~Citas Inesperadas.
Capítulo 32
-No les hagas caso.
-Todo está bien, no debes de preocuparte.
-No, es que simplemente no puedo permitir que hagan eso. ¡Maldición!- golpeo con sus manos el volante.
-Justin...
-¡Jamás me pueden dejar sólo! ¡Nunca!
-Justin...
-Y lo peor de todo es que te insultaron, no, no lo permitiré. Juro qué haré que a todos los despidan.
-Justin, ¿Puedes escucharme?-volteo desesperada, mientras el ponía los ojos en ella-Ya no me importa lo que digan de mi, ya no desde...-pauso- desde que te conocí. Sabes, la verdad es que antes de que llegaras, todos los insultos y las criticas eran peor que balas pero ya no me importa más lo que piensen o digan de mi, si estoy contigo para mí todo esta bien- dijo en un solo suspiro, mientras tomaba las manos de Justin para tranquilizarlo. Justin sonrió, sintiendo que su calma volvía.
-Eres increíble, Miley- acaricio su mejilla, mientras ella inclinaba la cabeza.
-Vamos, hay que irnos. Es tarde ya.
Sin más, se fueron de ahí rumbo a la casa de las concursantes.
El rubio sintió enojo por dentro, no quería estar dentro de esa casa fingiendo cosas tontas, quería salir, huir, porque sabía que ninguna de las concursantes era su chica, excepto su castaña. El silencio abrumo la casa, cuando se escuchara el ruido de la puerta cerrando sé, pero un jalón interrumpió el rumbo de Miley hacia adentro de la casa. Giro si cabeza, y se encontró con la mirada suplicante de Justin.
-¿Que pasa?
-Escapémonos.
-Creo que has perdido la cabeza- rodó los ojos Miley.
-Hablo en serio Miley.
-¿A dónde quieres ir?- preguntó paciente Miley.
-A cualquier lugar que sea lejos de aquí, contigo.
Miley agacho su cabeza, ocultando su cara ruborizada, trataba de pararlo pero era inevitable era como sí todo el tiempo tuviera algo con que hacer estremecer.
-Sabes que no podemos...
-Al Diablo con eso, vamos- tomo sus manos suplicante.
-¿Y si alguien se da cuenta?
-No te preocupes por eso, lo tengo todo bajo control.
Miley hecho un suspiro, dirigiendo su vista hacia adentro de la casa. Y por segunda vez estaba rompiendo las reglas de su trabajo, las estaba rompiendo por alguien más y eso era lo peor de todo, que estaba haciendo lo que nunca había querido hacer o lo que nuca había hecho por una persona que extrañamente empujaba sus impulsos a atravesar a nuevas cosas, pero, ¿Que podía hacer? Tenía qué admitirlo, le encantaba.
La castaña cerró silenciosamente la puerta aceptando la propuesta de Justin, quien después tomó de su mano bruscamente feliz y corrió sin destino alguno hacia el auto. Prendió rápido de este y condujo hacia lo desconocido.
-Sabes, creo que harás que pierda mi trabajo por tu culpa- río negando con la cabeza Miley.
-Si te despiden, yo renuncio entonces- goleo levemente el hombro de la chica.
-Oh, grandísima idea Justin- asintió sarcástica.
-Lo sé, lo sé. Mi cerebro tiene ideas sobrehumanas- sonrió presumido.