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Palermo -suena la radio- Palermo es urgente.

Soy yo Profesor -dice la muchacha posando aquella radio en sus manos- para que soy buena.

-¿Cómo esta Palermo?- dice el hombre preocupado.

Operativo señor -dice él esta vez levantándose del sillón- ¿Qué pasa profesor?

Escúchenme todos muy bien -dice el Profesor- han descubierto que los tenemos pinchados, hay que apresurar todo pero sin perder la calma.

La calma la tienes tú que estás dentro del furgón -dice Palermo y chasquea su lengua nervioso- nosotros tenemos a todo el ejercito de España fuera sin saber a qué hora entrarán.

¿Cuánto nos falta? -dice London interrumpiendo- ¿Cuánto tiempo tenemos profesor?

Catorce minutos -dice esta vez Lisboa desde la otra línea-nos han jodido bien y lo saben, el cabrón de Tamayo se va a saltar todos los protocolos.

¿Eso qué significa? -dice London expectante a aquella respuesta- joder...

-Eso significa que entraran ahí apenas aquellas puerta estén abierta -dice Lisboa.

-¿Entonces no tenemos otra alternativa que usar el Delfín? ¿no es así? -pregunta Palermo-

Exacto -responde Lisboa de la otra línea- ¿Lo tienen ahí?

Justo aquí -dice London viendo- ¡Venga todos! ¡traigan al Delfín!

Una vez dentro, la pregunta es -dice el Profesor- ¿Cómo nos vamos a comunicar? Palermo ven ahí un momento.

Viajemos en el tiempo -dice Palermo- Mil novecientos cuarenta y uno, fabricación inglesa, con aparatos así, la BBC transmitía desde Gran Bretaña a todo el mundo, Onda corta, damas y caballeros -chasquea su lengua- no hay tecnología que pueda inhibir  una frecuencia así.

-Con esto nos va a escuchar todo quisqui- dice Nairobi jugando con el lápiz en sus manos.

Efectivamente Nairobi -dice Palermo esta vez- Cualquier pelotudo con Walkie-talkie lo va poder hacer, ahora, de ahí que nos puedan entender, ese es otro cantar -dice y saca más chatarra de  abajo de aquella mesa-  Codificaciones informáticas  ¿eh? Tanto en la emisión como en la recepción y no van a ser sencillas, le vamos a meter dos mil trescientos capas, ya pueden venir millones de chinos toca huevos que no nos podrán descifrar  NUNCA  -dice y camina por aquel estrecho espacio- Los vamos a tener ahí, quitando capa tras capa, cagándose en nuestras madres, cien cerebritos, desesperados -dice caminando devuelta al profesor-  Un dispendio publico armado para nada, porque a cada llamada que hagamos, le vamos a meter dos mil trescientos capas más, llamada... cifrado, llamada... cifrado.

Muy bien -dice London paseando entre el estrecho pasillo que les brindaba los rehenes- quiero a todo el mundo con los chalecos y las caretas puestas en dos minutos -chasquea su lengua- también les entregaremos armas -ríe- falsas, no se emocionen.

¡No se lo pongan! -dice uno de ellos- Nos van a utilizar como escudo humano.

Joder mira -dice London acercándose a él- Denver tenemos a un nuevo Arturito.

El ya mencionado ríe y mira otra vez al rehén.

-¿Como te llamas? -pregunta ella viéndolo fijamente.

-Miguel señorita -dice él con un notorio nerviosismo en cada palabra.

Me presento soy London -dice ella- ¿Sabes? ¿Qué parte no has entendido de que debes ponerte el chaleco? ¡Póntelo de una puta vez! ¡Se acabo el show! ¡Quiero las dos filas! ¡Cagando leches! ¡Vamos!

ʟᴏɴᴅᴏɴ  [La Casa de Papel] - BERLÍN  #WATTYS2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora