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Ya eran diecinueve horas en las que el Profesor no llamaba.—

Las cosas ya se estaban poniendo tensas, sin nadie fuera, ellos no podían saber si en algún momento entrarían los policías a armar una guerra y eso era exactamente lo que nadie quería.

—Han atrapado al profesor.—dice Tokio viendo atentamente a la televisión— tenemos que...

El profesor aparecía en la televisión, junto a la casa de Toledo y rodeado de los investigadores, puesto a que no se había comunicado, todos hablan supuesto que lo han capturado.

Grave error, aquella mente maestra estaba cuatro pasos más adelante de todos, se había infiltrado como "pareja" de Raquel, teniendo en vivo y en directo lo que estaban tratando de obtener de aquella casa, huellas.

 Lastima que días anteriores el haya puesto objetos con las huellas que ellos ya tenían, Berlín, Tokio y Río, era una gran distracción para que perdieran su tiempo allí, cosa que beneficiaba a todos los que estaban en la fábrica.

—Estamos en una puta ratonera.—dice Tokio— tenemos que activar ese plan de una puñetera vez Berlín, tene...

—Aquel plan es irse sin nada de aquí —dice él— no hemos llegado hasta aquí por las puras, el profesor tiene un poco más de cuatro horas para llamarnos, yo no quería preguntarlo, pero dadas estas situaciones, ¿quién sigue creyendo en el profesor?

Moscú, Helsinki, Nairobi y Berlín tenían aquella esperanza a que el profesor llame en ese corto plazo de horas.

Tokio, Río y Denver, ya lo habían perdido.

Solo faltaba London.

—¿Sigues creyendo en el profesor London? —cuestiona Berlín— pien...

—Tengo fe que dentro de las horas que faltan, el Profesor va a llamar —dice ella— sé que están desesperados por todo lo que ha pasado, pero el profesor va a llamar, solo esperemos...

Eso había puesto en ventaja a no hacer algo que tarde o temprano se arrepentirían de haberlo hecho, pero el tiempo iba aumentado.

Veinte horas y no tenían contacto con el Profesor, Tokio, Río y Denver ya no podían esperar mas.

Berlín y London se encontraban dentro de aquella habitación desordenada, tratando de pensar en qué podían hacer, no eran tontos, y es que cada timbrada los ponían nerviosos, cada hora cambiaba sus destinos.

Helsinki había hecho lo que tenia que hacer, lo que hacen los soldados en la guerra, lo que haces con un animal para no verlo sufrir, sin odio, como un acto de humanidad.

Aquel trío entra sorpresivamente a aquella habitación donde se encontraba la pareja, seguido a eso levantan sus armas y les apuntan a la cabeza, los sobresaltan y hacen que reaccionen de la misma manera, pero tarde o temprano, acaban bajando sus armas, los superaban en número y nadie quería acabar con una bala entre las cejas.

Tokio también había hecho lo que tenía que hacer, no por odio, sino como un acto de humanidad, al fin y al cabo, ¿qué hay más humano que intentar sobrevivir?

—No es necesario que nos aten —rechistó London desesperada— Denver no por favor, no quieres hacerlo, tú no...

Él niega y sujeta bien las manos de London, ella suspira resignada y mira con odio a Tokio.

Su semblante cambia cuando ve lo que ella tiene en sus manos.

—¿Ves esto Berlín? —dice Tokio mostrándole el frasco con su medicina— Son tus días de vida, parece mentira que una cosa tan valiosa se guardara dentro de algo tan frágil.

ʟᴏɴᴅᴏɴ  [La Casa de Papel] - BERLÍN  #WATTYS2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora