-Querré esto, esto, eso de allí, y… ¡vaya! ¿Qué chula esta blusa no? -Leila corre a por una blusa que ha visto en un estante diferente, dejando a Ben cubierto de prendas de ropa que va a probarse.
- Empiezo a pensar que darte una tarjeta ilimitada y luego llevarte a París no ha sido buena idea. -Dice Ben, que corre detrás de Leila para coger la siguiente prenda que ella lanza al aire, pensando que él está ahí.
-Mira la parte buena: ¡Puedo comprarte un montón de ropa que no sea ni blanca ni negra!
-Ja ja ja- Y los dos se ríen sonoramente, en el momento en el que Leo entra en la sala, seguido de Alex y Selena, que llevan tantas bolsas que casi no se las ve.
-¡Aquí hemos acabado! -Dice Selena. -¡Me encanta ir de compras! Sobre todo si no las pago yo y es en Francia...
-Pues te gustará a ti, ¿porque no vamos a alguna tienda para chico? -Pregunta Leo.
-En fin, a la siguiente sí. ¿Vale? -Le dice Alex.
-Eso decís siempre. Pero Leila, ¿tú cuantos cuerpos tienes? ¡No hay ser humano que pueda ponerse tanta ropa!
-Soy luz emergente ¿no? ¡Algún truquito habrá para ponerse tantas prendas en un solo día!
Salen de la tienda, al sol abrasador que ahora baña la ciudad de las luces, ellos con todas las bolsas y ellas tranquilamente hablando.
-¿Podéis echarnos una mano? -Pregunta Leo, que lleva una bolsa hasta entre los dientes.
-¡Ya lo hago! -Dice Selena , y levanta una bolsita en la que lleva unos pendientes nuevos.
-¡Vamos Leo! Te he visto intentar domar a dragones tan largos como uno de los barcos del Sena y no sudas, y ¿llevando cuatro bolsitas ya te quejas? -Se ríe Alex.
- Pues si no hay más remedio... -Leo suelta todas las bolsas y sale corriendo hacia una tienda de trajes. Minutos más tarde sale con tres grandes bolsas.
-¿Qué llevas ahí? -Pregunta Leila.
-Si voy a tener que llevar lo que las princesas compren, al menos no lo haré como un burro de carga.
Abre las bolsas y saca tres trajes completos, con guantes, zapatos, sombrero y bufanda. Los estira en el suelo, como si los llevara alguien y entonces, con las palmas de las manos apuntando hacia los trajes, murmura:
-¡Aer imple!
Entonces, un viento salido de la nada les enreda los cabellos y delante de ellos se encuentra una criatura de otro mundo: un joven con el cabello largo y rubio y unos rasgos faciales difíciles de recordar, como si de un sueño se tratara, flota delante de ellas .Lleva una túnica blanca que parece hecha de hielo y dos nubes se arremolinan en su espalda. El joven les guiña un ojo, y se lanza sobre los trajes. Estos entonces, se levantan del suelo como si de humanos se tratara, y con un gesto de Leo, cogen las bolsas.
-¿Qué ha sido eso?
-Un espíritu de la brisa. Le he pedido que llene los trajes de aire para que nos hagan un favorcillo.
-Leo, ¡tienes que enseñarnos ese truco! -Dice Leila.
-Otro día, ahora vamos a acabar de comprar, hay mucho que hacer.
***
Acabando de comprar, los jóvenes vuelven a casa y se disponen a llenar el ala que le corresponde a su nueva compañera.
-¿Y ahora solo tengo que tocarlo, pensarlo y se hará? -Pregunta Leila. El como lo llama Leo, "cristal de llamamiento" flota en medio de la que será su habitación. Leo está mirando por una de las ventanas, con vistas al acantilado debajo del cual está la playa de detrás de la mansión.
-Claro, pero solo si lo imaginas y te crees lo que imaginas lo harás real.
Leila pone un dedo en el cristal, y se ilumina con un color lila brillante se concentra en como quiere la habitación: La cama de matrimonio mirando hacia las ventanas, la pared llena de estanterías para libros, el escritorio grande y confortable, la pared con las fotos con sus amigos, y la alfombra en medio. Un centelleo violeta inunda la habitación y al momento todo está tal y como ella quiere.
- ¿Pues esta era la última habitación, no? -Pregunta Leo.
-Sí, ¡me encanta!
-Pues lo que quiero que veas te va a sorprender. Mira.
Leo se dirige a la estantería de libros, y tira de un volumen: El Hobbit. En ese instante, la estantería deja lugar a un cómodo ascensor, con asientos y todo.
-¿Bajas?
-¿Qué es esto? -Es lo único que Leila puede decir al ver lo que tiene delante. Estanterías altísimas a las que sólo se puede llegar al final mediante una escalera de madera y mesas con lamparitas están ordenadamente colocadas a lado y lado de un pasillo infinito.
-Planta menos 1 de la mansión: Biblioteca privada. Puedes venir cuando quieras. -Y pulsa el botón hacia abajo.
Probetas, fogones, estanterías llenas de frascos de líquidos que humean y cambian de color, y antiguas tablillas y pergaminos escritas en lenguas que hace millones de años que están muertas reposan en mesas, esperando a ser investigadas.
-Planta menos dos, mi laboratorio de investigación. Aquí me ocupo de convertir la pirita en oro puro, y el carbono en diamantes entre otras cosas. También traduzco las tablillas y pergaminos que se encuentran en diversos yacimientos arqueológicos, a veces tienen algún que otro dato que indica el lugar de descanso de algo importante para los Magiis, como armas mágicas, o hechizos poderosos. Vamos a la planta menos 3 -Y pulsa el botón.
La planta menos 3 es al menos el doble de grande que las otras dos plantas juntas, pero está vacía.
-Aquí es donde tú pondrás tu propio laboratorio, como siempre has querido. -En ese momento, una fuerte campanada, poderosa y harmoniosa a la vez, retumba por toda la casa. -Pero me temo que será en otro momento, ahora hay que ir al templo magii. Es hora de que te hagas magii de pleno derecho.
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Nada es lo que es
FantasiaLeila Moon, una adolescente normal de 15 años, se ve arrastrada a un mundo paralelo en el que la magia existe, las leyedas y mitos corren por sus anchas por el mundo y una raza de humanos, llamdos "magii" se ocupan de que éstos no ataquen al mundo m...