Capítulo 5

45 2 0
                                    

En ese instante, Leila se gira hacia la voz y la persona que ha hablado es la última que esperaría ver en ese mágico lugar. Vistiendo una coraza pectoral de hierro, tejanos y botas y con una espada tan grande como ella atada a la espalda, delante de ella estaba Ben, pero algo era diferente en él, igual que en Leo. Sus cuerpos emiten una especie de resplandor, y sus rostros parecían rebosar salud. 

En el caso de Ben, parecía que fuera como si la luz del sol del mes de agosto en el que había nacido se reflejara en su cara e iluminara el entorno. 

Con Leo era diferente… El resplandor era más bien plateado, como si se hubiera bañado en la luz de la Luna y aún estuviera húmedo por el brillante fluido. 

-Unos lobos y la señora Haggins me han atacado en el bosque. -contesta ella a la pregunta del chico -Pensaba que era un sueño hasta que el Leo me ha salvado de los lobos. 

-Esto hay que hablarlo con todos -dice Ben. 

-Claro. ¿Han llegado ya? -pregunta Leo mirando al reloj de una torre cercana 

-No, pero mira, por ahí llegan…

En ese instante, un escalofrío recorre la nuca de Leila, y una fría brisa empieza a soplar. De repente la brisa para, y la substituye un aire cálido que le deja la cara seca. 

-¿Qué está pasando? -le pregunta esta a Leo 

-En un momento llegaran aquí, yo de ti me taparía los ojos, les gustan las entradas cegadoras. 

"¿A quién?" Piensa ella, pero piensa que es mejor no hacer demasiadas preguntas. Y en ese instante, la hierba del parque empieza a cubrirse de escarcha por un lado y a ponerse amarillenta por el otro, hasta que las dos marcas crean un círculo bastante grande. 

El aire se ondula encima de los círculos, y dos flashes de luz, acompañados de dos ventadas, una helada y la otra ardiendo, recorren el parque. Cuando abre los ojos, en los que le bailan las manchas típicas de cuando miras fijamente al sol, Selena y Alex están cada una en un círculo de hierba. 

La primera montada en un gran tigre dientes de sable completamente blanco, vistiendo una armadura de cerámica blanca, que parece tela.

Y la segunda montada en un gran zorro rojo con 4 colas llameantes, y una armadura de colores rojizos que parece llamear a la luz del sol. 

-Chicas, tenemos que hablar -dice Ben todo serio 

-Tranquilo Ben, a la siguiente misión vienes tú… -le dice Alex con cara de aburrida, como si ya hubiera oído eso miles de veces antes. 

-No se refiere a eso -contesta Leo -Tenemos visita.

 Y en ese instante todas las miradas recaen en Leila, cuya cabeza estallará a preguntas.

Nada es lo que esDonde viven las historias. Descúbrelo ahora