⚠️El Padre⚠️

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- Espero que llames para darme buenas noticias.
- Padre, busqué en toda esa casa pero esos policías imbéciles tienen limpio, no hay nada.
- ¡Malditos idiotas! Gritó.
- Lo siento Padre, buscaremos mejor.
- Aborten la misión, ¡Ahora! Gritó liberando toda su furia en aquellas palabras.
- Pero Padre... Respondió.
- ¡Que vayas a casa he dicho! ¿Acaso no te ha quedado claro escoria humana?
- Entendido Padre, como usted ordene.

El Padre estaba furioso y lanzó su celular contra la pared.

.......

Tock Tock.

- Entra.
- Padre, disculpe que lo interrumpa, pero debo notificarle lo que ha ocurrido. Dijo la chica de cabellos castaños que llevaba unos lentes gruesos.
- Dime Andrea pero hazlo rápido que no tengo tu tiempo ni paciencia.
- Sufrimos otra emboscada, con esta ya van cinco en menos de dos meses.
- ¡Malditos! Gritó.
- Pero los chicos lograron escapar con la mercancía justo a tiempo.
- Llama  a JoonMin el té dará las nuevas medidas que tomaremos, serás la encargada de hacerlas cumplir al pie de la letra.
- Gracias por su confianza Padre, no lo defraudaré. Dijo mientras hacía una reverencia completa arrodillándose en el suelo repetidas ocasiones.
- ¡Anda mujer! Apresúrate que de esto depende tu vida ahora, ¡estúpida!
- Gracias Padre, como usted ordene.
Y salió de su estudio.

Ese lunes estaba muy cargado de malas noticias para el Padre.
Todo el Departamento de Policía de Busan lo tenían fuera de quicio, odiaba las complicaciones, y no cumplir sus objetivos lo ponían de muy mal humor.
Cada día todo se complicaba y tenía que tomar decisiones, tenía que recurrir a personas poco deseables para él, pero imprescindibles para el negocio. Su negocio era prioridad y no iba a permitir que un detective, que según él, era un amateur con infulas de "Dios" pusiera en peligro toda una vida de arduo trabajo.

.......
La chica de cabellos castaños y lentes gruesos llamada Andrea era de sus últimas adquisiciones, un grupo de sus secuaces llamados "perros" la encontraron en un pueblo montañoso lejos de Seúl y prácticamente la secuestraron.
Ella por su parte tenía mucho miedo y deseaba escapar de aquel infierno, pero Andrea tenía un detalle, era muy perspicaz e iba aprovechar su belleza al máximo para hacerles pagar cada amenaza hacia su familia, debía tener cautela ya que si descubrían su plan matarían a su madre y abuela, sus únicos familiares.

- "Es mi momento", se dijo.
Tocó nuevamente la puerta del aquel inmenso estudio.
- Adelante.
- Padre, me atrevo a traer su medicina, hoy ha sido un día difícil, dijo con la mejor de sus  coquetas sonrisas falsas.
- Veo que sirves para algo muñeca, el asqueroso ser ensanchaba cada vez más las comisuras de sus labios logrando una gran sonrisa llena de morbo.

Andrea podía percibir la depravación y lujuria del hombre frente a ella, debía tragarse todo pudor para lograr salir viva de ese infierno.

- Para usted siempre estaré disponible y a sus órdenes Padre, dijo besando su mano y colocando en ella las dos pastillas, dándole un vaso con agua.
- ¿Sabes algo bombón? Cierra la puerta con llave, ¡ahora mismo! Gritó, asustando a la pobre chica.
- Ahora mismo Padre, y en dos segundos la puerta estaba completamente cerrada para evitar interrupciones.
- ¡Plam! ¡Plam! Siéntate aquí, dijo aquel hombre palmeando sus piernas.

Andrea suspiró con dificultad.

- Si Padre. Su voz tembló.
- No tengas miedo... Te haré sentir bien, recuerda que yo soy tu Padre y debo probarte antes que todos, dijo mientras acariciaba y tomaba su mentón con brusquedad.
Apretó su trasero con la tosca mano y la levantó en fracción de segundos. Ahora su brazo estaba atrapado en la fuerte y bruta mano de aquel animal.
La haló con fuerza hacia la esquina "especial" del Padre...

Esta estaba repleta de diferentes látigos colgados en la pared y un sillón rojo muy peculiar. La lanzó contra este, arrancó sus ropas y rápidamente la ató de manos y pies dejando su desnudo trasero totalmente expuesto para ese enfermo.
Sintió miedo y mucho, pero debía contener sus ganas de gritar, debía fingir o moriría como una más.
Un azote le hizo salir de sus pensamientos.
- Dame gemidos. Le ordenaba.
Otro azote.

... Ardor...

Un azote más fuerte.

- ¡Duele! Gritó.
- ¡No te pedí que me dijeras que te duele!
Dio otro azote, esta vez con más fuerza.

No tuvo más remedio que darle esos gemidos que ese enfermo deseaba escuchar.

Escuchó cómo desabrochaba su camisa, el ruido de su cinturón al caer al suelo y la manera tan asquerosa en la que besaba su trasero.
Andrea sabía lo que estaba a punto de ocurrir y cerró sus ojos.
El espejo frente a aquel sillón le permitía al Padre ver el miedo en el rostro de la chica pero eso no le importó, y una vez más separando sus nalgas se hundió en ella con una fuerza brutal haciéndola gritar.
- Quiero que me mires a los ojos por el espejo frente a ti, ¡escuchaste perra! Le gritó cerca de su oído, mientras tomaba su cabello con fuerza para hacerla mirar hacia dicho espejo.
- Si Padre.. Dijo con voz casi inaudible.
- Así me gusta, dijo mientras deshacía sus deseos sexuales más retorcidos en el cuerpo de aquella chica.

2020.07.14
A más de un mes de haber actualizó el último capítulo. Me disculpo por ello.

Estos son detalles explícitos que se irán dando a lo largo de la historia, nos harán comprender muchas más cosas.

Espero se estén cuidando y estén en casita.
Gracias por su apoyo y cada mensaje de amor.
Las adoro💜

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