-¿Dónde están todos? -Pregunta Leila. Mira a los lados pero no hay nadie en toda la terraza.
-¿Qué tal si miras abajo? -Pregunta Leo.
Leila se inclina hacia abajo y sus amigos la están saludando desde abajo.
-¿Cómo han bajado tan deprisa?
-¿Enserio preguntas eso? Hay que saltar.
-Claro, como no. ¿Y cómo evito morir?
-Leo se sube a la barandilla, con un equilibrio perfecto, impropio en él.
-¿Pero que haces? ¡Te van a ver!
-¿Estos? No ven lo que tienen delante de sus narices, por eso no comprenden nuestro mundo.
- Ah vale. ¿Y cómo aterrizo?
-Pues simplemente hazlo posible. ¡Au Revoir! -Y salta.
-¡¡Leo!! -Gritó Leila, y se inclinó hacia la barandilla. Su amigo caía en picado hacia el suelo, con las piernas y los brazos abiertos. No sabía qué hacer. Se tiraba a por él antes de que se estrellara contra el suelo, o confiaba en él, y ¿sabía que haría algo?
Mientras ella pensaba eso, miró a Leo, y este, en un abrir y cerrar de ojos, cambió. Hubo un flash de luz blanca y en el lugar en el que antes el chico caía en picado, un gran búho pardo volaba en círculos hacia el suelo, en dirección a sus amigos, se posaba en el suelo y tras otro flash volvía a ser Leo. Ahora estaba sola, y no pensaba dejar ese reto sin respuesta.
Se subió a la barandilla. Inspiró hondo, y saltó. "¿Pero qué hago?" pensó "¡Yo no sé qué voy a hacer!" Y empezó a gritar mientras caía en picado hacia el suelo, hacia la muerte segura.
Abajo, en el suelo, los cuatro amigos contemplaban como su amiga caía, gritando y moviendo desesperadamente los brazos hacia el suelo.
- No lo logrará. -Decía Ben.
-¿Pero como lo va a hacer si no sabe nada? -Gritó Selena
-¡Leo! ¡Tenemos que ayudarla! -Exclama Alex.
- Tened fe en ella, no le va a pasar nada. -Dijo Leo, manteniendo una calma impasible.
"Piensa," Se dijo Leila. "¿Qué puedo hacer para evitar la caída?" Un géiser de agua como el del frontón no sería efectivo, y la galleta que había aumentado a su perrita no tenía ningún uso más. Eran ella y la gravedad. Así que tenía que frenar a una de las fuerzas de la física más complicadas. No había problema, pensó ella, sarcásticamente. Estaba a la altura del comienzo de las patas de la torre y no se le ocurría nada. Solo veía el suelo contra el que se estamparía. ¡Pues claro! ¡El suelo! Abrió los brazos y se concentró en el suelo, viendo en el patrón de las baldosas el tejido de una cama elástica. No parecía haber ningún cambio en el suelo. "Me rindo, vaya forma más original de morir..." Y cerró los ojos, esperando el impacto. Notó el áspero roce de su piel con los adoquines, pero entonces, el suelo se hundió bajo el peso de su cuerpo, y rebotó.
-Vaya, ¡lo ha logrado! -Gritó Alex, corriendo hacia allí.
- Sabía que podías. -Dijo Leo, mientras le daba la mano mientras la levantaba del suelo. Parecía muy seguro de eso, pero le temblaba un poco el pulso por el miedo, y había corrido hacia allí el primero.
- Gracias por dejarme allí, ¡señor búho! -Dijo Leila. Estaba enfadada con él, por haberle hecho pensar, primero que él se estrellaría, y luego por no ayudarle a salvarse, pero estaba contenta de lo que había hecho.
-¿Una cama elástica? ¡Guay! -Gritó Selena.
-Ya, ella es así de original. -Añadió Leo con una carcajada. -Ahora que estamos todos aquí abajo, vamos de compras.
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Nada es lo que es
FantasyLeila Moon, una adolescente normal de 15 años, se ve arrastrada a un mundo paralelo en el que la magia existe, las leyedas y mitos corren por sus anchas por el mundo y una raza de humanos, llamdos "magii" se ocupan de que éstos no ataquen al mundo m...