11. Ventana Cerrada

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Por fin las cosas estaban poniéndose en su lugar, o al menos, las cosas con Jungwoo.

Mejor dicho, si Jungwoo lo perdonaba, lo que sea que había entre ellos dos podía volver a la normalidad, y eso era suficiente para Yukhei.

Con ese pensamiento en mente, Yukhei corrió hasta su casa, donde se cambió esa ridícula ropa de tenis que llevaba, y se sentó en su cama, esperando ansioso que pronto fueran las seis.

El inicio de su espera iba más o menos bien: la ansiedad por ver a Jungwoo no lo abandonaba, sus manos sudaban y no podía dejar de mover sus pies. Lo peor era que los minutos parecían durar horas.

Yukhei decidió recostarse para intentar controlar su corazón, que había comenzado a palpitar descontroladamente. No podía evitar tener en mente la imagen de Jungwoo cada vez que cerraba los ojos.

El moreno puso ambas manos en su corazón, cerró los ojos e inhaló profundamente. De verdad que se moría por ver a Jungwoo. Quería disculparse, abrazarlo, quería volver a hablar con él. Cómo lo necesitaba.

Y con esos pensamientos, Yukhei se quedó dormido.

Cuando Yukhei despertó, se dio cuenta de que era mucho más tarde que las seis. El cielo estaba prácticamente oscuro, las nubes se habían ido, al igual que su única oportunidad con Jungwoo.

No se lo pensó dos veces. Yukhei salió corriendo en dirección a la casa del lindo castaño, mientras rezaba porque la ventana siguiera abierta.

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Jungwoo esperó a Yukhei toda la tarde, y se sentía un estúpido por eso.

¿De verdad creyó que Yukhei iría?

Qué equivocado estaba.

Con demasiada ira en su interior, Jungwoo se levantó de golpe, se aproximó a la ventana y la cerró con fuerza. En ese mismo instante juró que nunca jamás en su vida volvería a abrirle el corazón a alguien más. No volvería a esperar por horas por alguien que no tuviera el más mínimo interés en prestarle un minuto de su atención. Y lo más importante: Yukhei pasaría a segundo plano, mejor dicho, tercero o cuarto.

Todavía estando furioso, Jungwoo bajó a la sala, donde su hermano se encontraba viendo televisión a oscuras. Gracias a la iluminación del aparato, el menor pudo ver que el oficial estaba casi desparramado en el sillón, con el uniforme aun puesto.

-Te ves molesto -Dongyoung hizo esa observación con tan solo darle un vistazo a Jungwoo.

Jungwoo caminó en medio del televisor y su hermano, y tomó asiento a un lado del oficial. Y plaff, Jungwoo ya se hallaba hundido en el sofá, casi en la misma posición que su hermano.

-¿Te gusta ese programa?, si no podemos ver otra cosa -Dongyoung preguntó unos minutos después, sacando al menor de sus pensamientos.

Jungwoo trató de concentrarse para tratar de identificar el programa que ni siquiera estaba viendo, pero era inútil, su vista no era del todo buena, a esa distancia no podía ver con gran detalle, y además, en cada ligero descuido que tenía, Yukhei inundaba su imaginación.

-Cualquier cosa esta bien -Jungwoo respondió ladeando su cabeza, quitandole importancia.

El mayor tomó el control remoto, luego cambió de canales hasta que encontró una película, que aunque ya había visto antes y Jungwoo también, no tenía nada de malo verla otra vez.

Mientras las animadas canciones de El Rey León sonaban de fondo, los hermanos Kim vagaban en un denso desierto de ideas. Y a pesar de que sabían que no era muy normal esa atmósfera callada entre ellos, ninguno se atrevía a hablar.

Catch Me If You CanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora