Capítulo XXXI

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Piper

Una nueva mañana llegó, un nuevo destino. Piper habia bajado del avión. Su temperamento era tranquilo, sereno. Habia agotado el tiempo de su vuelo en tratar de pensar bien las cosas, en como actuar, y que decir, y no precisamente con Alex.

Y es que a pesar de que se le queria ir encima a Camila, no podia.

No podía atentar contra la profesionalidad de su mujer. Por que cualquier ataque inapropiado y nada certero contra la mocosa, afectaría la imagen de Alex.

Piper por ningun motivo le haria eso a ella. La separación de sus vidas personales de la profesional estaba mas que claro.

Pero eso no impediría que ella cuidara a Alex discretamente de cualquier intensión de Camila.

Piper sabia que Alex tomaría todo por el lado profesional. En tan poco tiempo Piper ha conocido lo suficiente a Alex para saberlo y confiar ciegamente en ella. Y sabe también que por muy inteligente, capaz, autofuciente, seria y centrada que ella sea en su trabajo, tambien es noble e ingenua en ciertos aspectos respecto a las personas. Porque tambien sabe lo caprichosa que es Camila. Y la guerra ya se la habia declarado y sin que Alex lo supiera.

Alex no era ningún trofeo, no era motivo de competencia para ganarle a Camila como cuando eran pequeñas.

Alex era a quien ella queria, y a quien ella protegería de cualquier situación y de cualquier persona que la quisiera dañar.

Pero Piper no podía obviar que dentro de todo lo que estaba sintiendo por la morena existia miedo, miedo a perderla. Miedo a que alguien mas enamorara a Alex.

El hecho de que Camila por cosas de la vida haya aparecido en sus vidas acrecentaba mas su inseguridad. Y es que Piper tenia poca o nula noción  de lo que era el verdadero amor. Piper no sabía como actuar, que decir, o que hacer ante la persona que ella se dispusiera amar. Pero con Alex todo fluia naturalmente.

Con Alex, Piper era quien realmente era. Creida, pedante, altanera, mandona, posesiva, y gruñona, pero tambien era cariñosa, desesperada, dependiente, cursi, y melosa. Y con toda esa gama de calificativos, Alex la aceptaba, y la queria por igual. Con virtudes y defectos.

Es por eso que Piper iba dispuesta a poner toda su atención en Alex, porque la extrañaba y la necesitaba. Había pasado un día de mierda sin ella.

Y por su puesto, marcar su territorio. Porque si algo activaba su chip de la posesividad era Alex. Era inevitable.

Piper es humana, y como cualquiera, su obsesión por el control y la buena educación no le quita lo imprudente o impulsiva que puede llegar a ser.

Piper le daría la sorpresa a Alex de su llegada. También se sentía nerviosa de lo que pensara su morena, no quería que Alex sintiera que la estaba sofocando. Pero Piper tenia una gran necesidad de ella.

Llegó al hotel con pocas malestas, lo necesario para dos días.

Entró a recepción a realizar su check in. Pidió un cuarto matrimonial,  Piper sabía que su llegada imprevista corria el riesgo de no pisar terreno estable.

Si tenía suerte y Alex no se enojaba, trataria de convencerla de quedarse juntas en el mismo cuarto, y si tenía aún algo de extra suerte, también trataria de convencerla de que se quedaran el resto del fin de semana disfrutando un tiempo lejos de todo.

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