Capítulo 18

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Capítulo 18: explica cómo la "inclusión" a veces no es lo mejor.

Yo no entendía por qué debía estar metido en cualquier momento o lugar que incluyese una acción incómoda y difícil de digerir. Como en ese momento, me encontraba sentado en medio de un acto irrefutable de coqueteo de parte de JungKook, a tan solo dos días de haber conocido a San.

     Alguien (y por alguien me refiero a JungKook) pensó que sería satisfactorio en cierta manera incluir a San, el chico a quien por cierto, yo comenzaba a querer evitar, para desayunar con nosotros. En teoría, en un inicio, Choi San quiso evadir el problema de una manera muy inteligente pretendiendo tener que ir a otro lugar. La insistencia de JungKook fue tal, que el castaño oscuro terminó sentándose con algo de impaciencia. JungKook se mantenía hablando de no sé qué, probablemente una táctica de convencimiento sobre lo genial que cocinaba su madre o cómo era de bueno en los deportes.

    Yo me mantenía cabizbajo sintiendo la mirada firme de San, sin embargo, no dejé que eso me abrumara y alcé la vista, dándole una mordida a mi pay de limón.

      — La escuela tiene un equipo de básquetbol —escuchamos hablar al pelinegro muy contento—. A veces he querido entrar pero termino por dejarlo de lado.

      Prácticamente, estaba exento de aquellas vistas incómodas. Podía sentir los ojos de San, tan prolijos y perspicaces. Yo no quitaba mis ojos de él, es decir que no me dejaría vencer tan fácilmente; por otro lado, yo lo miraba confundido. En algún punto de esa intensa lucha, JungKook mencionó algo que hizo que San le prestara una atención integra.

      — ¿Qué acabas de mencionar? —preguntó el castaño con un tono ligeramente asustado.

      JungKook hizo las cejas hacia abajo, quizá preguntándose donde había estado su CONQUISTA (ponerlo en mayúsculas lo hace más interesante) los últimos diez minutos que llevaba adulándose a sí mismo.

       — ¿Huh? Mencioné que si hago menos tiempo con las clases, probablemente me inscribiré al equipo de baloncesto.

      Quise ser claro en algo: no me molestaba que JungKook empleara su tiempo en cosas productivas, porque la mayoría del tiempo se la pasaba encerrado o viendo cómo hacer que sus zapatos lucieran relucientes. Aunque sabía que dejaría el club de baloncesto tan pronto como se cansara, por mí, estaba bien. No me importaba nada de eso.

      No todos teníamos el mismo pensamiento.

      — ¿Baloncesto? Es un deporte demasiado brusco —escucho decir a San, tranquilamente mientras recarga la mandíbula en su puño—. ¿A caso no tienen un club de esgrima o una orquesta escolar?

    — ¿Ah? —fue lo único que pude mencionar. Mis ojos se fueron, directamente hasta JungKook quien se veía pensativo.

     Es decir... ¿Si quiera era posible que él considerara eso porque, simplemente, él se lo estaba diciendo? Hablamos del mismo tipo que difícilmente se concentra, al que le paso -o pasaba- todos los apuntes, quien con dificultad hacía la tarea y quien odia a cantidades exuberantes la música de orquesta que su padre ponía al ducharse.

      — ¿Debería? Tengo entendido que no tenemos ningún club así.

       — Podría ser también el club de artes, la pintura es tranquila y nada exagerada.

        — Sí, no sé qué pensaba al pretender entrar al club de baloncesto. 

      Lo veía, escuchaba, y aun así era totalmente imposible creer que JungKook abandonara con tal facilidad algo como eso. Después de escucharlo hablar por días sobre lo bien que le iba, sobre la necesidad de correr, incluso dijo que se estaba tomando las cosas muy en serio. YoonGi me contaba lo bien que avanzaba JungKook en juegos amistosos que no tenían nada que ver con las prácticas, y que se lo veía muy feliz. Es más, yo mismo presencié esa felicidad a inicios de todo este problema.

          — Lo sé, JungKookie, demasiado sudor. Nada bueno para ti.

        Pero me molestaba tanto que en vez de animarlo, lo hiciera cambiar de parecer tan a la ligera.

       Dejé caer mi comida al plato, haciendo puños sobre la mesa. Distinguí los ojos de San sobre mis manos, y me molesté más con su ceja alzada, la cual claramente juzgaba mis gestos.

      — JungKook, deberías entrar al equipo de baloncesto —dije enojado—. Por lo que he visto, te hace muy feliz. YoonGi hyung dice que con un poco de entrenamiento puedes ir a los partidos oficiales, porque eres bueno.

      — El baloncesto es grotesco.

     JungKook se veía en un estado evidente de confusión, entre mis palabras de apoyo y el cambio de parecer que San imponía.

       — ¿A quién le importa si es grotesco?, cosa que no pienso—alcé los brazos, mirando al castaño recargarse con los brazos cruzados—. A él le gusta.

       — Es poco productivo, brusco, incluye estar exhausto, prácticas innecesarias y también un olor terrible.

        — ¿Y eso qué? Él es feliz cuando juega, ¿al menos lo has visto jugar?

        Estaba enojado. No me detendría hasta que JungKook me lo pudiese. Estaba dispuesto a discutir aquello, por más lucha que el otro diera. No me gustaba que le prohibieran (porque más que una sugerencia sonaba como una orden manipulada) a nadie, menos a JungKook, el hacer algo que claramente era un deseo desde el fondo de su corazón.

      San alzó la ceja de nuevo, mordiendo sus mejillas por dentro de su boca, totalmente distinguible por su tersa piel que se hundía en ese momento. 

       — Entonces que él lo decida, ¿no?

       San colocó una mano sobre el hombro de JungKook, quien se comportó como un inútil al no hacer absolutamente nada (a veces le entraban estos estados de idiotez que eran molestos). El toque de San me hizo achicar los ojos, mirando fijamente a JungKook. Mi amigo salió de su estado de trance idiota, y suspiró sin decir nada..
   
      — Chicos, deberían calmarse.

     Inútiles palabras. ¿Cuándo ese tipo lo había vuelto una máquina manipulable? No solo me sentía mal como amigo de JungKook, sino que me sentía mal también al ser él mi interés amoroso. Dolía que lo estuviesen orillando a tomar decisiones de ese tipo, destruyendo sus anhelos y felicidades.

     Ni siquiera era algo malo, por Dios, era básquetbol.

      — Él lo decidirá —mencionó San, dirigiéndose a mí—. ¿Te parece, sweetheart?

      Mis ojos cayeron en JungKook, quien mantuvo la mirada perdida en algún punto del lugar en el que estábamos. Después observé la mano de San sobre el hombro de JungKook, y esa vista altanera.

     San me decía implícitamente: Esto que ves, ahora es mío; ahora las cosas son así.

     Las cosas cambiaron el rumbo, y no era satisfactorio para mí.






















¿Quién está quedando 🤡?
JAJAJA leo sus teorías, comentarios y todoooo lo que quieran, por fis, por fis.


Hated Friend » KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora