Capítulo 4: La decisión

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Lunes 13/08/2018
Ya daban las 7 AM, me encontraba parada frente a la entrada de la escuela la cual era una gran reja de tubos gruesos de color rojo con una pequeña puerta abierta que ese encontraba junto a una caseta amarilla pálida. Empecé a preocupar me un poco y solamente mi mente imaginaba que tal vez David había escapado con mi cuerpo, ya que no lo conocía aún muy bien, y lo usará para fines inimaginables.
En ese momento vi como llegaba la limosina que me traía todos los días al instituto, corrí hacia David y lo abrace diciéndole " me alegro que estes bien y que no te hayas ido con mi cuerpo" a lo que David muy apenado se sonrojo. Nuestro abrazo era hermoso ya que al abrazarlo sentía una cálida sensación que recorría todo mi cuerpo y me hacia sentir muy bien, pero esto no duró mucho debido a que el vigilante de la escuela nos interrumpido diciéndonos: "apresuren se muchachos o no los dejarán entrar a la escuela", al escuchar eso corrimos directo dentro de la escuela y subimos igualmente corriendo la escalera pero cuando llegamos al segundo piso nos detuvimos y nos miramos a los ojos diciendo: "¿para dónde me voy ?". Ante esta situación tome a David del brazo y nos metimos en el cuarto de mantenimiento, allí nos encerramos para poder discutir en paz.
-Liz(en David): oye qué vamos a hacer necesitamos regresar a nuestros cuerpos originales.
-david(en Liz): tienes razón pero eso no lo podremos hacer hasta salir de la escuela.
Ambos nos quedamos pensando un rato hasta que se me ocurrió la grandiosa idea de fingir ser el otro por un día. Le comenté a David sobre mi idea y el lo acepto muy bien, parecía como si en el fondo el también quisiera eso.
-liz(en David): bien, está decidió tú serás yo y yo seré tu
-david (en Liz): muy bien, me gusta la idea, sabes siempre quise usar una de estas faldas.
-liz(en David): y yo siempre quise usar pantalón, es mucho más cómodo.
Nos pasamos todo la información que cada uno necesitaría.
Salimos del cuarto y nos dirigimos cada uno a nuestro designado salón. Las clases en el instituto eran las mismas, así que no hubo mucho problema para adaptarnos en los estudios. Las horas pasaron y después de un largo día de clases sonó el timbre de la salida, yo me levanté del pupitre de David, este estaba muy ordenado e impecable. Tome mis cosas guardando las de manera que solo las aventaba dentro de la mochila, salí corriendo del salón y me dirigí hacia el mío en donde se encontraba David, cuando llegue me encontré con David apenas guardando sus cosas, las acomodaba de una manera muy extraña ya que guardaba todos sus útiles en un orden especifico, sus libretas estaban llenas de un montón apuntes con diferentes colores, la mayoría de lo que anoto yo no lo entendí. Entre al salón y le propuse ayudarle a guardar sus cosas, a lo cual el aceptó y me explico el orden en que debían ir sus libretas y libros. Luego de ayudarlo a acomodar sus cosas salimos ambos del salón, en el camino tuvimos una pequeña pero muy interesante charla.
-david: sabes Lizbeth me gusta mucho tu cuerpo, es más siento que es mío.
-liz: enserio David, yo siento exactamente lo mismo.
En ese momento se le ocurrió una idea muy loca a David.
David: oye Lizbeth y si nos quedamos así una semana, prometo cuidar tu cuerpo.
Liz: si, estaría super pero tengo otros compromisos y creo que tú también.
David sé quedo pensativo un rato mientras seguíamos caminando hacia la entrada de la escuela, unos minutos después se le ocurrió una brillante idea, tomó una de las libretas que traía en su mochila negra, arrancó dos hojas blancas y se puso a escribir algo en una de ellas.
-david: ya se, ten mira estos son todos mis horarios de esta semana y mis compromisos pendientes.
-liz: son muchas cosas.
-david: si pero estoy seguro que tú podrás con todo, ten mira escribe los tuyos para que yo pueda hacer lo mismo.
Ya con los horarios de cada uno se podría decir que nuestras vidas cambiaron totalmente.
-liz: bien David, con esto cumpliré mi sueño de por fin ser libre como un hombre.
-david: si y ahora yo podré cumplir el mío de ser mimado y rico como lo he soñado.
Luego de varias explicaciones extra y un intercambio de nuestros números celulares, ya que acordamos que el se quedaría con su teléfono negro y yo me quedaría con mi teléfono blanco, cada uno subió a su respectivo auto y fue a su respectiva casa.

Disfruten de este capítulo mejorado.

Un nuevo despertar [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora