Capitulo 8

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Culparía al alcohol más tarde. 

Beelz se miraba a sí mismo en el nuevo espejo de la habitación; una nueva suite en un hotel; no era menos lujoso que el primero pero a decir verdad le gustaba más, sobre todo por las ventanas y el balcón que Gabriel se negó a ver, ninguno estaba allí por la vista de todas formas y aunque a Beelz le aterraban las grandes alturas, le agradaban las luces multicolores y el sonido de los autos. Allá abajo no había más que lamentos y uno que otro grito a pesar de tener a grandes compositores, su espíritu se había roto como sus melodías, por eso allá abajo no había música, ni arte si a eso vamos, tenían a los artistas pero no el corazón que habían puesto en sus creaciones. Beelz se limitaba a estar conforme con ello, sobre todo porque era un demonio y el arte no debería ser un conflicto para él; había matado, torturado, poseído pero... Cuando subía a la tierra era diferente, más ahora cuando el rango de príncipe ya no estaba inmerso en su nombre. Quizá nunca fue príncipe de todas formas, nadie se inclinó ante él de sus compañeros a menos que suplicaran piedad, nadie le exigió portar corona y nadie le dio el trato más allá de un superior, quizá ni siquiera anhelaba ese trato. Se tomó la libertad de llegar a la conclusión de que habría golpeado a cualquier inepto que se atreviera a hacerle una reverencia.

Se miró unos instantes y tocó las cicatrices, un poco de la sustancia que emanaba de vez en cuando de ella quedó entre sus manos. Las cicatrices del rostro no eran las únicas que tenía en su cuerpo, varias se extendían como una enramada en el pecho, la espalda y en los muslos, aunque prácticamente siempre estaban cubiertas con ropa. Pensó en algo más moderno, un conjunto similar al que llevaba Crowley, le gustó a excepción de los pantalones ajustados que lo incomodaban, cambió a algo más formal, una réplica en negro de lo que usaba Azirafel, se rió con los resultados, le gustaba de hecho pero no tanto como para salir vestido de ese modo... Quizá... Con un chasquido las mangas se volvieron más largas y llenas de adornos, el pecho de la camisa comenzó a ondularse una y otra vez sobre sí mismo creando bellas ondas de blanco que parecían espuma, el negro fue oculto en un tono de gris-azulado que recordaba al cielo de las tormentos y al mar invernal, el cabello comenzó a crecer en varias capas y a anudarse en un moño apretado que dejaba ver en algunas partes mechones libres, rió aún más fuerte ante la imagen que el espejo le mostraba: una versión de sí misma vestida como parte del otro bando. 

-Sigo siendo más hermosa que tu- se dijo imaginando que el espejo no era nada menos que Miguel -Yo sigo siendo más fuerte que tú- el efecto del alcohol la hizo marearse. 

-¡Beelz!- gritaron desde afuera por encima de los truenos y la lluvia. -No me importa lo que estés haciendo...- Beelz salió ante la vista nublada del ángel que ahora comprendía el gusto por el vino. Lo que vio lo hizo soltar una exclamación de sorpresa. Beelz yacía llenando un traje que él conocía bien a fuerza de verlo. 

Sostuvo la mirada unos instantes ante su persona, no era más alta que un arcángel por supuesto, ni más voluminosa que algunos demonios y sin embargo ante él se habían arrodillado pidiendo misericordia miles y a él habían acudido miles de almas para obtener sus favores... Y ahora estaba delante del arcángel, son las mismas marcas en el rostro pero se veía casi "celestial" La imagen le agradó al inicio pero con el tiempo empezó a disgustarlo. Beelz giraba mientras el radio sonaba de fondo 

-¿Quién tiene a Jackson?- preguntó Beelz aturdida y sin dejar de "bailar" con la música de fondo. Gabriel empezó a reír. 

-No lo sé, ese no es mi departamento- ambos empezaron a sonreír -El gris no te queda. 

-Oh, cállate, apuesto que en Miguel te gusta mucho- dijo ella sin dejar de sonreír, el alcochol le aligeraba incluso los sentimientos, esos extraños donde anhelaba quitar lo que no era suyo. 

Demasiado bueno para ser verdad (Beelz x Gabriel Good Omens)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora