sí, puede que sea demasiado distraído con muchas cosas. Pero no era un estúpido en esa situación.

      — Darling.

      Intenté no detenerme en el camino hasta el metro, después de distinguir a JungKook salir corriendo, a saltos, de su casa, y escuchando cómo la puerta se azotaba. Pero él se adelantó hasta estar enfrente mío y detenerme. Lo observé con aires de molestia, porque él justamente sabía que yo no quería hablarle.

      — ¿Recuerdas que ese día te dije que no quería hablar mucho contigo?

      — Lo sé, lo sé —lo veo hablar apresurado, probablemente porque sabe que no quiero oirlo—. Quizá no sea el mejor para decir esto pero, ¿qué fue...?

      — JungKook... Escucha, sabes que no me llevo bien con él. ¿Realmente crees que esto viene y va de la nada?

       JungKook abrió la boca para intentar decirme algo, pero, como de costumbre, nada salió de sus labios y terminó cerrándolos. JungKook muchas veces colmaba mi paciencia, en especial en esos momentos que quizá escucharlo decir algo me ayudaría a pensar. No. Él se quedaba callado, vaya a saber quién si era para pensar lo que diría. Me quedé quieto, metiendo las manos en mis bolsillos.

      Aunque la razón no la tenía yo. Iba en contra de el mismo chico que siempre fue mi amigo y a quien, por cierto, le reclamé por no hablarme por días. Y ahí estaba yo, ignorando sus palabras, mensajes, llamadas e incluso levantándome más temprano para evadirlo en el camino o en la escuela. Por otro lado, las veces en las que yo batallé con JungKook no se comparaban a esa situación, era la cereza del pastel: un triángulo amoroso con alguien que ODIO. Odiar es muy fuerte... Digamos mejor, alguien que a duras penas "aguanto".

      — ¿Te dijo algo malo?

      ¿Decirle era lo correcto o solo dejarlo fluir con el tiempo? La lógica me llevaba a la primer opción... Pero esa opción me llenaba de miedo. ¿Y si no me creía? ¿Y si, de nuevo, era yo quien quedaba como idiota? Suspiré, bajando los ojos hasta mis zapatos.

      — Pregúntale a él, JungKook.

      — Darling-

      — Ya no... Me digas así.

     Ese tono de británico mal hecho comenzaba a darme ganas de gritarle. Cada vez que él me llamaba de esa manera, la imagen y las palabras de San se venían a mi cabeza: Siempre quiero lo que no puedo tener.

        — Hmm... ¿Hablas en serio?

        — Sí —dije en un murmuro—. En serio.

         — Sí, bien... —él asintió unas veces, yo no quise verlo directamente—. TaeHyung, probablemente sea algo que pienses que está mal, pero puedes confiar en mí.

        Qué casualidad. Cada vez que JungKook me decía algo importante, me cerraba a escucharlo. Hasta ese momento, mi cabeza pretendía estar con él, en el momento. Pero no. Y, por mucho tiempo pensé que era algo relacionado con mi cerebro. Los últimos días lo pensé, y la verdad es que, cada vez que JungKook hablaba, tenía miedo. Miedo de que me rechazara, miedo de no escuchar lo que yo quería. Y estaba mal. Estaba mal simplemente esperar algo de él, como si tuviese que darme todo lo que mi cabeza quería.

      JungKook no era el mejor de los mejores, y hasta admito que hay muchas cosas en las que no congeniamos. Sin embargo, casi siempre estaba conmigo en situaciones poco favorables para él. Quién lo diría, se inclina más a un buen amigo que a uno malo.

       — Es que no puedo, JungKook.

       — No puedes... ¿No puedes qué? ¿Decirme? ¿Confiar en mí?

        Inestable.

       Definía a San con esa palabra, inestable y manipulador. Y en ese momento yo también era inestable. Bipolar. Estaba confundido entre las personas involucradas en ese problema estúpido de adolescentes confundidos.
 
       Confiaba en JungKook, y tenía miedo de que no me creyera. No podía decirle, de cierta manera, porque probablemente arruinaría su relación. No quería sentirme culpable, no quería que él prefiriera a San. Me creía poco egoísta, pero quería serlo con él.

         — Ambas, JungKook. A veces siento que no confío en ti, y no creo poder decírtelo.

         — Pero somos... Mejores amigos.

        Asentí unas veces, balanceando mi cuerpo de lado a lado, suspirando. Podía percibir aquella mirada confundida, buscando sus errores. Él siempre fue un fan de analizar lo que creía mal, siempre tan extraño y bueno en ese tipo de cosas.

     — Lo sé, JungKook.

     — Y nos contamos todo y... Confíamos el uno en el otro.

      — Lo sé.

      En algún momento de la conversación, él dejó de hablar con ese estúpido fingido que tanto odiaba. Como si de verdad pensara que me molestaban sus cambios. ¿Era posible que él creyera eso? ¿JungKook creía que estaba enojado por su manera tan suya y nueva de ser?

       — ¿Ya no es así? —preguntó.

     Esos ojos cafés, tan interesados en mi opinión. Debajo de los lentes falsos, con el copete liso al borde de ellos... Parecían demasiado preocupados.

       — No lo sé, JungKook.

       — ¿No lo sabes? Es un sí o un no... Yo solo quiero entender todo esto, pero no me dices nada. Lo evades, justo como tú odias que los demás hagan. Quieres que te entienda pero... TaeHyung, tú solo necesitas que adivine y yo no... No puedo hacer eso.

       Hice mi boca en una delgada línea, y después lo miré serio por unos segundos. La vaga diferencia de altura no fue impedimento para verlo respirar pesado, esto se debía a que comenzaba a estresarse. Suspiré, bajando los hombros, dispuesto a irme.

       Quizá tenía razón. Y a la vez no. Me sentía culpable por eso, por quizá gustarle a San. O por ser parte de un capricho de inútiles. No entendía la situación. Tal vez todo de resolvía contándole a Kook lo sucedido. Siempre tan egoísta, no quería arriesgarme a perderlo.

       — No... No puedes, JungKook. Pregúntale a él, si te lo dice entonces...

       — Siempre has hecho lo mismo, TaeHyung.

       — Si te lo dice, entonces vienes a mí... —le dije con aires de comprensivo—. Y si no, deja que yo piense bien. Justo ahora, no tengo muchas ganas de verte. Y lo lamento, pero tengo que ir a la escuela.

       Estaba seguro que mi mente necesitaba aclarar todo. Resolver todo. Entender todo. Por eso me fui. Fue así como evadí, de nuevo, a JungKook para no contarle la verdad. Fue, también, la primera vez en la que él no me detuvo al irme. Y yo estaba corriendo en círculos, creyendo que hacía lo mejor... No obstante, nada era "lo mejor" para ese punto.

        JungKook ya no era mi mayor problema. Lo era yo mismo.

Hated Friend » KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora