Capítulo 52

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Semanas más tardes

El alcohol y la droga la había dejado.

Me sentía mucho mejor físicamente, no me sentía cansada a todas horas, ni tenía tantas alucinaciones pero estaba consciente de todo y los recuerdos de Izan los seguía manteniendo en mi mente.

De todas maneras fui otra vez a ver a mi psicólogo y me estaba recuperando aunque es cierto que me estaba costando.

Pero estaba saliendo de este agujero negro, eso era un gran paso para mi.

Incluso estaba pensando en volver a Bristol por vacaciones pero no sabía cuánto tiempo me quedaría o cuando iría.

Aun no me lo había replanteado.

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Fui al mercado para comprar comida, estaba cogiendo un cartón de leche y al darme la media vuelta me volvía a encontrar a John.

Él se sorprendía al verme pero me sonrió y me saludo dándome un beso en la mejilla.

—¿Como estás Erika?—

—Bien, estoy bien.—

—Me alegro, te veo mejorada.—

Sonreí de lado mirando a John fijamente y él a mí.

—Oye, no tengo nada que hacer ahora, ¿quieres que vayamos a comer?—preguntó.—

—Pues tenía pensado en almorzar en mi casa pero.. vale.—

—Vale, vayamos a comer juntos.—

******

John y yo estábamos comiendo pizza aunque me hubiese gustado comer tallarines chinos que era lo que le gustaba Izan pero tampoco quería fastidiar nada.

—¿Y tus amigos, Erika?—

—Si te refieres a Miranda.. Ella se fue a Milán, a Italia y los demás pues hacen sus vidas.—

—Pero tu también sigues con la tuya ¿no?—

—Si, claro, todos lo hacen.—

John me sonreía sin más mientras me miraba compasivo.

—Yo sigo con mi vida que es totalmente aburrida pero lo hago.—

—¿Aburrida? Que yo recuerde tienes un chalet con piscina.—

—¿Crees que soy más feliz por ello? Estas equivocada, me aburro muchas veces pero puedo estar agradecido con mi vida.—

Me quedé mirando hacia otra parte por lo que decía y asentía.

—Pero ahora no estoy aburrido, estoy almorzando con una amiga.—

Sonreí un poco por lo que dijo y le mire a los ojos.

—Me haces sentirme bien, gracias John.—

—No es nada, has sido la novia de..—

Pero John se detenía sin querer pronunciar el nombre de su amigo.

—Puedes decirlo.—dije.—

—Izan.—susurró su nombre, pasó su mano por su nuca incómodo.— No quería mencionartelo.—

—No te preocupes.—dije negando lentamente.—

—¿Le has.. Le has superado ya?—

Respire profundamente por aquella respuesta y Jotn balbuceo.

—Olvida la pregunta.—se me quedo mirando a los ojos y volvió a sonreír.— ¿Quieres tomar un helado?—

—Vale.—

La InsatisfechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora