Capitulo XXI

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Piper

Iban a ser casi las once, Piper despertaba después de un placido sueño, había repuesto algo de las energías perdidas en sus noches anteriores. Llevaba ya dos noches seguidas que las terminaba muy tarde, y con Alex en ellas.

Desperezando el cuerpo la imagen última de la noche anterior, más bien la madrugada, hace unas cuantas horas pensó en Alex y lo que pudo haber pasado si no cerraba esa puerta.

Notó el descontento en el rostro de Alex, ¿que esperaba ella que pasara?, ¿a caso la misma locura que ella deseaba?

¿Locura?, si Locura, porque lo que tenía ganas de hacerle a Alex de la nada no sabía cómo podía llamarle a eso. Luego de toda la platica emocional que se había dado entre ellas.

Nada de sentimientos resonaba en su cabeza. Y es por esto mismo que está pasando ahorita que lo puse. Para que ninguna confundiera las cosas y saliéramos heridas.

Pero al parecer no solo Alex empezaba a confundirse. Es solo deseo de seguro concluyó. Soy humana, tengo mis necesidades, es normal se justificaba.

No se escuchaba ningún ruido en la casa, seguro Alex no había despertado. Se levantó de la cama, se metió al baño y tomó su ducha, todo su ritual matutino, esta vez algo más relajado.

Salió y se puso cualquier cosa, lo más cómodo que encontró, seguro Alex querrá bañarse y ponerse ropa limpia - Consideró. Busco algo que le quedara a medida, hasta ropa interior eligió. Mmmmm ¿como se verá en estas? - Pensó coqueta y algo caliente. Eran unas bragas de encaje blancas, las elevo para apreciarlas, y se las llevó a la nariz aspirando e imaginando el olor de Alex.

¡Mierda Piper!, compórtate. Pareces una adolescente con las hormonas revueltas. Buscó un sostén pero su falta de juicio no le hizo percatar que no serviría de nada, hasta que las tuvo en sus manos. Sus hermosos... al diablo espetó. Serán solo las bragas - admitió para ella.

Tomó todo lo que había elegido y se dirigió al cuarto donde estaba Alex para ver si se había levantado. La puerta estaba abierta. Que extraño - Pensó.

Se adentró en silencio y la vio, ahí estaba, boca abajo y con las sabanas a medio cubrir. Su hermoso trasero resaltaba, sus curvas bien moldeadas estaban puestas como si estuviera posando para una revista, pero para una revista de bebés, más que una bomba sexy parecía un angelito. Se acercó un poco más para apreciarla mejor. Su vista fue subiendo de a poco, paso desde sus pies, sus piernas, sus caderas, Dios, la pijama se le había elevado un poco dejando ver la curva que se formaba, su piel era tan de porcelana, blanca como la nieve y seguro suave como terciopelo, se detuvo un precioso instante ahí, luego pasó de un solo a su rostro, su boca entre abierta, sus labios apenas alcanzaban a unirse, un respirar pausado, y relajado. Se notaba que Alex estaba disfrutando del sueño.

Piper no aguanto y se arrodillo a la altura de su rostro para verla más de cerca, olerla y sentirla, el calor que Alex desprendía de su cuerpo pareciera que se transmitió al de ella. Acercó su mano con miedo para trazar el perfil de su nariz esperando que esta no se despertara, y milagrosamente Alex solo se movió a penitas y soltando un tierno bufido de molestia.

Basta Piper - Cerró sus ojos y se dispuso a levantarse lentamente para no hacer ruido. Dejo las cosas puestas en un sillón que había dentro y salió del cuarto dejándolo a como lo encontró.

Eran ya pasado el medio día, Piper se sentía sola, miraba su reloj y ojeaba a cada rato el pasillo que daba al cuarto de Alex desde que escucho ruido. Seguro Alex ya se estaba preparando para marcharse.

Estaba en el sillón de la sala viendo algo en la tv. Alex llegó a la sala y saludó. ¡Buenos días! - Dijo
Eh, Buenas tardes mejor dicho - Reparó.

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