3. Enfrentamiento

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Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Jungwoo sintió desilusión, y la recordaba muy bien.

Era viernes por la noche, y Jungwoo esperaba ansioso en la sala de su casa mientras escuchaba llover.
Dongyoung le había prometido llevarlo al cine si él terminaba sus tareas antes de que llegara.
Para tener la corta edad de 12 años, Jungwoo entendió muy bien que debía obedecer a su hermano si es que en realidad quería ver esa película. Así que al salir de la escuela, Jungwoo corrió a casa, realizó sus tareas y se dio un baño, esperando que su hermano mayor se sintiera orgulloso de lo responsable que era.
Cuando dieron las siete de la noche, Jungwoo apagó el televisor para poder escuchar con claridad el momento en el que Dongyoung abriera la puerta, pero después de esperar dos horas, Jungwoo decidió darse por vencido.
El pequeño Jungwoo apagó todas las luces de la planta baja y cerró bien la puerta, y justo antes de subir a su cuarto el teléfono sonó.
Jungwoo prácticamente voló para contestar.

-¿Ya vas a llegar? -ni siquiera fue necesario ver el número para que Jungwoo supiera quién era, después de todo, se trataba de la única persona que llamaba a aquel teléfono.

-¿Terminaste tus tareas? -Dongyoung evitó la pregunta.

-Sí -Jungwoo respondió orgulloso, seguramente su hermano lo llamaba para disculparse por la tardanza, pero Jungwoo entendía. Incluso si su hermano llegaba un poco tarde todavía estaban a tiempo.

-Muy bien -seguramente Dongyoung estaba sonriendo -pero... tendrás que disculparme, Pigmeo. Me voy a quedar más tiempo a trabajar, no podemos ir al cine hoy.

La sonrisa de Jungwoo desapareció. En realidad, sus ganas de salir y su orgullo también desaparecieron en ese instante.
Pero también entendió que, de alguna manera, había sido su culpa esperar demasiado; su hermano era una persona muy ocupada, y siendo objetivos: no era la primera vez que Dongyoung lo dejaba esperando.

Conforme pasó el tiempo, Jungwoo aprendió que no siempre la vida iba a darle lo que quería, y lo mejor era no tener sus expectativas muy altas, o mejor aún, no tener nada de expectativas. De ese modo él no saldría herido, ni las personas que lo apreciaban.

Desde el accidente, lo último que quería era que alguien sufriera por su causa, porque si eso pasaba significaba que él sufriría también, y sinceramente, Jungwoo ya estaba cansado de que le doliera tanto.

Por esa razón, Jungwoo entró con miedo a la oficina de la directora. Después de salir de la correccional, se había preocupado por actuar con máximo cuidado y de la mejor manera posible, sabía que no debía de cometer ningún error, y de verdad no quería cometer ninguno.
En cambio, ahí estaban: tanto la directora como la profesora miraban a Jungwoo como si se tratara de carnada.
Cuando por fin las cosas parecían ir bien y le cortaban las ilusiones de tajo.

Jungwoo tomó una gran bocanada de aire para poder representar su papel, aunque estuviera a punto de orinarse por el miedo, jamás JAMÁS en la vida dejaría que alguien lo viera flaquear, al menos no esas víboras.

-¿Se trata de algo urgente?, porque Jungwoo tiene clases y no puede llegar tarde -el mayor de los Kim fue el primero en atacar, al parecer él también planeaba no hacérselos fácil.

La madre de Yukhei miraba a ambos chicos con cierto desdén, y no sólo eso, los estudiaba. Intentaba leer cada movimiento, y trataba de anticipar sus jugadas.

-Me temo, oficial Kim, que hay un pequeño inconveniente -la directora habló con cuidado.

-El único inconveniente que veo es que no nos permiten continuar con nuestras actividades -Dongyoung cruzó sus brazos y miró con el ceño fruncido a la directora.

Catch Me If You CanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora