2. Promesa

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El motor del coche era todo lo que se escuchaba mientras Jungwoo y Dongyoung volvían a casa. El mayor de los Kim trató de conversar con su hermano, pero este solo respondía con monosílabos y muecas a medias.

-¿Ya me vas a decir qué ocurrió? -preguntó Dongyoung mientras esperaban que el semáforo cambiara a verde.
Jungwoo sacudió su cabello y negó con la cabeza.Dongyoung suspiró, y de la misma manera sacudió sus cabello.

-Pigmeo, yo sé que es difícil para ti volver al instituto después de tanto tiempo...

-¿Difícil? -Jungwoo rió con sarcasmo -¡es jodidamente imposible, Dongyoung!

-Lo sé, y creéme que si pudiera hacer esto más fácil para ti de alguna manera, lo haría...

-Pero no hay una manera fácil -Jungwoo fue tajante y seco -y el semáforo ya está en verde, pon atención.

Dongyoung salió de su trance y regresó su vista al camino. Nuevamente el silencio se encargó de ocupar el espacio entre los Kim.

-No creo que vaya a funcionar -soltó Jungwoo una vez que estuvieron en casa.

-Tiene que funcionar, Woo -Dongyoung dijo mientras le quitaba las esposas a su hermano.

-¿Cómo puedes tener tanta fe? -Jungwoo preguntó mordaz -estamos a un error o menos de que nos separen, y todo lo que dices es que va a salir bien.

-¿Entonces qué quieres que te diga? -Dongyoung elevó la voz -¡¿quieres que diga que todo se va a ir a la mierda?!

-¡Si esa es la verdad, entonces sí! -Jungwoo siguió a su hermano que había caminado hasta la cocina.

-Entonces sí -Dongyoung abrió el refrigerador y lo cerró de inmediato cuando vio que estaba vacío -todo se va a joder: a ti y a mi nos van a separar, te vas a ir a vivir a Malta y todos nos vamos a morir, Jungwoo. To-dos.

Jungwoo miraba a su hermano con el ceño fruncido, casi se podía escuchar el rechinido de sus dientes y poco faltaba para que se le aventara encima a golpes. Cómo odiaba que su hermano se comportara como si todo lo supiera y todo lo pudiera.

-Eres un idiota, Dongyoung -era así como usualmente Jungwoo terminaba las discusiones con su hermano cuando ya no sabía qué decir, o cuando su hermano se cansaba de él y terminaba dándole la razón aunque no la tuviera -ni siquiera sé dónde está Malta.

-Tendremos que comer ramen por ahora, cuando descanse iremos al supermercado -Dongyoung dejó atrás su discusión -¿está bien?

Jungwoo asintió, prometiendo implícitamente dejar el tema por la paz.

Justo cuando terminaron de cocinar y tenían sus platos servidos, llenos de delicioso ramen caliente, alguien llamó a la puerta.

-¿Esperabas a alguien? -Jungwoo preguntó desconcertado. Dongyoung negó con la cabeza y corrió a abrir.

-¡Wow!, Hyeri, ¡qué sorpresa! -el mayor de los Kim casi gritó desde el recibidor, para poder ser escuchado por Jungwoo, que sin perder el tiempo se apresuró a esconder cualquier evidencia de comida no saludable.

-Quería saber cómo fue el primer día de clases del pequeño Jungwoo -la chica pelinegra armaba un alboroto cada que visitaba a los Kim -¡Kim Jungwoo cómo haz crecido!

Jungwoo abrió los brazos y con toda la confianza del mundo abrazó a Hyeri.

-Y tú no haz cambiado nada, tan bonita como siempre -desde que conoció a Hyeri, Jungwoo supo que lo mejor era ser amigo de la pelinegra, al ser su trabajadora social no les convenía llevarse mal.

Catch Me If You CanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora