24. En Un Día de Lluvia

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Vivir en casa de los Wong era una de las cosas más difíciles que Jungwoo había experimentado jamás.

Despertar era sin duda lo que más le aterraba al castaño. Era horrible abrir los ojos y darse cuenta de que estaba en un lugar al que no pertenecía.

Sin mencionar que era tortuoso desayunar en la misma mesa que la mujer que casi lo devuelve a la correccional y su ex novio. Comían en completo silencio, y lo único que podía hacer era apresurarse para terminar su plato lo más pronto posible.

Uno de los pocos momentos del día donde podía estar en paz, era a la hora de ir a la escuela. Ya que la madre de Yukhei sólo llevaba a su hijo a la escuela, Jungwoo caminaba rumbo al mismo sitio a pie. Lo cuál agradecía ya que apreciaba ese tercio de hora donde podía ser él mismo sin miedo o incomodidad. Siempre usaba auriculares, y tomaba su tiempo para caminar a su ritmo. Y a pesar de siempre tener los oídos ocupados, su vista siempre iba alerta por si se encontraba a su hermano en el camino.

Los primeros días fueron algo difíciles para Jungwoo, ya que no tenía una rutina diaria y no sabía muy bien cómo funcionaban las cosas dentro de la fortaleza Wong. Pero gracias a la pizzería, ahora tendría algo que hacer.

Entonces, Jungwoo se levantaba temprano para desayunar y ayudar a lavar los platos. Luego se dirigiría a la escuela, donde siempre luchaba consigo mismo por no distraerse con su precioso pero inalcanzable Yukhei. Después de clases, hablaba con el profesor Jung para preguntarle por su hermano, a continuación correría a la pizzería donde trabajaría unas horas y al terminar, iría a su nueva casa, se encerraría en su cuarto y esperaría por un nuevo día.

Todos los días era un reto nuevo, nunca estaba lo suficientemente preparado para tener que rechazar a Yukhei. Odiaba verlo en las mañanas casi vencido por el sueño, odiaba su peculiar manera de tomar el desayuno, odiaba que todos los días se esforzara por preguntarle a su madre si podían llevar a Jungwoo a la escuela, y aunque ella dijera que no, Yukhei siempre se levantaba de ánimo y volvía a preguntarlo al siguiente día.

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Cuando la alarma de Jungwoo sonó, se dio cuenta de dos cosas: estaba lloviendo a cántaros y ya era demasiado tarde para la escuela.

-¡Lo siento! -Jungwoo repetía mientras baja por las escaleras y acomodaba su uniforme -¡es demasiado tarde!

-¿Qué quieres desayunar, cielo? -la mujer mayor preguntó con una sonrisa por ver a su hijo adoptivo en ese estado.

-Nada, no puedo desayunar ahora, me tengo que ir -Jungwoo luchaba con su cabello rebelde -de hecho, ¿tiene un paraguas que me preste, señora Siu?

-No lo necesitas -la voz de Yukhei se escuchó a través de la cocina, Jungwoo estaba tan distraído que ni siquiera notó al moreno ahí -yo te voy a llevar.

-¡Excelente idea! -la mujer aplaudió con gusto y ayudó a su hijo con el cuello de su camisa.

Jungwoo ni siquiera tuvo tiempo de negarse, porque cuando se dio cuenta, ya estaba en el asiento del copiloto con el cinturón a medio poner.

-¿Por qué tu madre no te lleva a la escuela hoy? -era extraño para Jungwoo hablar con Yukhei, a pesar de vivir en la misma casa, lo único que se decían era "buenos días" y el resto del día se la pasaban repeliendose el uno al otro.

-Está de viaje en Londres, tal vez lo sabrías si cenaras con nosotros -Yukhei notó que quizás el tono que había usado era más hostil de lo usual, así que después de aclarar su garganta lo corrigió -si cenaras con nosotros de vez en cuando.

-No puedo estar en la misma mesa que tu madre, es incómodo cuando nadie habla -Jungwoo respondió con un puchero por el cual Yukhei se derritió en secreto.

Catch Me If You CanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora