Capítulo III⚠️

737 67 21
                                    

2019.07.11 Hermosas💜 aquí dejo otro capítulo, no quiero platicarles mucho para que lo lean tranquilamente.
Gracias por su apoyo, las adoroo🐥🐰💞

⚠️EL CAPÍTULO DE HOY ES SENSIBLE PARA ALGUNAS PERSONAS⚠️

BLUE CODE 3💙💛

- ¡Maldita perra!
Su puño se estampaba contra la cara de la chica, logrando que ésta cayera de manera estrepitosa contra una de las sillas de la más fina madera que se encontraba en aquella habitación.

- Nnno qu-quiee-rro hacerlo Padre...logró decir. Él siempre me hace mucho daño...me golpea y después no puedo ni sentarme por varios días. Continuó la chica.

El hombre mayor dejó salir un suspiro lleno de furia y se dirigió al pequeño bar que tenía en su estudio para servirse un wiski mezclado con vodka, su bebida favorita para "esas ocasiones".

- ¿Quieres un poco, EhRin? Su sonrisa se extendió por todo su rostro, su repentina felicidad preocupó aún más a la chica que yacía sentada en el suelo en una de las esquinas del lugar.

"El Estudio del Padre"
Así era conocido y ninguna de las chicas deseaba pisar aquel lugar. Día a día luchaban para que su día terminará sin ser llamadas al "infierno".
Era una habitación bastante espaciosa, tres veces el tamaño de un estudio normal.
La puerta era tan grande y amplia, se abría a dos manos, estaba perfectamente tallada y pintada de color negro.
Al abrirlas se podía divisar un gran librero junto a la pared de lado derecho, las paredes estaban coloreadas de rojo.
El suelo estaba cubierto por la más costosa de las alfombras en color negro.
Su escritorio estaba del lado izquierdo, era amplio y de vidrio. Su silla era de cuero negro, alta y sumamente cómoda, ideal para planificar cada uno de sus movimientos.
Había un pequeño living con un par de sillones en tono rojo, aterciopelados.
Al fondo de aquella habitación, en la esquina izquierda para ser exactos, estaba instalado un pequeño bar con todo lo que él deseaba, tenía dos sillas para poder disfrutar a gusto sus bebidas y poder "relajarse".
Y para finalizar, pero no por eso es menos importante, en la esquina derecha había un sofá cama y en la pared estaban perfectamente colocados diferentes tipos de látigos.
Era esa parte de la habitación en la que el "Padre"
"degustaba" a sus "nuevas adquisiciones" y "reprendía" a quienes no obedecían sus órdenes.

- No quiero beber Padre, mis labios duelen, esas últimas inyecciones me están causando mucho dolor y mis labios están inflamados.
- ¿En serio, hija? Dijo con falso tono de preocupación, del cual lastimosamente ella no se percató.
- Si Padre, ya no quiero inyectarme más, si eso es posible, dijo reparando en sus palabras.
Los clientes me muerden por lo que mis heridas nunca sanan y según dijo el Doctor mis heridas están infectadas.
- Entonces te daremos unas pequeñas vacaciones, no te he dado ningún descanso desde hace cinco años y mereces relajarte por un tiempo.

El rostro de la chica se iluminó como hace años no lo hacía, sus ojos se llenaron de las galaxias que todo aquel mundo quiso apagar, pero seguían allí, seguía viva y deseaba con todo su corazón salir de aquel lugar, de aquel mundo en el que había caído por "error".

- Ven hija sígueme. Dijo mientras se daba vuelta y se dirigía a su escritorio.

La chica fallaba en su afán de levantarse, pero al quinto intento por fin lo logró.
Su cuerpo estaba desmejorado, en su rostro se podía observar cuán exhausta estaba.
Con pasos temblorosos se dirigió hacia el “Padre".
Éste por su parte ya estaba sentado en su cómoda silla, tenía el teléfono al oído.

BLUE CODEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora