Capítulo 23

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–Lo siento, Cris –murmuró Rodi con la voz entrecortada por la furia–. Confiaba en que tuviéramos más tiempo.

Ella estaba todavía tratando de procesarlo.

–Nos hicieron una foto besándonos frente a la consulta del doctor ¿Cómo se han enterado tan pronto? ¿Y por qué han esperado para utilizarlo?

Rodolfo volvió a maldecir y se pasó una mano por el pelo. 

Parecía furioso. En cambio ella no sentía nada. O mejor dicho, se sentía entumecida. No era lo que esperaba sentir. 

No era lo que lo que sintió cuando vio las fotos de Gonzalo y Silvina junto con el titular en que la calificaban de novia abandonada. Aquello resultó humillante, no cabía duda. Pero esto… esto era una violación. De su vida, de la vida de su bebé. De la de Rodolfo.

Él se acercó, le puso las manos en los hombros y la obligó a mirarle.

–No importa, Cris, vamos a casarnos dentro de cinco días. Simplemente, tendremos que enfrentarnos a ello antes de lo previsto.

Todos sus planes se habían ido a la mierda. Ella quería casarse cuanto antes para que cuando se le notara el embarazo hubiera al menos dudas.

Claro, cuando naciera el bebé cualquiera podría echar la cuenta y averiguarlo, pero para entonces habrían pasado muchos meses y ella sería una mujer casada con un niño recién nacido.

–¿Cómo se han enterado tan pronto? –repitió.

Rodolfo apretó los labios.

–No lo sé, pero voy a averiguarlo.

Ella alzó la mano. El anillo brillaba resplandeciente bajo la luz de la mañana. La noche anterior Cris se había sentido muy especial cuando la llevó a cenar al restaurante vacío y le dio aquel anillo. Todo fue romántico y perfecto, pero era falso. Falso porque el matrimonio ya estaba concertado. 

Pero a ella no le había importado cuando la besó y la llevó al hotel. Rodolfo había destruido todas las ideas que ella tenía sobre cómo debía ser aquella relación. Había derribado las barreras, la había desnudado y se había abierto camino en su alma. 

Rodi era parte de ella en muchos sentidos, y lo amaba. Tras la noche anterior confiaba en que todo saliera bien. Que sería feliz y que Rodolfo sería feliz con ella.

Hasta que leyó el periódico y se dio cuenta de que su secreto había sido revelado. Nadie creería que había algo entre ellos aparte del deber que tenían hacia el niño. No debería importarle, pero le importaba.

¿Cómo iban a ser felices si su matrimonio empezaba bajo una nube de sospechas y escándalo? ¿Cómo iba a estar segura alguna vez de que Rodolfo no estaba resentido con ella debido a las circunstancias de su matrimonio?

Con el paso de los días el escándalo se hizo mayor. Los habituales rumores se mezclaron con las medias verdades y todo se desbordó.
Ella se negó a hablar con la prensa y Rodi también, así que se inventaron cosas.
Encontraron testigos falsos, pagaron a porteros y camareros para que hablaran, y todo lo que dijeron fue falso y escandaloso.

Rodolfo se volvió frío y distante. No habían vuelto a pasar la noche juntos desde que salió la historia. Y para disgusto de Cristina, aparecieron fotos de su maravillosa velada. Alguien captó con un teleobjetivo a través de la ventana el momento en el que Rodi la besó apasionadamente antes de llevarla al hotel.

Todo era una cuestión de apariencias, de hacer creer a todo el mundo que eran muy felices. 

Rodolfo la llevaba a cenar, al teatro y a los actos sociales a los que tenían que asistir. Los fotógrafos los perseguían por todas partes con sus flashes y los periodistas los acribillaban a preguntas.

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