Capítulo Final

244 16 7
                                        

Parece que me he equivocado contigo –dijo una voz a su espalda–. No eres una dama dragón después de todo.

Cristina se giró y estuvo a punto de caer de rodillas. Tenía el sol de la mañana detrás, recortando su silueta mientras avanzaba hacia ella por la playa desierta. ¿Sería producto de su imaginación o era real?

–¿Rodolfo?

–¿Esperabas a otra persona? –le preguntó él deteniéndose a escasos metros de ella.

Cris sacudió la cabeza, incapaz de hablar. No podía creerse que estuviera allí. Se había marchado de Londres hacía casi una semana y desde entonces no había dejado de arrepentirse ni un solo instante. Tal como Rodolfo acababa de insinuar, había sido una cobarde. Sintió una oleada de emoción, pero tragó saliva y se quedó quieta observando cómo él la miraba. Ninguno de los dos dijo nada durante un largo instante.

Y luego Rodi rompió el silencio.

–Te marchaste sin despedirte –le dijo con dureza.

Ella tragó saliva.

–Lo sé. Lo siento.

–¿Eso es todo?

–¿Qué más quieres que diga? –le preguntó con el corazón latiéndole con fuerza por el amor que sentía hacia aquel hombre.

Rodi estaba allí y sentía deseos de arrojarse a sus brazos y suplicarle que le diera otra oportunidad.

–¿Por qué no me explicas la razón por la que huiste sin decirme, al menos, que ya no querías casarte conmigo?

–Quería decírtelo –murmuró Cris–. Empecé a decírtelo.

Pero cada vez que trataba de llamarle por teléfono, el miedo se apoderaba de ella. Finalmente se dio cuenta de que la única manera de liberarle de su promesa era marchándose.

–Deberías haberlo hecho.

Ella negó con la cabeza.

–No podía. Tú habrías insistido en seguir delante de todas formas y yo no quería hacerte eso.

Rodi gimió. Luego se pasó la mano por el pelo y se giró para mirar la espuma de las olas que rompían en la orilla.

–Tú querías casarte, Cris. Me lo pediste.

–Y tú siempre cumples tus promesas aunque sepas que más tarde te arrepentirás –le espetó ella incapaz de seguir conteniéndose.

Rodolfo se giró hacia ella y Cristina bajó la cabeza avergonzada.

–No podía soportar la idea de que te arrepintieras de haberte casado conmigo.

Él parecía sombrado.

–¿De eso se trata? ¿De la apuesta que hice con el tatuaje?

Sonaba estúpido dicho así. Cristina se sintió más avergonzada todavía.

–Por supuesto que no es por el tatuaje. Es porque tú eres la clase de persona que cumple sus promesas.

–Dios mío, Cris, qué frustración. Querías casarte para proteger al bebé. ¿Qué pasó para que cambiaras de opinión? ¿Fue por la maldita historia del tatuaje?

–Por supuesto que no –afirmó ella dolida–. Cuando contaste esa historia, me di cuenta de que tenías razón. Quería casarme por mí, para protegerme –bajó la vista y observó las pequeñas espirales que habían formado los cangrejos en la arena por la noche–. Me avergüenzo de ello.

La escuchó moverse. Entonces Rodolfo la agarró de los hombros y la obligó a mirarle. Cristina sintió deseos de llorar al sentir su contacto, pero se mordió el labio por dentro y guardó silencio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 24, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Me Quiere..?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora