Capitulo IV

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Alex

Alex regresaba a su casa derrotada, sentía vergüenza de cada uno de los acontecimientos que la dejaron como una completa loca. Al pasar la puerta encontró a su papá, Lee, estaba desayunando, al parecer no se había dado cuenta que Alex ni llegó a dormir esa noche. Alex lo vio extrañada, como era posible que su papá no hubiera si quiera hecho una llamada para contactarla.

¡Hola! - Dijo Alex - ¿Estabas preocupado por mi porque no vine a casa?le preguntó con algo de sarcasmo en su tono.

¿Porque he de estar preocupado?- Contestó Lee.

Estaría más preocupado si mi hija de casi 30 años regresa a tiempo todos los días. - Dijo en tono tranquilo y totalmente despreocupado. Lee era un profesor de la universidad, un abogado de gran reconocimiento y ahora gran renombre como catedrático. Diane la madre de Alex había muerto cuanto esta era pequeña, haciéndose cargo el del cuido de Alex, nunca le faltó nada a su lado, cuando descubrió la preferencia de Alex solo sonrió a ella, le dio un abrazo y le dijo que la amaba no importando nada.

¿Que clase de Padre eres? - Dijo Alex en un tono ya más calmado. Si fueras cualquier otro padre hubieras llamado a la policía y habrías causado un gran alboroto siguió diciendo.

¿Y tu te consideras como cualquier otra hija? - Soltó entre risas contagiando a Alex.

Has salido en las noticias - dijo Lee una vez pararon de reír.

¿En serio?, ¿lo grabaste? - dijo Alex emocionada. Pero su buen ánimo volvió a decaer cuando junto a su padre se dispusieron a ver la grabación. Las noticias solo hacían referencia al escándalo en si, la cara de Alex estaba por todos lados. A estas alturas ya sería reconocida en toda la ciudad por lo sucedido.

Alex no podía creer lo expuesta que había quedado. No dijo una sola palabra mas a su padre y se retiró a su cuarto.

Se tiro sin reparo a su cama y durmió por horas. A estas alturas ya no sabía si tenía trabajo aún. Al despertar tomó un baño, se arregló, se puso algo cómodo para salir, y se fue directo a un salón de belleza. Si es que a caso ya no tenía un trabajo, y su reputación estaba por el suelo, pues tenía que hacer un cambio y empezar de nuevo, se quería sentir diferente, o tal vez quería que nadie la reconociera.

Al llegar al salón la gente murmuraba, la quedaban viendo, unas con cara horrorizada, otras con cara de otra cosa, por supuesto que sabían quien era, por muy mal que el evento haya salido, Alex no era una chica que pasara por desapercibida, tal vez su belleza había llamado más la atención que todo el desastre en sí, solo que ella nunca se sintió de tal manera. Alex era una chica muy sencilla, profesional, y dedicada, un tanto torpe si, pero amaba su trabajo, siempre daba lo mejor de sí.

Mientras le hacían los arreglos, se entretuvo viendo revistas de espectáculos, de esas que nunca faltan en lugares estéticos, a la par se encontraba una señora de algunos cincuenta años aproximados, hablaba por teléfono al parecer con su marido, las palabras cariño, amor, y te extraño lo hacían suponer que así era. Alex solo escuchaba y de vez en cuando volteaba a ver de reojo. La platica llegó a ser un poco intensa que Alex empezó a sentirse incómoda.

Decidió concentrarse de nuevo solo en las revistas, pasaba página tras página solo viendo imágenes y los títulos de los artículos, hasta llegar a uno que llamó su atención.

Era esa rubia hermosa de ojos azul profundo. ¡Es esa creída! - dijo en sus pensamientos. Piper Elizabeth Chapman se leía en letras grandes en el artículo. La joven empresaria que dirige el corporativo internacional de una gran familia decía el título. Alex con cara de molestia pasó varias páginas hacia delante, pero su curiosidad pudo más y regreso a leer todo el artículo.

Lie To MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora